domingo, 27 de octubre de 2013

Nuevo día. Reflexiones para la vida cotidiana


Nuevo día

Cuando nos levantamos de la cama por las mañanas es difícil que lo primero que percibamos sea una sensación de bienestar. Lo normal es que nos sintamos somnolientos, con el cuerpo entumecido y con cierta resistencia a comenzar el nuevo día, cuando no, de mal humor. La reconfortante ducha y el café del desayuno, nos ponen en la tensión suficiente para afrontar el nuevo día con sus retos. Es la vida cotidiana, la que se presenta ante nosotros una jornada tras otra. Esporádicamente habrá hechos puntuales que otorgarán a ese día una significado especial y nos producirán vivencias singulares, pero lo habitual, serán vivencias más o menos universales y rutinarias llevadas de forma subjetiva.
Los ámbitos en que nos desenvolvemos cada día, son para la mayoría de las personas los mismos: la familia, el trabajo, las aficiones…también lo sugerentemente prohibido (no me refiero a lo ilegal). En esos marcos nos vamos a sentir: vulnerables ante muchas circunstancias, reforzados y fuertes ante otras, felices, desgraciados, enamorados, traicionados, sujetos a poderes, ostentando poder, aunque solo sea sobre nuestros hijos. Nos vamos a sentir con salud, enfermos, vamos a sentir admiración, envidia, amor, odio... Nos vamos a sentir tristes o vamos a reír a carcajadas. Vamos a no creer en el más allá o vamos a buscar nuestra trascendencia en momentos de crisis.
De este mar de sensaciones, vamos a sentir probablemente todas en algún momento de nuestra vida, muchas de forma frecuente, la mayoría de forma cotidiana. Van a dominar más unas u otras, dependiendo de nuestra estructura psicológica potenciada por la educación sobre todo en la infancia. Después van a influir de forma determinante las circunstancias, que parte van a ser debidas al azar, pero otras las habremos buscado mas o menos conscientemente dependiendo en definitiva, también, de nuestra forma de ser. Después, durante nuestra vida, la forma de enfrentarnos a todo lo que nos toca vivir, las vivencias y las enseñanzas, junto con la reflexión, va hacer que vayamos acumulando un bagaje que con los años nos permita ser expertos en pragmática de la vida, y que tal vez permita que nos sintamos cada vez, si no más felices, más equilibrados, si hemos sabido asimilar y aceptar las circunstancias vividas, el proceso de declive y envejecimiento.
Ángel Cornago Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Libre