domingo, 19 de enero de 2014
Somos frecuentemente "poses"; y, algunos, "solo poses."
Vulnerabilidad del ser humano
Hemos llegado a la luna, estamos camino de Marte, el
trasplante es una intervención rutinaria, la terapia y la investigación
genética prometen avances espectaculares en un progreso de vértigo, que no nos
da tiempo de ir asimilando. Pero, dentro de esta vorágine, tal vez estamos más
solos que nunca. El tipo de sociedad que nos está tocando vivir, nos lleva a la
competitividad, al consumo, en general a una vida vacía de contenidos que, a la
larga, nos va a producir mucha infelicidad o, al menos, nos va impedir tener
las herramientas necesarias para afrontar el fracaso, la decrepitud, la
enfermedad, la soledad y la muerte. En el ser humano, individualmente, influyen y actúan una serie de
factores que van a quebrar nuestra seguridad tanto física como psicológica, que
nos van hacer sufrir y van a originar que desaparezca ese halo de fuerza y de
omnipotencia que a veces nos acompaña, y que la sociedad, en este momento, está
trasmitiendo como del triunfador social. No deja de ser una pose. Todos somos
conscientes de nuestra propia debilidad, manifestada y vivida en numerosas
ocasiones, yo diría que casi diariamente, y en momentos, de forma especialmente
acusada. Pasamos periodos de inseguridad y de angustia en el trabajo, en
nuestras relaciones personales, en nuestra vida familiar, por problemas
económicos, por amenazas a nuestra salud o la de nuestros seres queridos, por
nuestras propias inseguridades y contradicciones. Nuestra realidad, o al menos
una parte importante de ella, es la que observamos cuando nos despojamos de
todos los artefactos con que nos relacionamos habitualmente. Entonces, somos
conscientes de nuestra propia debilidad, en definitiva de nuestra
vulnerabilidad. Vulnerabilidad significa fragilidad, precariedad.La vulnerabilidad se podría definir, como la
labilidad del ser humano frente a un agente agresor, o que se vive con agresor, real o imaginario, frente a las propias vivencias, frente a circunstancias adversas,
incluso a circunstancias consideradas por otros como normales. Hay un
componente subjetivo importante en el hecho de sentirse vulnerable.
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