miércoles, 30 de octubre de 2013

Envejecer


Envejecer

 

 El ser humano desde que nace, está abocado hacia la muerte que sucederá más tarde o más temprano. Llega a la vida en un estado de indefensión, y si no fuera por la protección que le prodigan sus progenitores, moriría sin remedio a las pocas horas. A diferencia de los animales, que comienzan a andar en muchas especies a los pocos minutos de nacer y a tener cierta autonomía a las pocas semanas, la dependencia del ser humano se prolonga durante muchos años. En nuestra especie, a través de la evolución, se ha desarrollado nuestro cerebro, dando lugar a la inteligencia que, de alguna forma, nos hace dominar el mundo. Sin embargo, hemos ido perdiendo otras funciones que ya no nos son tan necesarias para la supervivencia: tenemos peor olfato y peor vista que la mayoría de los animales, somos más lentos corriendo, menos intuitivos, etc.
Se puede cifrar en más de diez años el tiempo en que el ser humano va a necesitar de sus padres de forma muy determinante para su supervivencia, al menos en el momento actual en que el desarrollo tecnológico y el tipo de vida, hacen a nuestra especie cada vez más dependiente en la época infantil; los niños de hace cien años y los pertenecientes a sociedades muy primitivas, tienen más recursos para enfrentarse a la naturaleza. El proceso de maduración del organismo para adaptarse al medio y alcanzar su plenitud, todavía seguirá hasta los veintidós o veinticinco  años. Se puede decir que a partir de los treinta comienza la involución. Se irá haciendo notar “el desgaste” que, poco a poco, afectará a todo su organismo y que en su progresión, no se va a detener; le va hacer más vulnerable ante distintas causas que tarde o temprano van a vencerle y le van a llevar a la muerte.
Hay que entender pues, que durante unos años esa máquina que es nuestro cuerpo se va a ir perfeccionando hasta llegar a un máximo grado de maduración, para después ir deteriorándose progresivamente. Esto no es del todo cierto, pues como se ha comprobado, incluso en la infancia si están presentes determinados componentes genéticos, existen ya ateromas en las arterias propios del proceso de envejecimiento.
Aspectos del envejecimiento, son considerados por no pocas personas, como enfermedades, cuando son simple consecuencia de ese deterioro progresivo de nuestro organismo. Lo mismo que envejece nuestra piel, lo hace el resto de nuestro organismo aunque no lo veamos. Por ejemplo es normal el deterioro de las articulaciones con artrosis y molestias por poner un ejemplo. Esto no quiere decir que no debamos buscar alivio, pero considero que es importante el concepto. 
Ángel Cornago Sánchez
 

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