Ritos y
símbolos.
Nuestra generación tuvimos claro que aquello era ficticio,
que detrás de aquellos conceptos, de aquellas actitudes, de aquellas
ceremonias, había fundamentalmente un intento de manipular y de dirigir a la
mayoría. Identificamos los símbolos y los ritos con la mentira y con la
opresión. Sentimos que aquello había que cambiarlo y sustituirlo por otras
ideas, más sociales, más humanas. Pero los ritos y los símbolos quedaron
devaluados como reflejo condicionado a la situación que nos tocó vivir.
Pero, no cabe duda que cumplen un papel importante. Para
cerciorarnos solo tenemos que leer la historia y observar los países del mundo.
Este proceso es irracional y emotivo, pero necesario. Una bandera es un trozo
de trapo, pero simboliza lo que por consenso hemos decidido otorgarle. Es un
mecanismo de unión de los grupos sociales, desde los equipos de futbol,
asociaciones y, sobre todo, países y naciones, desde los grupos sociales más
primitivos hasta los más poderosos, desde las religiones a los poderes
económicos y políticos. Todos tienen su emblema y bandera.
Los símbolos y los ritos son necesarios, no basta con una
ideología justa, ni con una información de los contenidos reflexiva para que
cada cual los asimile. La pedagogía de este primer proceso es racional y
necesaria, basada en la información y en la reflexión. Pero como seres sociales
que somos necesitamos unirnos para defender objetivos comunes, sobre todo
nuestra supervivencia como grupo social, como nación y debemos hacerlos bajo un
emblema, una bandera que todos respetemos. En nuestro país este concepto
también está en crisis. Uno más entre tantos aspectos, junto con la corrupción
generalizada.
Los partidos políticos tienen, entre otras, dicha
responsabilidad: unificarnos alrededor de símbolos que sean comunes a todos y
que a todos nos representen. Es fundamental la bandera y la idea de patria. Hay
que reforzar nuestro grupo social. Ambos no se deben identificar con la
dictadura. Deben dejar de utilizarlos como arma arrojadiza. Si es preciso, que
negocien y pacten para crear los símbolos que representen a todos, sustentados
por los ritos correspondientes, en defensa del grupo social al que
pertenecemos. La razón unida a la emoción refuerza la cohesión. Es un poderoso
mecanismo psicológico utilizado desde siempre, aunque no debe basarse solo en la emoción.
Es uno de tantos aspectos que necesita corregir este país. También otros.
El artículo no tiene relación con el tema de Cataluña y el País Vasco
El artículo no tiene relación con el tema de Cataluña y el País Vasco
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