El poder de la información
Ángel
Cornago Sánchez
Hoy
más que nunca, tenemos a nuestro alcance la posibilidad de acceder y adquirir
información de los temas más variados. Estamos en la época del conocimiento.
Hasta hace unos años, el único vehículo después de los estudios que cada cual
tuviera, eran los libros más o menos especializados, algo la televisión, la
radio, y poco más. Hoy en día el acceso a la “red” nos permite conocer, además
de los temas de enjundia que nos interesan, otros de lo más variados que pueden
atraer puntualmente nuestra atención. El desarrollo de internet es una
herramienta de un valor incuestionable.
Pero
no es oro todo lo que reluce. En la red hay conocimientos de calidad a los que
se puede acceder, pero también muchos que no cumplen ningún rigor. Para
publicar algo en la red, que se puede leer desde cualquier lugar del mundo, no
se exige un mínimo de calidad en el contenido, ni siquiera veracidad; cuando
no, son informaciones sesgadas por intereses. Por todo lo cual, es muy
importante elegir las fuentes a las que se acude, que sean de garantía, como
son las sociedades científicas, grupos o autores de prestigio o fiables por su
trayectoria, etc. El exceso de información puede dar lugar a cierto desconcierto, y exige elegir bien las
fuentes. En las redes sociales, hay muchos datos sesgados e interesados, que
hay que analizar con independencia y la mente abierta y crítica. Mucho cuidado
con las afirmaciones en las redes sociales (Facebook, twitter, etc., muchas de
ellas son interesadas y no están contrastadas, y algunas de ellas son
claramente falsas con la intención de intoxicar.
La
televisión es otro poderoso medio. Generalmente los programas sobre temas
concretos suelen ser de calidad y fiables, aunque a veces expresan opiniones
que hay que tamizar y contrastar. Si son de temas políticos, son sesgados, a
veces hasta límites que rayan la inmoralidad, y ponen en entredicho la
profesionalidad de los periodistas y reporteros, que están al servicio de las
ideologías de las cadenas que les pagan, que a su vez, pueden estar pagadas con
favores o dinero por los poderes correspondientes, y nos venden adoctrinamiento
bajo el epíteto de información.
Otro
aspecto a analizar son los anuncios que se presentan en televisión y en las
emisoras de radio como información sobre diversos productos y temas, uno muy
frecuentemente suele ser la salud. Muchos aportan datos claramente falsos, o
que no está contrastados, con el único fin de vender tal o cual producto. Es
inmoral, y la comisión que revisa los anuncios, no cumple con su obligación de
controlar que lo que trasmiten sea veraz. La finalidad es que el ciudadano
compre, pero nos engañan sobre las propiedades del producto en cuestión con una
puesta en escena equívoca, dirigida, no a informarnos verazmente del producto, sino a que
lo consumamos. Por supuesto, no todo es falso.
Considero
debemos ser críticos con lo que tratan de vendernos, sean ideas políticas o
productos. Internet, las redes sociales,
los medios de comunicación, tienen un poder incuestionable, que se pueden
utilizar y se utilizan para manejar al ciudadano.
Ángel
Cornago Sánchez
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