sábado, 30 de mayo de 2015

SIEMPRE HA HABIDO UNA MÚSICA DE FONDO EN NUESTRAS VIDAS.

La música.
 Ángel Cornago Sánchez
A lo largo de la vida, en las distintas etapas, siempre ha existido una música de fondo que ha acompañado nuestros momentos lúdicos, y también los de tristeza o melancolía. Cuando hoy escuchamos de nuevo dichas melodías reviven el estado de ánimo de aquel entonces.
De las primeras melodías que guardo recuerdo, son las que precedían a las noticias del “parte” de las dos y media de la tarde en mis primeros años en plena dictadura; en mi casa me obligaban a suspender mis juegos y a guardar silencio mientras de aquel voluminoso cajón con rejilla colocado en un lugar preferente de la cocina (entonces no había cuarto de estar), salía una voz contundente que todos escuchaban en silencio; mi padre, de vez en cuando intercalaba breves comentarios de desaprobación, lo que me hacía pensar que aquellos que hablaban no debían de ser amigos nuestros. A veces me hacían callar con más insistencia cuando las noticias tenían especial relevancia; generalmente los gestos de desaprobación y hasta de enfado, en esos casos se hacían más manifiestos, pero siempre a hurtadillas, con el enfado hecho susurro, a trompicones, no fuera a suceder que le oyeran los vecinos. Por la noche, en ocasiones, se ponían otras emisoras que luego supe ya en la universidad que eran Radio España Independiente y Radio París, que parecían gozar de la aprobación de mi padre por los comentarios que hacía como dándose la razón; dichas emisoras se escuchaban con mucha dificultad por la cantidad de ruidos y pitidos entre los que, de vez en cuando, se oía nítida la voz del locutor que no tardaba en desvanecerse de nuevo entre el maremágnum sonoro; se intentaba de nuevo recuperar haciendo mínimos movimientos con el sintonizador, pero lo habitual era que la audición fuera deficiente, sobre todo en los días de mal tiempo, por lo que muchas veces había que desechar el intento.
 La música es un estímulo sonoro cuyo impacto más o menos positivo depende, al menos en mi caso y creo que en el de la mayoría, de las sensaciones que desencadena la propia melodía: hay músicas que inspiran tristeza y otras lo contrario;  pero fundamentalmente depende de las vivencias que estemos experimentando en el momento de oírlas, así, cuando estamos melancólicos una melodía puede llegar a emocionarnos mucho más que en otra época en la que nos encontramos menos sensibles. También depende, de si es música conocida y está unida a recuerdos y sensaciones pasadas que vivimos en un ambiente o en una época determinada que nos impactó de forma especial; todos recordamos aquellas melodías de ritmo lento que bailábamos con nuestras novias adolescentes, unidas a unas maravillosas primeras y únicas sensaciones; hoy oímos la melodía y nos produce nostalgia.
Nunca he sido entendido en música, ya que no tuve ocasión de educarme en esa materia. Lo que más envidiaba de los niños de buena posición, era que tuvieran un tocadiscos en un sitio donde pudiesen escuchar discos cómodamente y, sobre todo, el que dispusieran de una estantería llena de libros. Yo, de mis ahorros, me iba comprando libros, en general de autores clásicos en ediciones modestas, que me hacían pasar momentos muy gratificantes en mi adolescencia y juventud.
Como decía, la música, o mejor dicho determinadas melodías, acompañaron las vivencias de cada época, unas por ser las melodías dominantes, y otras porque fueron el marco sonoro donde tuvimos determinadas vivencias que impactaron en nosotros; algunas reunían ambos requisitos.
Siempre me ha gustado la música de banda, cuando la oigo me produce un sentimiento de nostalgia que me recuerda tiempos pasados. La música de banda la asocio a los “conciertos” en la Plaza Nueva o en el Prado los domingos al mediodía, a los bailables por las noches en la misma plaza, a las fiestas de Santa Ana, a las procesiones y, en mi primera infancia a mi estancia en Los Fayos.
De mi adolescencia recuerdo con ternura la música de Pérez Prado, de José Guardiola, del Dúo Dinámico. Son melodías que van unidas a las primeras sensaciones afectivas con el sexo opuesto.
En fiestas alquilábamos un local que adecentábamos lo mejor posible, en el que teníamos bebidas y un tocadiscos con música donde llevábamos a bailar a las chicas que empezábamos a frecuentar. Los amores de adolescente los viví con una sensación permanente entre el gozo y el dolor, supongo que nada sano para establecer una relación, pero pienso que es algo propio de la edad; el enamoramiento era sublime, una mirada sostenida me hacía gozar de las sensaciones más maravillosas, y un gesto desdeñoso o un adiós indiferente me sumía en la infelicidad más absoluta. Aquellas relaciones estuvieron siempre sometidas a la severa educación religiosa que recibíamos en el colegio; para nuestros educadores todo era pecaminoso, y andábamos siempre debatiéndonos entre el pecado con ponzoñosas culpas y arrebatados arrepentimientos. Hoy en la distancia recuerdo aquellos “pecadillos” y culpas y no puedo menos que sonreír con cierta tristeza, pues los rígidos códigos morales nos impidieron establecer con naturalidad relaciones con el sexo opuesto.

Con aquella música sentí por primera vez próximo un cuerpo femenino, con aquella música experimenté por primera vez el sentir junto a mí a la chica de la que entonces estaba profundamente enamorado, sensación que por sublime, no se iba a parecer a ninguna otra. Hoy, cuando escucho una de aquellas melodías, sin necesidad de escarbar en los recuerdos, siento una sensación agridulce.
Ángel Cornago Sánchez. De mi libro "Arraigos, melindres y acedías". Edit: Trabe

lunes, 25 de mayo de 2015

EL SUFRIMIENTO.

EL SUFRIMIENTO
Ángel Cornago Sánchez

Es una palabra con un significado especial, no fácil de definir. Es un concepto que trata de trasmitir una vivencia profunda y compleja. Se trata de un intenso malestar que afecta a todo el ser. No es solo dolor físico, ni solo tristeza,  ni solo angustia ni ansiedad. Es un disconfort intenso que suele ser también físico, pero que fundamentalmente es psicológico y que afecta a los resortes sensitivos más profundos de la persona. La característica y el matiz especial y fundamental es: que es sin esperanza. Además, no sirve para nada, “no tiene ningún fin”. El dolor de un postoperatorio, aunque intenso, se sabe que pasará y que en todo caso es algo temporal para llegar a un bien, que es la finalidad para la que ha sido programada la intervención. Incluso, es algo admitido por la mayoría: todavía nos encontramos muchos enfermos que cuando les explicamos de una exploración que va a ser molesta e incluso dolorosa, nos dicen, “para hacer un bien hay que hacer un mal”. Cassel define el sufrimiento como “el estado de malestar inducido por la amenaza de la pérdida de integridad o desintegración de la persona, con independencia de su causa”. Chapman y Cravin definen el sufrimiento como “un estado afectivo, cognitivo y negativo complejo, caracterizado por la sensación que experimenta la persona de encontrarse amenazada en su integridad, por su sentimiento de impotencia para hacer frente a esta amenaza y por el agotamiento de los recursos personales y psicosociales que le permitirían afrontarla”[i]. En ambos casos incluyen “la amenaza” como causa de sufrimiento. Considero que “la amenaza” no es la causa fundamental de lo que estamos considerando como “sufrimiento”, sino que su característica principal es “la falta de esperanza”, sin ver salida de ningún tipo. La amenaza incluye por sí misma la posibilidad de que no se lleve a cabo y por tanto de cierta esperanza. Podrá provocar angustia, intenso estrés, pero no sufrimiento, según el concepto referido. Además de la falta de esperanza, va acompañado de sensación de indefensión, de imposibilidad de hacer frente a todo lo que se avecina. En todo caso, la sensación es subjetiva.
El prototipo de sufrimiento es el que se da en el paciente terminal: dolor físico, dolor psicológico y la seguridad de la muerte próxima. También se pueden catalogar de sufrimiento los padecimientos en el síndrome depresivo grave, en el que paciente siente una tristeza inmensa; en ocasiones percibe síntomas físicos que pueden semejarse a los del terminal, no tiene ninguna perspectiva de futuro, le da igual morir, incluso un diez por ciento de ellos se suicidan. La diferencia radica en que las depresiones no siempre son graves como para presentar toda la sintomatología referida y, además, en que existen medicaciones muy eficaces que conducen a la curación, y en poco tiempo las expectativas y los esquemas pueden cambiar radicalmente. También se experimenta sufrimiento cuando se acompaña a un ser querido durante la enfermedad terminal en su camino hacia la muerte. En el paciente terminal la “no esperanza” lo domina todo y además de soportar los padecimientos físicos, están sumidos en un estado de desánimo reactivo a su situación: dolores, proximidad de la muerte, apartarse de sus seres queridos... La no-solución lo invade todo.
La representación gráfica del sufrimiento, podría ser la imagen de un ser humano encorvado por la imposibilidad de soportar el peso de la situación, ante un horizonte infinito, anocheciendo, con la cabeza hundida entre los hombros, los brazos caídos y rodeado de una total soledad. El sufrimiento no tiene foco, afecta a todo el ser, se sufre en conjunto, físicamente y psicológicamente, siendo imposible de discernir. Si se intenta calmar sólo el dolor físico, lo habitual es que no se consiga; en todo caso puede aparecer el sopor y tal vez el sueño por agotamiento; es necesario influir también en la vertiente psicológica para mejorar su situación.
El sufrimiento en ocasiones es fuente de enseñanza. En la antigüedad la gente sabía que, a veces, nuestras lecciones más importantes se hallan en los momentos de mayor sufrimiento[ii]. Lo que no quiere decir que haya que buscarlo o regodearse en el. Hay que evitarlo… pero no siempre se puede. Hay hechos en nuestra vida que escapan a nuestro control y producen sufrimiento. En esos momentos, en ocasiones, se descubren aspectos en nosotros o en los demás, que nunca hubiéramos descubierto sin esa circunstancia. Escribe Kübler-Ross [iii] “Cuando nos enfrentamos a lo peor que nos puede ocurrir en cualquier situación, crecemos. En lo más terrible de las circunstancias, descubrimos lo mejor que hay en nosotros. Cuando damos con el verdadero significado de estas lecciones, descubrimos también vidas felices, llenas de sentido. No perfectas, pero auténticas. Podemos vivir la vida profundamente... Cuando se observa a los que luchan contra la enfermedad se percibe claramente que, para ver quienes somos, debemos deshacernos de todo lo que no es auténticamente nosotros”. El sufrimiento en el paciente terminal es alienante, y la actitud de los sanitarios debe ser intentar calmarlo o paliarlo.
Ángel Cornago Sánchez. De mi libro, "El paciente terminal y sus vivencias". Edit. SalTerrae



[i] Citados por Bayes. Psicología del sufrimiento y de la muerte. Martinez Roca 2001. p: 58 y 60
[ii] Kübler-Ross.. Kessler D. “Lecciones de vida”. Edc: Luciérnaga. Barcelona 2001 p: 17
[iii]  Kubler Ross. Lecciones de vida...      p:26, 27

lunes, 18 de mayo de 2015

LO PSICOSOMÁTICO, UNA FORMA DE ENFERMAR.

.LO PSICOSOMÁTICO, UNA FORMA DE ENFERMAR.

Ángel Cornago Sánchez

Dentro de las causas que provocan enfermedad,  unas son muy concretas, otras, aunque desconocidas, nadie duda de que el paciente está enfermo por los síntomas y lesiones que presenta, pero existen otras, en las que ni los síntomas tienen entidad clínica, ni se acompañan de alteraciones demostrables. Me parece importante resaltar esta forma de enfermar. En la práctica clínica nos encontramos, con frecuencia, después de diversos y a veces numerosos estudios, con el diagnóstico de enfermedad psicosomática.
Tienen como característica: a) El ser de difícil diagnóstico, al que generalmente se llega por exclusión de un trastorno orgánico después de múltiples exploraciones. b) El ser consideradas por los médicos como de poca entidad, a pesar de que hacen sufrir mucho a los pacientes. c) Éstos a su vez, a menudo, las identifican con “no tener nada”, tal vez por falta de las adecuadas explicaciones; en consecuencia, se sienten incomprendidos al no encontrar justificación a sus síntomas. d) Además, son de tratamiento difícil.
Existen discrepancias sobre el concepto de enfermedad psicosomática: desde los que consideran que enfermedades psicosomáticas son todas, ya que cuando el ser humano enferma lo hace de forma unitaria, sufriendo su psique y su soma, hasta los que consideran, en mi opinión erróneamente, que estas enfermedades son imaginarias. Habitualmente entendemos por tales, aquellas que se manifiestan por síntomas que son vividos como físicos pero cuya causa es psicológica. Esta situación, mantenida, según muchos autores puede llegar a ocasionar lesiones orgánicas.
Tienen como características más importantes: 1) Que son muy frecuentes. 2) Que se manifiestan por síntomas físicos sin poder demostrar una alteración estructural o bioquímica que los justifique. 3) Que se acompañan de trastornos psicológicos a veces muy difíciles de verificar. 4) Que generalmente el paciente no es consciente de que padece un problema psicológico sino físico, por lo que acude al especialista organicista correspondiente.
 Los propios pacientes se niegan frecuentemente a admitir una causa psicológica, pues la somatización, al fin y al cabo, es un mecanismo de defensa. Produce menos sufrimiento presentar un dolor pseudorgánico, que enfrentarse a un conflicto psicológico de difícil solución.
La incidencia es alta.  Según A. Haynal.- W. Pasini[i]: Del 20 al 50 % de las consultas de un médico de medicina general o de un especialista en Medicina Interna son pacientes psicosomáticos. Según la O.M.S., el 10 % de los pacientes que se ven en las consultas de Medicina General, son enfermos depresivos; esta proporción parece ir en aumento. Sólo un 5-10% de los problemas de salud mental, son vistos por especialistas (psicólogos o psiquiatras.) El resto acude al médico de Medicina General o recibe ayuda profana (Guimon 1983.)
Vemos pues, la gran proporción de enfermos con trastornos vividos como físicos cuya causa es psicológica, que acuden a pedir ayuda a profesionales sólo preparados en medicina orgánica y que, en general, no son capaces de tratarlos de forma eficaz.
Debemos dejar claro que tanto el trastorno psicosomático “se siente”: el paciente no se imagina los síntomas, sino que los percibe del mismo modo que los orgánicos. Las lesiones de las estructuras son las que diagnosticamos con cierta facilidad, teniendo muchos más problemas para diagnosticar las enfermedades psicosomáticas.
También es cierto que, a veces,  enfermedades graves se pueden manifestar al principio por síntomas psicológicos. En la práctica clínica es muy importante hacer una muy buena medicina orgánica, con buena preparación de los profesionales utilizando los medios diagnósticos necesarios, teniendo en cuenta las vivencias psicológicas del paciente y teniendo empatía y comprensión con sus vivencias y sus temores. En toda enfermedad, aunque sea fundamentalmente orgánica, hay un componente psicológico que los sanitarios no debemos dejar de valorar y tratar.
enfermedad psicosomática
Es un somero acercamiento al tema.


Ángel Cornago Sánchez. De mi libro “Comprender al enfermo” Ed. SalTerrae





sábado, 9 de mayo de 2015

ALCOHOL. CONSUMO RESPONSABLE

Alcohol. Consumo responsable.

Ángel Cornago Sánchez

En los dos artículos anteriores, he hecho referencia al alcoholismo como enfermedad de dependencia, y a sus consecuencias sobre la salud en los distintos órganos y sistemas. Ambos problemas, aparecen consumiendo cierta cantidad de gramos al día con asiduidad, y durante tiempo prolongado. Me voy a referir ahora al consumo responsable, entendiendo por tal, el que no nos va a producir efectos negativos, y nos va a permitir gozar de los efectos positivos que puede tener.
La cantidad para etiquetar este consumo como tal, debe ser  aproximadamente por debajo de los cuarenta grs. de alcohol al día (en la mujer la mitad), pero hay personas susceptibles que con esta cantidad pueden presentar síntomas de irritabilidad, incluso agresividad y embriaguez. En estos casos, las cantidades deben ser menores, e incluso deben abstenerse, pues son especialmente sensibles.
Una advertencia muy importante es que, para los que ya son alcohólicos aunque hayan dejado de beber, dichos criterios no sirven. En estos casos la abstinencia debe ser total y para siempre, pues la dependencia es muy fuerte y el alcohol se comporta como una potente droga que no permite pequeñas dosis.
Otro aspecto importante que atañe a todos, es que aun con consumo responsable, no se debe conducir, ni manejar máquinas, ni realizar trabajos de riesgo. No se debe beber en el embarazo, ni se debe dar a los niños aunque sea en pequeñas cantidades. Tampoco se debe beber en el trabajo. Ojo a la interacción del alcohol con medicamentos, sobre todo con tranquilizantes y con los que se utilizan en psiquiatría: potencian la acción.
El alcohol a pequeñas dosis, produce cierta euforia, favorece la desinihibición y una actitud positiva para la comunicación, por eso es frecuente tomarlo en momentos lúdicos, de reuniones familiares o de amigos.
Hay estudios que demuestran que una copa de vino tinto al día mejora el funcionamiento del corazón, baja la TA. (más de 40 grs/d. sube la tensión arterial). Parece prevenir el Alzheimer. Son estudios que pueden estar sesgados por intereses de los productores y que hay que seguir corroborando.
Resumiendo, el alcohol consumido de forma moderada y ocasionalmente, nos puede mejorar la actitud en esos momentos especiales que pasamos con amigos o con la familia, siempre que lo consumamos de forma responsable y no tengamos que asumir riesgos de conducción, etc. Consumir diariamente una o dos copas de vino al día, pero siempre menos de 40 grs., parece ser beneficioso, aunque se debe seguir confirmando con estudios sucesivos.
(De momento, con esto termino el tema del alcohol.)

Ángel Cornago Sánchez 

jueves, 7 de mayo de 2015

PROBLEMAS DE SALUD QUE PRODUCE EL ALCOHOL

Lesiones que produce el alcohol.

Recuerdo que el alcohol puede producir dependencia, lo cual ya es una enfermedad, enfermedades producidas por su ingesta que puede afectar a muchos órganos y sistemas que vamos a tratar aquí. En no pocas ocasiones la dependencia irá asociada a lesiones orgánicas, aunque no siempre.
Voy a repasar de forma somera los efectos que sobre la salud puede producir el alcohol sin entrar en detalles, por hacer un escrito que se lea fácil y no sea largo.
Recuerdo los "problemas sociales" que puede producir, que aunque no son de salud pueden ser tan graves o más en algunos casos: problemas familiares, problemas de tráfico, económicos, sexo de riesgo, accidentes laborales, absentismo laboral, legales (un % alto de delitos tienen relación con el alcohol). Suicidios…
Fases progresivas que se pueden producir después de una ingesta de alcohol más o menos importante: Euforia.Excitabilidad.Descoordinación.Sopor.Coma…Muerte. Durante o después de la ingesta aguda es cuando se producen muchos de los problemas sociales que he enumerado, fundamentalmente de tráfico, legales, sexo de riesgo, familiares, etc. También durante las frecuentes ingestas de los bebedores crónicos.
Bebedor crónicoSALUD Y ALCOHOL.
En general, son precisos a partir de unos 80 grs./d. en el hombre y 40 grs./d. en la mujer, aunque es variable. Es importante el tiempo de ingesta que, asimismo, es variable.
El alcohol afecta a diversos órganos y sistemas, la mayoría de las veces de forma solapada, sin apenas dar síntomas, de tal forma que, con frecuencia, no se reconocen como tales hasta que se hacen patentes.
- Alteraciones Psicológicas: Ansiedad. Depresión. Irritabilidad. Agresividad. Implicado 50% homicidios. Suicidios tasa de 9 a 22 veces más altas. Celotipia (celos infundados).
- Aparato Digestivo: - Esófago: trastornos de la motilidad. Reflujo. - Estómago: gastritis aguda. Gastritis crónica con metaplasia. Cáncer? - Intestino delgado: Diarreas. – Pancreas: Pancreatitis crónica. Pancreatitis aguda. – Hígado: Hígado graso. Hepatitis alcohólica, Cirrosis hepática.
- Sistema Cardiovascular: Disminuye la contractibilidad del corazón. Aumenta la vasodilatación periférica. Aumenta la tensión arterial. “Corazón de fin de semana” (arritmias). Afecta al músculo cardiaco: Miocardiopatia. - Accidentes vasculares cerebrales.
- Sistema nervioso: Anmesia alcohólica. Neuropatía periférica. Síndrome de Wernike: (Oftalmoplegia, Ataxia. Confusión). Sindrome de Korsakof: (Disminución de la memoria. Alucinaciones. Confusión. Confabulación. Cambios de personalidad). Degeneración cerebelosa. Perturbaciones de la memoria. Demencia alcohólica. Alucinaciones alcohólicas. Delirio crónico. Intoxicación patológica.
- Aparato genitourinario: - Dosis moderadas aumento de la apetencia sexual. Disminución de la erección. En dosis más intensas en los varones atrofia testicular. En la mujer a dosis continuadas: Amenorrea. Atrofia ovárica. Esterilidad. Abortos espontáneos. - En el embarazo: malformaciones en el feto.
Son los problemas más importantes de salud que puede producir el alcohol. Tal vez el mensaje primordial es que las lesiones se van produciendo en muchos casos de forma solapada y lentamente, de tal forma que apenas dan síntomas o no se reconocen como secundarios a su ingesta. Cuando se presentan los síntomas importantes, las lesiones suelen ser graves. Muchas de estas patologías pueden llevar a la muerte.
También es cierto que si se suprime la ingesta a tiempo, muchas lesiones se recuperarán, o al menos frenarán o estabilizarán su evolución. El organismo quedará sensibilizado para siempre (con poca cantidad podrán reactivarse los síntomas y la evolución de la enfermedad). No existe un antídoto para seguir bebiendo y contrarrestar los efectos del alcohol.


Ángel Cornago Sánchez.