domingo, 23 de octubre de 2016

SIMPATIZANTE- VOTANTE, AFILIADO, CARGO DEL PARTIDO; UNA OPINIÓN DESPUÉS DE LA DECISIÓN

SIMPATIZANTE- VOTANTE, AFILIADO, CARGO DEL PARTIDO

En esta guerra de discrepancias y opiniones encontradas sobre qué debería hacer el partido socialista respecto a la investidura de Mariano Rajoy, es preciso analizar la responsabilidad de cada cual a la hora de tomar opción sobre qué decisión tomar, si votar en contra o abstenerse. Todos podemos opinar, los simpatizantes que se supone que son, o somos también los votantes, pero, sobre todo, los militantes, y los cargos del partido.
Todos pueden tener su criterio y, si lo manifiestan públicamente, sería conveniente que lo razonaran y lo explicaran, entre otras cosas para compartir con otros sus razones que, tal vez, pueden ser adecuadas y puedan sumar aliados a su postura. En mi caso, todavía no he escuchado ni leído una razón de peso para “no abstenerse”. Domina el "no, por el "no".
El simpatizante-votante, ante cualquier tema controvertido como el actual, puede opinar y dejarse llevar por “lo que le pide el cuerpo”, aunque no sea lo mejor para el partido; no precisa razonarlo. No tiene que dar cuentas a nadie, solo a su conciencia y a su sentido común. Los militantes también pueden dejarse llevar por su juicio pasional; solo los une al partido una firma.
Pero no todos pueden manifestarse en temas trascendentes sin fundamentar su decisión. Me explicaré. Los cargos del partido tienen una gran responsabilidad. Entiendo que “el cuerpo les pueda pedir votar “no” a la investidura de Rajoy”; pero, sobre todo en casos de trascendencia, no son libres para hacer lo que les “salga de las tripas”, y, están obligados después de una catarsis frente a espejo o de apretar los puños, decidir lo que sea mejor para el partido y, para eso, deben ser honrados y fríos al analizar las opciones y las posibles consecuencias. Deben optar por lo mejor para el futuro del partido.
Pienso, que el PSOE, en este momento, tiene la suerte de tener a  Javier Fernández y a una serie de personas “templadas” como él, que anteponen los intereses de su partido y los del país, para decidir la “abstención”, que no es lo mismo que “apoyar”; (se están confundiendo los conceptos de forma interesada). Pueden liderar el partido, renovarlo curando sus heridas y, quien sabe, si en un futuro no muy lejano ser opción de gobierno.
Otro argumento no despreciable, el PSOE con esta opción ha hecho un excelente servicio al país. El “no”, y los que abogaban por esta opción, nadie sabe adonde nos querían llevar, además de a terceras elecciones, y a un más que posible mayor descalabro del PSOE.
Ángel Cornago Sánchez

 Fotografía tomada de Internet. "Estrella Digital"

miércoles, 12 de octubre de 2016

LA BANDERA

LA BANDERA

Formo parte de una generación que crecimos en un ambiente social y en unas enseñanzas dominadas por los ritos y los símbolos. Las celebraciones religiosas con su boato en las grandes fiestas y procesiones, sus ceremoniales, sus ricas vestimentas. Las manifestaciones políticas con un marcado signo plebiscitario, y conceptos como patria, bandera, caudillo, raza, tenían gran poder de convocatoria, alrededor de los cuales, existía un halo de fervor enardecido e irracional que, aparentemente, aglutinaba a las masas; probablemente era más aparente que real, y en ocasiones aberrante. El paradigma de este tipo de comportamientos es el que originó la filosofía y principios nazis; recuerden toda la parafernalia de signos y símbolos que utilizaban. Hoy, existen muchos ejemplos similares en el mundo, que son capaces de manipular a la mayoría e incluso bajo sus lemas y banderas justificar la violencia y el asesinato.
Nuestra generación tuvimos claro que aquello era ficticio, que detrás de aquellos conceptos, de aquellas actitudes, de aquellas ceremonias, había fundamentalmente un intento de manipular y de dirigir a la mayoría. Identificamos los símbolos y los ritos con la mentira y con la opresión. Sentimos que aquello había que cambiarlo y sustituirlo por otras ideas, más sociales, más humanas. Pero los ritos y los símbolos quedaron devaluados como reflejo condicionado a la situación que nos tocó vivir.
Pero, no cabe duda que cumplen un papel importante. Para cerciorarnos solo tenemos que leer la historia y observar los países del mundo. Este proceso es irracional y emotivo, pero necesario. Una bandera es un trozo de trapo, pero simboliza lo que por consenso hemos decidido otorgarle. Es un mecanismo de unión de los grupos sociales, desde los equipos de futbol, asociaciones y, sobre todo países y naciones, desde los grupos sociales más primitivos hasta los más poderosos, desde las religiones a los poderes económicos y políticos. Todos tienen su emblema y bandera.
Los símbolos y los ritos son necesarios, no basta con una ideología justa, ni con una información de los contenidos reflexiva para que cada cual los asimile. La pedagogía de este primer proceso es racional y necesaria, basada en la información y en la reflexión. Pero como seres sociales que somos, necesitamos unirnos para defender objetivos comunes, sobre todo nuestra supervivencia como grupo social, como nación. En nuestro país este concepto también está en crisis. Uno más entre tantos aspectos, junto con la corrupción generalizada.
Los partidos políticos tienen, entre otras, dicha responsabilidad: unificarnos alrededor de símbolos que sean comunes a todos y que a todos nos representen. Es fundamental la bandera y la idea de patria. Hay que reforzar nuestro grupo social. Ambos no se deben identificar con la dictadura. Deben dejar de utilizarlos como arma arrojadiza. Si es preciso, que negocien y pacten para crear los símbolos que representen a todos, sustentados por los ritos correspondientes, en defensa del grupo social al que pertenecemos. Y corre prisa porque el país se nos va de las manos. La razón unida a la emoción refuerza la cohesión. Es un poderoso mecanismo psicológico utilizado desde siempre.
Me ofende que piten a los símbolos de cualquier país y, por supuesto, al himno y a la bandera de España. Debemos tener y reclamar respeto para nuestra bandera, lo cual no está reñido con tener cualquier ideología.
Ángel Cornago Sánchez



jueves, 6 de octubre de 2016

CRISIS DE VALORES Y EDUCACIÓN. BREVE REFLEXIÓN

IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN

Estoy convencido de que educar, es una de las profesiones cuyo ejercicio lleva aparejada una gran carga responsabilidad; si no la mayor.
Educar no es enseñar conocimientos, que también; es, fundamentalmente, formar en valores de justicia, respeto, esfuerzo, solidaridad, tolerancia, humanismo... Ayudar a formar el entramado psicológico e intelectual, con el que los alumnos se van a manejar a lo largo de su vida, de lo que va a depender sus comportamientos, decisiones, lo que ellos van a aportar a sus hijos y, también, al medio social en el que se desenvuelven.
Un profesor está impartiendo enseñanza desde que entra por la puerta de su clase, con su actitud, con su manejo de las situaciones individuales y colectivas, no siempre fáciles. Es un espejo en el que los educandos se miran, sobre todo si el docente se ha prestigiado a los ojos de sus alumnos. Los educadores junto al medio familiar, tienen una importancia capital en el futuro de los seres humanos, incluso, yo diría que algunos educadores más que los propios padres, con los que suele haber frecuentemente artefactos que distorsionan la comunicación.
Conocedores de esta verdad, partidos políticos totalitarios, nacionalistas, grupos religiosos fundamentalistas, diversos poderes, tratan de sembrar en los educandos, desde el púlpito de autoridad moral y académica que se les presume y no se les discute, teorías y conocimientos, dirigidos a que en el futuro sean militantes de las ideas que ellos tratan de propagar. Muchos, incluso, tergiversan la historia y la acompañan de soflamas, de emoción, para así aumentar su eficacia.
Me parece de una gravedad palmaria intentar manipular las mentes infantiles para provechos doctrinales políticos o religiosos. Es la perversión de lo que debe ser la educación. Tenemos ejemplos sobrados en el mundo; también próximos.
El momento que vivimos es de grave decadencia en valores, que repercute en casi todos los ámbitos, con gran repercusión en los de responsabilidad sobre los ciudadanos: corrupción; obsesión por el poder como primer objetivo; líderes carismáticos muy peligrosos... Creo que, en puestos de cierta responsabilidad política, también en algunas empresas, hay muchas personas mediocres, cuyo mérito fundamental es ser amigo de un clan determinado, y su función, ser meros transmisores de órdenes superiores, cuando no, a falta de otras aptitudes, utilizar la represión y la amenaza sobre los subordinados. Las consecuencias las estamos sufriendo los ciudadanos de forma continuada.
Es preciso de forma urgente un rearme moral de la sociedad. La educación tiene un papel fundamental. Considero que el más importante junto con la familia.

Ángel Cornago Sánchez

Pupitre en el que enseñó Antonio Machado en Baeza