SALUD
Estamos acostumbrados a asociar el estado de salud, a una situación en
que no tenemos ningún padecimiento físico. Este concepto es parcial, por que el
ser humano no es sólo funcionamiento mecánico y bioquímico, es, además,
vivencias psicológicas: sentimientos y sentido de grupo que le lleva a formar
parte de diversos conjuntos sociales, necesarios para su bienestar. Todos estos
aspectos son intrínsecos a su existencia, por eso definimos la salud, según la
OMS, como
“estado de bienestar óptimo físico,
mental y social y no sencillamente la ausencia de enfermedad”. A pesar
de que es un concepto teórico y poco ajustado a la realidad, esta visión es importante porque incluye todas las causas que hace que el ser humano sienta
algún tipo de padecimiento. Al mismo tiempo, es teórica y poco realista, porque es
muy difícil que nos encontremos de forma más o menos prolongada, sin ningún
padecimiento físico, psicológico, o social, y no siempre se podrá decir que
carezcamos de salud. El estado habitual es que tengamos alguna preocupación, en
ocasiones incluso importante, alguna molestia física, sobre todo a partir de
determinada edad, o algún problema en nuestro entorno social, y no por eso
deberemos decir que estamos enfermos, si dichas alteraciones las tenemos
controladas y no alteran nuestra vida de forma importante. La investigación sobre la presencia de
síntomas físicos o psicológicos en la población en diversos estudios, concluye
que entre el 85-90% refiere algún síntoma físico o psicológico. Podemos
concluir pues, que hay entre la población “sana” una presencia importante de
sintomatología física y psicológica, pero ni por ellos mismos ni por su entorno,
son considerados enfermos.
También es cierto que en nuestro momento histórico está sobrevalorada la salud. Muchas personas toleramos mal pequeñas molestias, lógicas a determinada edad o en determinadas circunstancias. Sobrevaloramos la belleza, el cuerpo atlético y bien formado, la juventud, la vida despreocupada y placentera, la superficialidad, aspectos todos que no aseguran una buena salud mental, o al menos un equilibrio psicológico. Antes al contrario, la vejez va a llegar, tal vez la enfermedad, y no todos ni todas vamos a conseguir ese canon de belleza que estamos acostumbrados a admirar e incluso queremos imitar. Es necesaria la aceptación de nuestras limitaciones. Si no, se puede producir mucha infelicidad.
Ángel Cornago Sänchez
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