Una nube invade nuevamente
Impide que el sol y su calor me reconforten
de la sensación de sopor que me atenaza.
Vacío, mansedumbre, tristeza al fin,
anegan mi morada de nostalgias
sin nombre demoradas.
Es un sutil amago impertinente
que me rompe por dentro y me desgarra.
Me quiebra la utopía,
me amalgama perezas,
somnolencia, fe truncada
en proyectos imposibles ya gastados.
Mañana,
si la nube gris desaparece
y el sol vuelve a calentar en mi ensenada,
tal vez podré de nuevo dirigirme
a las musas
y revivir ilusiones trasnochadas.
De mi poemario:
"El mundo en el que habito"
Ed. Trabe
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