Librepensamiento
y rigor intelectual.
Ángel Cornago Sánchez
En el momento histórico que estamos viviendo, tal vez más que nunca, es
preciso que influyamos en el entorno social que nos toca vivir, cada uno en su
ámbito, pero desde una actitud de honradez y rigor intelectual a la hora de
enjuiciar las situaciones y expresar las opiniones. No podemos ser esclavos de
ideas preconcebidas ni de consignas emanadas por asociaciones, religiones, o
partidos políticos, aunque a la postre podamos coincidir con ellas después de
reflexionar y valorar sus posturas
Hoy, el espectáculo bochornoso que habitualmente contemplamos, es la
lucha entre partidos, utilizando como armas arrojadizas las propuestas del
contrario, aunque puedan ser razonables, incluso adecuadas para la mayoría. Han
pervertido sus fines. No es el bien de los ciudadanos origen de su investidura
lo que persiguen, sino, unos conservar el poder, y los otros arrebatárselo. En
definitiva, el poder por el poder. En esta lucha vale todo. Ni se sonrojan con
sus zafios razonamientos. No valoran nuestra capacidad intelectual; piensan que
nos engañan con sus actitudes y burdos argumentos. Están jugando con fuego.
Mientras, los ciudadanos asistimos
impasibles a ese perverso olvido por parte de las clases políticas. Pienso que el sistema está gastado. La “derecha”, “la izquierda”, tal
como las utilizan los protagonistas, no sirven, aunque probablemente los que no
sirven son dichos protagonistas. Sería preciso que la mayoría de esos
dirigentes desaparecieran de la escena y fueran sustituidos por otros nuevos, honrados
y con la idea clara de que su objetivo somos los ciudadanos, no conservar el
poder. Y es importante que los que llegan, sepan lo que desean y la forma de conseguirlo, sin dogmatismos y con preparación, si no sería más de lo mismo, que pagaríamos de nuevo los ciudadanos.
Nosotros también somos responsables. Los dogmatismos del signo que sea
nos esclavizan. De hecho, un tanto por ciento nada despreciable de los votos
emitidos en las elecciones, son de personas que siempre votan al mismo partido,
por ideas preconcebidas, aunque hayan hecho las mayores tropelías. Gracias a
que hay otro tanto por ciento que es capaz de otorgar su voto dependiendo del
juicio sobre sus actuaciones, los países progresan, por que, la alternancia es
progreso.
El librepensamiento es la base de la vida intelectual. Es preciso no
estar sujetos a dogmatismos en cualquier
ámbito. El discurso de los partidos de derechas y de izquierdas huele a
naftalina, por caduco, por sesgado, por poco riguroso, por poco respetuoso con
la inteligencia de los ciudadanos. Debemos ser capaces del análisis despojado
de ideas preconcebidas, lo contrario es una rémora para el progreso y para
llegar a posiciones más avanzadas. El juicio es un ejercicio intelectual que
debe ser libre de dogmas políticos y religiosos. La religión es respetable,
incluso si se quiere, adecuada en el ámbito privado, pero no como doctrina en
el análisis del quehacer político y social. La militancia, la simpatía por un
partido, también lo es, pero sin sometimiento a sus consignas y a sus líderes
si no lo hacen bien y no permiten el debate; antes al contrario, los
simpatizantes y militantes, tienen más responsabilidad que los demás para
intentar reconducir su deriva y mantenerlos siempre vivos. Esta actitud, los
dirigentes respectivos no lo van a consentir; no les interesa militantes con
criterios propios, sino personas que acaten las consignas que emergen de la
cúpula sin discutirlas: son los militantes que medran, los que van en las
listas, pero conducen al suicidio de los partidos, situación a la que ya hemos llegado.
"Sólo los peces muertos nadan
con la corriente." [Malcolm Muggeridge]
Ángel Cornago Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Libre