Los beneficios
de la enfermedad.
Ángel Cornago
Sánchez
La enfermedad, habitualmente produce dolor, sufrimiento, a veces amenaza
la vida, e incluso lleva a la muerte tarde o temprano. Puede ser aguda, y con frecuencia enfermamos
de forma crónica conforme vamos teniendo edad, con carencias más o menos
importantes. Vamos a convivir con la enfermedad o con la amenaza y, desde luego,
sabiendo que la muerte es segura.
En general, la enfermedad produce preocupación y una serie de
inconvenientes que suelen impedir llevar una vida plena y, la reacción habitual,
es cuidarse, llevar los tratamientos indicados, en definitiva intentar curarse
para poder reintegrarse al estado de salud.
Cuando enfermamos, precisamos cuidados especiales. En general, la
enfermedad nos impide hacer nuestra vida habitual, por eso debemos estar de
baja laboral y precisamos cuidados hasta que recuperamos nuestras capacidades.
Pero no siempre es así. Hay un número “reducido” de personas que alargan
las bajas laborales e incluso simulan dolencias, para poder disfrutar del
sueldo sin trabajar. Este es el caso más conocido de aprovecharse de la teórica
situación de enfermo, que en realidad es un fraude. Defraudan a todos los
cotizantes. Por otra parte, debo dejar claro, que aun con este pequeño
inconveniente porque el número es reducido, debe ser un derecho social
irrenunciable, aunque hay que controlarlo.
Pero se dan otros beneficios más sibilinos que produce la “enfermedad”.
Suele suceder con enfermedades reales, más o menos crónicas, y los utilizados
suelen ser los propios familiares, los propios cuidadores. El paciente en
cuestión, se acostumbra a una serie de prerrogativas y cuidados, que en muchos
casos podrían realizar ellos sin ayuda, o podrían contribuir a pequeñas tareas
en la casa, pero adoptan el estatus de enfermo con todas sus consecuencias.
Esto es negativo para el propio paciente porque se aferra al beneficio
que le produce la enfermedad de no hacer o no contribuir a determinadas tareas,
que recaen en otras personas generalmente familiares, y le impide progresar en
sus capacidades. Los cuidadores, en muchos casos no son conscientes de que
están siendo utilizados y, a veces sometidos.
También hay casos, que detrás de quejas repetidas hay una llamada para pedir atención o cariño que no se atreve a pedir abiertamente.
También hay casos, que detrás de quejas repetidas hay una llamada para pedir atención o cariño que no se atreve a pedir abiertamente.
Casos llamativos son las llamadas “neurosis de renta”. Se trata de
pacientes anclados en los síntomas de su teórica enfermedad que les producen
beneficios importantes, y que, consciente o inconscientemente, no están
dispuestos a mejorar, porque prefieren vivir los beneficios que les produce el
estatus de enfermo. Pueden vivir así durante años, y algunos toda la vida,
siendo una carga extremadamente dura para los familiares
El caso extremo son las personas que simulan una enfermedad para obtener
un beneficio concreto o los beneficios referidos.
Todas estas situaciones son difíciles de etiquetar para los sanitarios,
que pueden sospechar que se encuentran ante uno de estos casos, pero son
difíciles de demostrar.
Es un tema delicado. Etiquetar a alguien de uno de estos problemas y
equivocarse es aumentar su sufrimiento.
Detrás de estos comportamiento hay personalidades patológicas, pues para cualquier persona,
poder llevar una vida plena con sus obligaciones y beneficios, es mucho más
gratificante que llevarla limitada, aunque le suponga ciertas ventajas.
Ángel Cornago Sánchezneurosis de rentasimulador
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