LAS CREENCIAS
Recientemente, se ha
debatido sobre conveniencia de la laicidad o no de los estados. Disponemos de
poco espacio para razonamientos, pero baste decir, en mi opinión, que en una
sociedad multicultural, el Estado debe ser laico. Otra cosa muy distinta es que
a los colegios que no sean públicos, se les obligue a no impartir las
enseñanzas que profesen o a que retiren los signos o emblemas de su religión,
siempre que ese centro educativo, respete los principios de convivencia y no
sirva apara alimentar ideas extremistas. Los colegios públicos deben ser láicos. Todos los colegios, también los
públicos, además de respetar las creencias de sus alumnos, deben formar en
derechos fundamentales y no en adoctrinamientos sectarios. Se debe educar en
valores universales, de respeto, convivencia, solidaridad, justicia social, esfuerzo,
trabajo bien hecho…, es decir en algo que trasciende lo meramente material y
utilitarista. Por supuesto los padres son los máximos responsables y garantes
de lo que desean para sus hijos, y sólo debe intervenir el Estado cuando se
conculquen derechos o deberes universales.
Nuestra vida es algo
más que materia. Somos, además de razón, sentimientos, sensaciones que nos
llevan a trascender de lo meramente físico y de lo meramente individual.
Necesitamos emocionarnos ante los afectos, ante el arte, ante las maravillas
del mundo, sentirnos solidarios con nuestros semejantes, regirnos por códigos
éticos que no están escritos pero que todos sabemos que debemos cumplir,
excepto en la sociedades decadentes en valores, como puede ser la actual. Necesitamos
tener valores arraigados, ser críticos con los poderes de turno, tener ideales
individuales y sociales. Esto no es religión, lo debemos sentir
independientemente de que seamos o no creyentes. Sería trascender de lo
material y de lo meramente individual. Sería parte de lo que podemos llamar espiritualidad,
que no es sinónimo de religión.
Hay muchas personas
que además, su espiritualidad la apoyan en creencias de una religión
determinada. El problema es que las religiones se han utilizado, en muchos
momentos de la historia, para tener controlado al ciudadano o para conseguir o
mantener poder. Es la perversión de las religiones. Bien enfocadas, sin
fundamentalismos, sirven de consuelo y ayuda en los momentos malos que a todos
nos toca vivir. Como ejemplo, se ha demostrado que los pacientes terminales
llevan mejor los últimos meses de sus vidas si tienen creencias.
Las personas que profesan
una religión, salvo excepciones, asimilada de forma correcta, no hacen daño a
nadie por el hecho de ser creyentes. Las religiones que predican valores de
respeto y convivencia, la no violencia, valores sociales…, como el
cristianismo, los creyentes, si cumplen sus preceptos, serán buenos ciudadanos
y, además, les permitirá en muchos momentos de sus vidas afrontar los
sinsabores de forma más llevadera.
La vida no es solo materialismo. El tener valores también es ser creyente, aunque no se profese una religión determinada.
Ángel Cornago
Sánchez
Al leer tus opiniones me identifico completamente con lo que escribes. No ahora, sino hace años, me preguntaba si realmente era una persona creyente o no. La contestación me la has señalado tu, me considero una persona espiritual, que como bien apuntas aunque tenga vinculos con la religión, no tiene por que estar relacionada.
ResponderEliminarHe disfrutado leyendo este post, que comparto plenamente.
Gracias