RECONOCIMIENTO DE CONFORMIDAD Y DE DISTINCIÓN
Todorov, escribe sobre el reconocimiento y lo divide en
reconocimiento de conformidad y el de
distinción: “o bien quiero ser percibido semejante a los otros, o
diferente, distinto, peculiar”[1]. El de conformidad obtiene
su reconocimiento del hecho de conformarse lo más escrupulosamente posible con
los usos y normas que considera apropiados para todos los miembros del grupo;
“se siente reconocido y aceptado”. El reconocimiento de distinción es un
reconocimiento especial, positivo, “por encima de los demás”. No cabe duda que
para la felicidad es una garantía el reconocimiento de conformidad, porque es
estable ya que el de distinción puede desaparecer, y, esencialmente suele ser
temporal.
El que nos va a llevar a reconocernos en los demás, es el de
conformidad. Para obtenerlo “no necesito continuamente la mirada de los otros,
ya la tengo interiorizada; no aspiro a ser excepcional, sino normal”. Puede ser
que en momentos puntuales tengamos reconocimientos de distinción para volver
después al reconocimiento de conformidad. Las personas instaladas en el de
distinción, tarde o temprano caen en la indiferencia y deben estar preparadas
para integrarse en el reconocimiento de conformidad.
Por tanto, precisamos el reconocimiento, pero como mero
reflejo de que existimos. Si existe una necesidad excesiva más allá de la
confirmación de que “somos”, se convierte en dependencia, lo cual es negativo.
En la sociedad actual es frecuente que no nos conformemos con el mero
reconocimiento de conformidad y solemos perseguir el reconocimiento de
distinción, porque en el medio en que vivimos, para ocupar un lugar donde el
mensaje de vuelta nos haga sentirnos importantes, que es lo que exige el medio,
se tiene que luchar para conseguirlo: puede ser haciendo dinero, un trabajo de
prestigio, o vivir de forma extravagante, por ejemplo, pero esta sociedad nos
invita a buscar nuestra singularidad en el grupo, y claro, hay mucha
competencia. Es una dependencia que lleva a la infelicidad…
Reconocimiento precisamos todos durante la vida. En el
reconocimiento de una u otra manera, de forma no consciente, y también con
reflexión, vamos conformando nuestro yo. Llega un momento, o debe llegar un
momento, que el reconocimiento externo, sea de menos importancia para seguir
creciendo en nuestra evolución, antes al contrario, debe ser cada vez menos
importante, porque ese mensaje lo recibimos de nuestro propio yo, desarrollado
y maduro, con principios, independiente. El no estar mediatizados por el entorno
es una vía importante para alcanzar la felicidad.
Conforme va creciendo la
individualización debe ir decreciendo la importancia del reconocimiento, aunque
siempre lo vamos a precisar como seres sociales que somos.
De mi libro “Salud y felicidad”. Edt. SalTerrae
Fografía: catedral de León. Ángel Cornago
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