LOS QUE YA TENEMOS AÑOS
Algunos de los que ya vamos entrando en la vejez, tenemos tendencia a la “crítica”, a
veces acalorada, incluso desabrida, tal vez por la sensación de que en los
últimos años que nos quedan, desde la decepción, debemos ser consecuentes con
lo que pensamos y opinamos, en este mundo en general dominado, no por los más
honrados, más capaces, y más justos, sino por líderes mediocres, cuando no
corruptos, y grupos de poder de uno u otro signo que nos utilizan y nos
maniatan a su antojo.
Es un pequeño grano de arena lo que podemos aportar, pero queda la sensación
del deber cumplido, de independencia, y de cierta tranquilidad de conciencia,
dentro del desasosiego que produce la situación. Nuestro pasar por el mundo,
asumiendo los fallos que hayamos podido tener, y desde la honradez intelectual
y la humildad, es un ejercicio de responsabilidad intentar aportar algo positivo
para contribuir a que sea cada vez un poco mejor. Es una obligación moral como
ciudadanos.
Nos impela, no dejarlo todo en manos de fuerzas organizadas de uno u otro
signo, que intentan imponer su verdad, con la descalificación, y a veces la
amenaza al discrepante. Las redes son la prueba más fehaciente de la miseria
moral que nos envuelve, donde no pocos sectarios son capaces de las mayores
injurias, insultos e incluso amenazas. Con frecuencia están organizados. En
parte consiguen sus objetivos, porque mucha gente de bien, calla por miedo. Es
muy grave vivir en una sociedad democrática, con miedo al descalificativo, al
insulto y a la amenaza. Los calificativos de “izquierda” y “derecha”, están
obsoletos. Detrás de esas siglas se esconden verdaderos tahúres y oportunistas,
para revestirse de ideologías teóricamente justas. Por supuesto, también son
espacios habitados por personas honestas y responsables, aunque no suelen ser
los que dominan en los cargos ni en los medios de comunicación.
Creo que vivimos un momento de severa crisis moral por la falta de
valores, por la perversión del significado de palabras sagradas a las que se
las mancilla con la mayor frivolidad, como “justicia social”, “democracia”, “altruismo”,
“bien común”, “igualdad”…, detrás de las cuales hay fines utilitaristas para el
manejo de los ciudadanos desde los púlpitos de los diversos partidos, por parte
de líderes y lidercitos que en su praxis ejercen precisamente lo contrario de
lo que predican.
Este mundo globalizado está dominado por poderes económicos, que utilizan
a partidos políticos que se dejan comprar para conseguir sus intereses. Los
medios de comunicación al servicio de los diversos y a veces de los mismos
poderes, nos mandan digeridos y frecuentemente tergiversadas según la ideología
que los sustenta, las noticias e ideas que quieren que consumamos diariamente.
Desaparece, o al menos se ve muy dañada, la individualidad de criterio, el
sentido crítico y el librepensamiento.
Los que ya somos abuelos, abominamos el franquismo en que nos tocó nacer
y crecer; muchos, como era nuestro deber, idealizamos, nos ilusionamos y luchamos
para la llegada de la democracia. En su todavía corta vida, hemos sido testigo
de su degradación por la corrupción generalizada, fundamentalmente en los dos
grandes partidos, la perversión de valores, y por la llegada de líderes cuya
premisa es el poder como finalidad y no como servicio. Considero que estamos en
un momento de severa crisis moral y de líderes.
Ángel Cornago Sánchez. Derechos reservados.