EL SUFRIMIENTO UNA FORMA ESPECIAL DE PADECER
Primera parte
Es una palabra con un significado especial, no fácil de definir. Es un
concepto que trata de trasmitir una vivencia profunda y compleja. Se trata de
un intenso malestar que afecta a todo el ser. No es solo dolor físico, ni solo
tristeza, ni solo angustia ni ansiedad. Es un disconfor intenso que suele ser
también físico, pero que fundamentalmente es psicológico y que afecta a los
resortes sensitivos más profundos de la persona. La característica y el matiz
especial y fundamental es: que es sin esperanza. Además, no sirve
para nada, “no tiene ningún fin”. El dolor de un postoperatorio, aunque
intenso, se sabe que pasará y que en todo caso es algo temporal para llegar a
un bien, que es la finalidad para la que ha sido programada la intervención.
Incluso, es algo admitido por la mayoría: todavía nos encontramos
muchos enfermos que cuando les explicamos de una exploración que va a ser
molesta e incluso dolorosa, nos dicen, “para hacer un bien hay que hacer un
mal”. Cassel define el sufrimiento como “el estado de malestar inducido por la
amenaza de la pérdida de integridad o desintegración de la persona, con
independencia de su causa”. Chapman y Cravin definen el sufrimiento como “un
estado afectivo, cognitivo y negativo complejo, caracterizado por la sensación
que experimenta la persona de encontrarse amenazada en su integridad, por su
sentimiento de impotencia para hacer frente a esta amenaza y por el agotamiento
de los recursos personales y psicosociales que le permitirían afrontarla”[i].
En ambos casos incluyen “la amenaza” como causa de sufrimiento.
Considero que “la amenaza” no es la causa fundamental de lo que
estamos considerando como “sufrimiento”, sino que su característica principal
es “la falta de esperanza”, sin ver salida de ningún tipo. La amenaza incluye
por sí misma la posibilidad de que no se lleve a cabo y por tanto de cierta
esperanza. Podrá provocar angustia, intenso estrés, pero no sufrimiento, según
el concepto referido. Además de la falta de esperanza, va acompañado de
sensación de indefensión, de imposibilidad de hacer frente a todo lo que se
avecina. En todo caso, la sensación es subjetiva. El prototipo de sufrimiento
es el que se da en el paciente terminal: dolor físico, dolor psicológico y la
seguridad de la muerte próxima.
También se pueden catalogar de sufrimiento los padecimientos en el
síndrome depresivo grave, en el que paciente siente una tristeza inmensa; en
ocasiones percibe síntomas físicos que pueden semejarse a los del terminal, no
tiene ninguna perspectiva de futuro, le da igual morir, incluso un diez por
ciento de ellos se suicidan. La diferencia radica en que las depresiones no
siempre son graves como para presentar toda la sintomatología referida y,
además, en que existen medicaciones muy eficaces que conducen a la curación, y
en poco tiempo las expectativas y los esquemas pueden cambiar radicalmente.
También se experimenta sufrimiento cuando se acompaña a un ser querido durante
la enfermedad terminal en su camino hacia la muerte. En el paciente terminal la
“no esperanza” lo domina todo y además de soportar los padecimientos físicos,
están sumidos en un estado de desánimo reactivo a su situación: dolores,
proximidad de la muerte, apartarse de sus seres queridos... La no-solución lo
invade todo.
La representación gráfica del sufrimiento, podría ser la imagen de un
ser humano encorvado por la imposibilidad de soportar el peso de la situación,
ante un horizonte infinito, anocheciendo, con la cabeza hundida entre los
hombros, los brazos caídos y rodeado de una total soledad. El sufrimiento no
tiene foco, afecta a todo el ser, se sufre en conjunto, físicamente y
psicológicamente, siendo imposible de discernir. Si se intenta calmar sólo el
dolor físico, lo habitual es que no se consiga; en todo caso puede aparecer el
sopor y tal vez el sueño por agotamiento; es necesario influir también en la
vertiente psicológica para mejorar su situación.
El sufrimiento en ocasiones es fuente de enseñanza. En la antigüedad
la gente sabía que, a veces, nuestras lecciones más importantes se hallan en
los momentos de mayor sufrimiento[ii].
Lo que no quiere decir que haya que buscarlo o regodearse en el. Hay que
evitarlo… pero no siempre se puede. Hay hechos en nuestra vida que escapan a
nuestro control y producen sufrimiento. En esos momentos, en ocasiones, se
descubren aspectos en nosotros o en los demás, que nunca hubiéramos descubierto
sin esa circunstancia. Escribe Kübler-Ross [iii]
“Cuando nos enfrentamos a lo peor que nos puede ocurrir en cualquier situación,
crecemos. En lo más terrible de las circunstancias, descubrimos lo mejor que
hay en nosotros. Cuando damos con el verdadero significado de estas lecciones,
descubrimos también vidas felices, llenas de sentido. No perfectas, pero
auténticas. Podemos vivir la vida profundamente... Cuando se observa a los que
luchan contra la enfermedad se percibe claramente que, para ver quienes somos,
debemos deshacernos de todo lo que no es auténticamente nosotros”. El
sufrimiento en el paciente terminal es alienante, y la actitud de los
sanitarios debe ser intentar calmarlo o paliarlo.
Ángel Cornago Sánchez
De mi libro: "El paciente terminal y sus vivencias". Edt. Salterrae.
[i] Citados por Bayes. Psicología del
sufrimiento y de la muerte. Martinez Roca 2001. p: 58 y 60
[ii] Kübler-Ross.. Kessler D.
“Lecciones de vida”. Edc: Luciérnaga. Barcelona 2001 p: 17
[iii]
Kubler Ross. Lecciones de vida...
p:26, 27
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