PLEBISCITO
El sistema plebiscitario, o dicho de otra manera, consultar los temas
importantes a toda la militancia, o por extensión a todos los ciudadanos, a
priori, parece un sistema justo, la quintaesencia de la democracia.
Es unas falacia. Los sistemas plebiscitarios en un principio siempre han
servido para apoyar a los convocantes de la consultas. Es revestir de la máxima
justicia lo que generalmente es la mayor manipulación, aunque en ocasiones les
sale mal.
Sería el método justo si los ciudadanos con derecho a decidir estuvieran
bien informados, con conocimientos del tema en cuestión, información veraz
sobre sus diversas variables. Pero aun así no todos están capacitados para
discernir y enjuiciar determinados temas.
En los congresos de los partidos, los militantes deben elegir a sus
cuadros dirigentes, que se supone van a ser los encargados de tomar las decisiones
importantes. Se les supone formados, preparados e informados, aunque en el
momento actual habría mucho que matizar. Se delega en ellos las decisiones,
para eso son elegidos, para que gestionen, para que tomen decisiones. Si son
honrados, formados, interesados por el bien de los ciudadanos, de sus votantes,
no cabe duda de que es el sistema adecuado. Además, tendrán que dar cuenta de sus
decisiones a sus militantes.
Por eso, cuando en temas trascendentales para el país, hacen propaganda a
bombo y platillo de que lo van a someter a plebiscito de los militantes,
pensando que es la quintaesencia de la justicia democrática, se trata de otra
falacia para perseguir intereses personales. Breves consideraciones:
- Saben
que van a poder manipular el resultado para conseguir lo que ellos defienden.
Lo cual les concede a los ojos de los demás un sesgo democrático mayor.
- Eluden
su responsabilidad sobre el resultado: ¡lo ha elegido la militancia!
- No
se puede jugar con determinados temas importantes que requieren reflexión y
largas miras; no se debe votar con el corazón.
Es precisa democracia
interna para elegir los cargos de los partidos. Debate profundo de los temas en
los congresos que nunca se deben demorar, muchas veces viciado por la propia
dirección. Equipos de trabajo especialistas sobre diversos temas para que tomen
las decisiones, para eso se les ha elegido y se presupone que están formados.
Después tendrán que dar cuenta a sus votantes. Y, muy importante, las
decisiones que se tomen deben aunar el bien para el partido pero sobre todo el
bien para el país, es decir para los ciudadanos. A es difícil.
Se puede recurrir al plebiscito en temas muy
concretos y fáciles de dirimir, que afecten a la mayoría, pero no en temas
políticos de calado que hay que reflexionar. En los plebiscitos se vota con el
corazón, en medio de algaradas muchas veces provocadas interesadamente. Lo
contrario es manipulación o jugar a la ruleta rusa con un colt 45.
Ángel Cornago
Sánchez
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