miércoles, 24 de agosto de 2016

LOS ESPACIOS FORMAN PARTE DE NOSOTROS

Los espacios

Todos los animales, también los humanos, necesitamos un territorio donde movernos y desarrollar nuestra actividad cotidiana. De hecho, la regulación de las especies y las guerras, tienen mucho que ver con la interferencia y la falta de espacios. La superpoblación genera violencia como búsqueda de una nueva distribución de los espacios.
Incluso el ámbito individual, en la relación con los demás, todos percibimos que necesitamos un espacio mínimo que se puede cifrar, dependiendo de las personas, en el que podemos abarcar con los brazos en jarra, donde en raras ocasiones dejamos introducirse a los otros; ese espacio es mayor por la espalda, zona que menos podemos controlar, y en determinadas personas o situaciones. Este territorio individual que todos tenemos y que inconscientemente salvaguardamos, supone un mecanismo de seguridad instintivo, no sólo físico, sino también psicológico. Todos hemos experimentado cierta incomodidad cuando entramos con otra persona en un ascensor reducido y, solemos colocarnos con la espalda apoyada en una de las paredes, no sólo por un acto de educación, sino por sentirnos más seguros. Cuando hablamos con otra persona, sobre todo si es la primera vez, necesitamos tenerla a cierta distancia, si no, el proceso de valoración que siempre se produce sufre interferencias.
En nuestra actividad diaria, en el trabajo, pero sobre todo en casa, tenemos unos espacios habituales en los cuales nos encontramos especialmente confortables y seguros. Generalmente comemos en el mismo lugar de la mesa, dormimos en el mismo lado de la cama, nos sentamos en el mismo sillón, incluso cuando no estamos suelen ser respetados por el resto de los miembros de la familia; son espacios referenciales unidos indefectiblemente a nuestra vida, que también tienen muchos animales y que, supongo, constituyen un mecanismo de seguridad y una prolongación de nosotros mismos.
Cuando la muerte afecta a uno de los miembros de la familia, existe un primer momento de duelo y desesperación al ver vacíos los espacios que ocupaba el fallecido, pero tarde o temprano, en un mecanismo de defensa natural contra el sufrimiento, se invaden o se destruyen; por eso es frecuente el cambiar los muebles de lugar, cambiar la decoración, etc., en búsqueda de una nueva distribución que borre los anteriores.
Podríamos decir que nuestro límite no acaba en nuestra piel, sino que existe un halo de espacio que siempre nos acompaña y que forma parte de nosotros; en nuestra vida diaria necesitamos también unos lugares o espacios referenciales en los que, instintivamente, nos encontramos seguros y confortables.

Ángel Cornago Sánchez
De mi libro, “Arraigos, melindres y acedías”. Eds. Trabe

 

sábado, 6 de agosto de 2016

MISERIA MORAL DE NUESTROS LIDERES POLÍTICOS

MISERIA MORAL DE NUESTROS LÍDERES POLÍTICOS.

Ángel Cornago Sánchez

            El momento político actual, realmente produce desánimo y frustración. Para valorar a las personas, a los grupos, no basta hacerlo en circunstancias ordinarias, que también, sino cuando suceden o se enfrentan a momentos trascendentes en los que deben decidir sobre hechos cruciales. Ya no se trata de ese juego político diario de bajo nivel al que nos tienen acostumbrados. Ahora se trata de decisiones que tienen trascendencia para el futuro del país.
        En este momento, los ciudadanos, estamos asistiendo atónitos, hastiados, y cabreados, a la catadura moral de la mayoría, si no de todos, los líderes con responsabilidad de decidir sobre la gobernabilidad de España. En vez de ajustarse al mandato de las urnas, de hacer un gobierno de diversas tendencias, se decantan por sus propios intereses, disfrazándolos de bien para la comunidad. Y no solo es grave su falta de escrúpulos, sino que diariamente en los medios de comunicación nos dan muestras de su bajo, y a veces ínfimo nivel. Difícilmente estos indigentes intelectuales pueden dirigir un país, cuando están demostrando que, seguramente, no están capacitados, ni para dirigir una comunidad de vecinos. Pero lo que realmente preocupa es su miseria moral: todo vale para conseguir sus fines.
            ¡Ya está bien! de luchas partidistas barriobajeras. Ya vale de navajeo. Hasta las puestas en escena son ridículas y obscenas. Observen a los altos cargos y líderes, cuando comparecen ante los medios de comunicación: se plantan ante la nube de periodistas con sus cámaras, en un postureo que les hace sentirse protagonistas, en momentos que viven como sublimes, casi orgiásticos, pero lo que en realidad trasmiten es estar en el limbo de la idiocia. Parecen bandas organizadas para engañarnos.

            En este momento, es urgente ponerse de acuerdo para formar gobierno. No se trata de dar un cheque en blanco al adversario, sino poner cada cual su programa encima de la mesa y negociar un acuerdo para llevar a cabo en esta legislatura. Si no lo hacen es por personalismos, ambiciones personales, o muy dudosos beneficios partidistas. No estarán legitimados para presentarse de nuevo, y deberán dejar paso a otros líderes.

Ángel Cornago Sánchez