miércoles, 15 de enero de 2014

Enfermedades psicosomáticas


 

            Enfermedades psicosomáticas.

 
           Dentro de las causas que provocan enfermedad,  unas son muy concretas, otras, aunque desconocidas, nadie duda de que el paciente está enfermo por los síntomas y lesiones que presenta, pero existen otras, en las que ni los síntomas tienen entidad clínica, ni se acompañan de alteraciones demostrables. Me parece importante resaltar esta forma de enfermar. En la práctica clínica nos encontramos, con frecuencia, después de diversos y a veces numerosos estudios, con el diagnóstico de enfermedad psicosomática.
          Tienen como característica: a) El ser de difícil diagnóstico, al que generalmente se llega por exclusión de un trastorno orgánico después de múltiples exploraciones. b) El ser consideradas por los médicos como de poca entidad, a pesar de que hacen sufrir mucho a los pacientes. c) Éstos a su vez, a menudo, las identifican con “no tener nada”, tal vez por falta de las adecuadas explicaciones; en consecuencia, se sienten incomprendidos al no encontrar justificación a sus síntomas. d) Además, son de tratamiento difícil.
Existen discrepancias sobre el concepto de enfermedad psicosomática: desde los que consideran que enfermedades psicosomáticas son todas, ya que cuando el ser humano enferma lo hace de forma unitaria, sufriendo su psique y su soma, hasta los que consideran, en mi opinión erróneamente, que estas enfermedades son imaginarias. Habitualmente entendemos por tales, aquellas que se manifiestan por síntomas que son vividos como físicos pero cuya causa es psicológica. Esta situación, mantenida, según muchos autores puede llegar a ocasionar lesiones orgánicas.

Tienen como características más importantes: 1) Que son muy frecuentes. 2) Que se manifiestan por síntomas físicos sin poder demostrar una alteración estructural o bioquímica que los justifique. 3) Que se acompañan de trastornos psicológicos a veces muy difíciles de verificar. 4) Que generalmente el paciente no es consciente de que padece un problema psicológico sino físico, por lo que acude al especialista organicista correspondiente.

 Los propios pacientes se niegan frecuentemente a admitir una causa psicológica, pues la somatización, al fin y al cabo, es un mecanismo de defensa. Produce menos sufrimiento presentar un dolor pseudorgánico, que enfrentarse a un conflicto psicológico de difícil solución.

La incidencia es alta.  Según A. Haynal.- W. Pasini[i]: Del 20 al 50 % de las consultas de un médico de medicina general o de un especialista en Medicina Interna son pacientes psicosomáticos. Según la O.M.S., el 10 % de los pacientes que se ven en las consultas de Medicina General, son enfermos depresivos; esta proporción parece ir en aumento. Sólo un 5-10% de los problemas de salud mental, son vistos por especialistas (psicólogos o psiquiatras.) El resto acude al médico de Medicina General o recibe ayuda profana (Guimon 1983.)

Vemos pues, la gran proporción de enfermos con trastornos vividos como físicos cuya causa es psicológica, que acuden a pedir ayuda a profesionales sólo preparados en medicina orgánica y que, en general, no son capaces de tratarlos de forma eficaz.

Debemos dejar claro que el trastorno psicosomático “se siente”: el paciente no se imagina los síntomas, sino que los percibe del mismo modo que los orgánicos. Las lesiones de las estructuras son las que diagnosticamos con cierta facilidad, teniendo muchos más problemas para diagnosticar las enfermedades psicosomáticas.

También es cierto que, a veces,  enfermedades graves se pueden manifestar al principio por síntomas psicosomáticos. En la práctica clínica es muy importante hacer una muy buena medicina orgánica, con buena preparación de los profesionales, utilizando los medios diagnósticos necesarios, teniendo en cuenta las vivencias psicológicas del paciente y teniendo empatía y comprensión con sus vivencias y sus temores. En toda enfermedad, aunque sea fundamentalmente orgánica, hay un componente psicológico que los sanitarios no debemos dejar de valorar y tratar.

Continuaré con estos temas.

 

Ángel Cornago Sánchez. De mi libro “Para comprender al enfermo”

 



[i] A. Haynal-W. Pasini. Manual de Medicina Psicosomática. Toray-masson. 1980

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