Los beneficios de la enfermedad.
La enfermedad, habitualmente
produce dolor, sufrimiento, a veces amenaza la vida, e incluso lleva a la
muerte tarde o temprano. Puede ser
aguda, y con frecuencia enfermamos de forma crónica conforme vamos teniendo
edad, con carencias más o menos importantes. Vamos a convivir con la enfermedad
o con la amenaza y, desde luego, sabiendo que la muerte es segura.
En general, la enfermedad
produce preocupación y una serie de inconvenientes que suelen impedir llevar
una vida plena y, la reacción habitual, es cuidarse, llevar los tratamientos
indicados, en definitiva, intentar curarse para poder reintegrarse a la vida habitual
en estado de salud.
Cuando enfermamos,
precisamos cuidados especiales. En general, la enfermedad nos impide hacer
nuestra vida habitual, por eso debemos estar de baja laboral y precisamos
cuidados hasta que recuperamos nuestras capacidades.
Pero no siempre es así. Hay
un número “reducido” de personas que alargan las bajas laborales e incluso
simulan dolencias, para poder disfrutar del sueldo sin trabajar. Este es el
caso más conocido de aprovecharse de la teórica situación de enfermo, que en
realidad es un fraude. Defraudan a todos los cotizantes. Por otra parte, debo
dejar claro, que aun con este pequeño inconveniente porque el número es
reducido, debe ser un derecho social irrenunciable.
Pero se dan otros beneficios
más sibilinos que produce la “enfermedad”. Suele suceder con enfermedades
reales, más o menos crónicas, y los utilizados suelen ser los propios
familiares, los propios cuidadores. El paciente en cuestión, se acostumbra a
una serie de prerrogativas y cuidados que, en muchos casos, podrían realizar
ellos sin ayuda, o podrían contribuir a pequeñas tareas en la casa, pero adoptan
el estatus de enfermo con todas sus consecuencias.
Esto es negativo para el
propio paciente porque se aferra al beneficio que le produce la enfermedad de no
hacer o no contribuir a determinadas tareas, que recaen en otras personas
generalmente familiares, y le impide progresar en sus capacidades. Los
cuidadores, en muchos casos no son conscientes de que están siendo utilizados, y,
a veces sometidos.
Casos llamativos son las
llamadas “neurosis de renta”. Se trata de pacientes anclados en los síntomas de
su teórica enfermedad que les producen beneficios importantes, y que,
consciente o inconscientemente, no están dispuestos a mejorar, porque prefieren
vivir los beneficios que les produce el estatus de enfermo. Pueden vivir así
durante años, y algunos toda la vida, siendo una carga extremadamente dura para
los familiares.
Todas estas situaciones, son
difíciles de etiquetar para los sanitarios, que pueden sospechar que se
encuentran ante uno de estos casos, pero son difíciles de demostrar.
Es un tema delicado.
Etiquetar a alguien de uno de estos problemas y equivocarse es aumentar su
sufrimiento.
Detrás de estos comportamientos
hay personalidades patológicas, pues para cualquier persona, poder llevar una
vida plena con sus obligaciones y beneficios, es mucho más gratificante que
llevarla limitada, aunque obtenga ciertas ventajas.
Ángel Cornago Sánchez
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