La soledad
Tal vez la soledad es una de
las mayores circunstancias de sufrimiento. Soledad es una sensación
psicológica, en la que la persona se siente desconectada del mundo que le
rodea, y su ámbito psicológico se mueve en su propio mundo. La soledad se puede
buscar y, en ese caso, suele ser positiva, incluso, es psicológicamente
saludable buscar de vez en cuando el estar solos, para ayudarnos a poner en
orden nuestro mundo interior. En todo caso son soledades durante un lapso de
tiempo, en general, no muy dilatado. En otras ocasiones, las soledades se
padecen. Habitualmente se deben a incapacidad psicológica para comunicarse con
el entorno, lo cual constituye una enfermedad, o porque las circunstancias
sociales o familiares lleven al aislamiento, que es el caso de muchas personas.
Se puede estar rodeado de
gente y estar solo, incluso conviviendo con la pareja y con los hijos. De
hecho, es frecuente que, en la convivencia entre personas, la comunicación se
reduzca a frases estereotipadas, incluso a silencios más o menos intencionados;
es una forma de vivir en soledad. La soledad aparece cuando no te puedes
comunicar con las personas que te rodean a un nivel más íntimo, a un nivel más
profundo, de tal forma que puedas compartir tus preocupaciones, tus miedos, tus
angustias, mostrar tus debilidades... Es la característica fundamental. Ocurre
en muchas parejas que, aunque no discutan ni tengan enfrentamientos, tampoco se
comunican a un nivel profundo. Algo se puede paliar con los afectos, pero al
fin y al cabo el afecto es una forma importante de comunicación. Aunque,
incluso la comunicación intrascendente, es mejor que la falta de comunicación,
pues detrás de las palabras, existen consideraciones, afectos, respeto... que
de alguna forma es percibido de forma positiva. Aunque detrás de los silencios
también puede haber desprecio e incluso agresividad. En definitiva, el
requisito importante y básico para no estar solos, es comunicarnos.
Es frecuente que personas
que viven solas tengan una mascota con la que hablan y trasmiten afectos que,
de alguna forma, viene a paliar, a veces de forma importante, su soledad; las
mascotas en algunos casos llegan a representar algo simbólico, dándoles tanta
importancia o más que a los seres humanos.
El anciano padece con frecuencia
sensación de soledad. Por una parte porque en realidad viven solos y sus
posibilidades de comunicación y transmisión de afectos están muy limitadas. Por
otra parte, el anciano en la sociedad actual carece de interés para los que les
rodean: representa lo caduco, lo débil, lo enfermo, incluso se siente rechazado
desde lo físico. En definitiva, representa la muerte y la próxima finitud de la
vida, y eso la sociedad actual no lo digiere.
La soledad ocasiona
ensimismamiento en el propio mundo, sobre todo pasado, melancolía, tristeza,
depresión, sufrimiento. También es un factor de riesgo para padecer dolencias
físicas, al mismo nivel que la hipercolesterolemia, la obesidad o la
hipertensión arterial como publicó la revista Science. La socióloga Mª Teresa Bazo[i] en un
trabajo muy interesante, descubre que la variable fundamental para determinar
el grado de salud percibida, es el sentimiento de soledad. De los resultados
obtenidos se desprende, que varones y mujeres se sienten en mejor estado de
salud cuando no experimentan soledad, y las personas de menor edad pero
solitarias, se sienten tan enfermas como las de mayor edad.
De mi libro "Para comprender al enfermo". Edt. Sal Terrae.
[i] Citado por Bayes.
Psicología del sufrimiento y de la muerte. Martinez Roca. Barcelona 2001. p:
100
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