Después del nacimiento formamos un núcleo con la familia, indivisible,
por la dependencia absoluta que tenemos de los padres. Conforme cumplimos años,
y ya desde la infancia, necesitamos encontrar nuestro yo diferenciado del de
nuestros progenitores. Va a ser un proceso, hasta que en la adolescencia y
primera juventud, sintamos la necesidad de autonomía en todo su poder.
La individualización es fundamental en el desarrollo para buscar cada cual
su proyecto vital y, por ende, su búsqueda de felicidad. Es compatible con
estar integrado en la sociedad. Somos animales sociales y, para bien y para
mal, el entorno va a influir en nosotros. Es necesario tener en cuenta que en
las sociedades van a existir movimientos de grupos para intentar dominarla y
manejarla para sus fines, que pueden ser religiosos, económicos, pero, en
definitiva, de poder. Una sociedad perfecta estaría en continua evolución por
la aportación de sus hombres y mujeres libres intelectualmente, y honrados.
Ser independiente requiere un proceso intelectual que no tiene por qué
ser traumático, aunque habrá desapegos y conflictos más o menos graves, porque
los grupos a los que pertenecemos, dígase familia, grupo político, trabajo,
etc., van a intentar que no despeguemos demasiado. Las opiniones sociales
dominantes tienden a conservar lo establecido.
Es importante compartir inquietudes, sobre todo con personas que tengan
la misma actitud de libertad ante la vida. El proceso de individualización y su
aportación es progreso. Este es necesario para alcanzar la felicidad. Implica
romper con las dependencias, lo que no quiere decir aislamiento, ni renunciar a
la sociabilidad, necesaria para el propio desarrollo. Como dice J. A. Marina:
El hombre necesita conocer la realidad y entenderse con los demás, para
lo cual tiene que abandonar el seno cómodo y protector de las evidencias
privadas. Sopesar las evidencias ajenas, criticar todas, las propias y las
extrañas, abre el camino a una búsqueda siempre abierta de una verdad y de unos
valores más firmes, claros y mejor justificados.[1]
Si queremos progresar no debemos estar anclados en nuestras verdades y
postulados. La búsqueda debe ser permanente.
De mi libro "Salud y felicidad". Edt. SalTerrae