LA CORRUPCIÓN NO
SÓLO ES ECONÓMICA
La corrupción
económica entre los políticos lleva ocupando las portadas de los periódicos desde hace años; probablemente pocos, ya que el problema es muy anterior, casi desde la transición, y se va haciendo público a pesar de los esfuerzos por taparlos.
Bienvenida sea la denuncia. Era un tema que la democracia
tenía pendiente y que había que atajar en una lucha sin cuartel para moralizar
la vida pública. Debe ser una actitud de “no retorno” y de continua vigilancia,
porque es fácil volver a las andadas.
Hay otras
corrupciones, tan graves como las económicas y que se dan a diario sin que
tengan eco en la opinión pública, adormecida por tanto dislate que con ella se
utiliza. Comento algunas.
Los políticos
con frecuencia utilizan medias verdades, y a veces incluso mentiras, para
denostar al adversario, o para sacar rédito electoral. El “todo vale” para
manejar a la opinión y, sobre todo, el voto del ciudadano, es grave, y es algo
habitual en el discurso de muchos políticos y, también, de algunos periodistas.
A veces, los argumentos son tan simples y groseros que no se mantienen, y se
vislumbra claramente que son sesgados. En realidad, no nos tienen respeto; nos
tratan como a ciudadanos de ínfimo nivel intelectual.
También algunos
jueces, dependiendo de qué partido les ha votado para formar parte del Consejo
del Poder Judicial, dictan sus sentencias. Los jueces deben ser independientes,
lo contrario sigue siendo la perversión de la democracia y de su sagrada función.
Algunos medios
de comunicación, algunos periodistas, hacen lo mismo. Pervirtiendo su deber de
informar con veracidad, sesgan las noticias, cuando no, ponderan con
entrevistas preparadas a determinados políticos, intentando ridiculizar, y a
veces hasta envilecer, al adversario; hacen lo contrario con los que intentan
ensalzar. En vez de hacer información, reflexión, para que el ciudadano sea el
que decida con datos lo más objetivos posibles, utilizan informaciones sesgadas,
incluso manipuladas, junto a frases o axiomas que todos suscribiríamos, e
incluso, unidas a una carga emocional para que sean más eficaces los mensajes y
los asumamos con más facilidad.
Los ciudadanos
lo tenemos difícil. No debemos dejar que nos manipulen; debemos tener criterios
propios informándonos en diversos medios de comunicación, hoy relativamente
fácil con internet.
También es
corrupción no obrar conforme a la verdad; no cumplir con el deber, con ética profesional. No todo vale.
Ángel Cornago
Sánchez
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