VIDA, INCERTIDUMBRE, CREENCIAS
Vivir es complicado. Nuestra existencia se compone de
momentos felices, de rutina, y también de momentos de preocupaciones, angustias,
miedos, sufrimiento. Esos momentos negativos suelen ser consecuencia de
incertidumbres, ya sea por preocupaciones de salud nuestra o de nuestros seres
queridos, del porvenir, de seguridad, de necesidades económicas, de carencias,
de afectos, sociales, etc. Yo diría que la vida está compuesta fundamentalmente
de rutina, sin darle a la palabra un sentido necesariamente peyorativo, pues
puede ser una rutina llevadera, a veces agradable, aunque también puede ser tediosa.
Hasta hace menos de cien años, la incertidumbre era mayor,
sobre todo en el caso de la salud, pues enfermedades que hoy se curan con
facilidad, llevaban a la muerte a numerosos niños con sufrimiento terrible para
sus padres, y, enfermedades hoy banales, como una apendicitis o una neumonía y
muchas más, amenazaban la vida y provocaban la muerte a muchos ciudadanos. Por
tanto, se convivía con la “incertidumbre”.religiones
Hoy en día con los logros de la medicina, en muchos lugares
del mundo la esperanza de vida ha aumentado exponencialmente; los adelantos
técnicos dan una imagen de que podemos controlar casi todo.
No es cierto; sigue existiendo la enfermedad y la muerte, los
reveses de fortuna, las carencias materiales, las preocupaciones familiares,
los problemas afectivos, y en no pocos lugares el hambre, la miseria, incluso
la inseguridad.
Para esos momentos negativos, frecuentes en todas las vidas
en algún momento y, a veces, en muchos momentos, cumplen un papel importante
las creencias. Para afrontar tanta inseguridad, tanta desgracia, tanto miedo al
futuro, el ser humano, desde que está en la tierra, en todas las culturas, en
todas las razas, en todos los pueblos, ha adorado a sus divinidades, intentando
que estas le protegieran, cambiaran su suerte, y buscando consuelo ante las adversidades.
Es un mecanismo psicológico positivo que ha servido y sigue sirviendo, sin
entrar a afirmar o negar si hay vida después de la muerte.
Pienso que todas las religiones, descalificando por
aberrantes los fundamentalismos que han existido y existen, han jugado y juegan
un papel de consuelo, para ese proceso tan duro y complicado a veces que es
vivir. También, suelen defender códigos éticos (no digo dogmas ni creencias
concretas), que si se cumplen, hacen la convivencia más justa y llevadera. Las
religiones durante la historia, se han utilizado de forma perversa como
instrumento de poder, para dominar a la población. En este caso no se
diferencia en nada del poder político teóricamente justo, con frecuencia
ocupado por tahúres e incluso desalmados.
Cualquier religión, o creencia merece respeto siempre que se
ciña al ámbito individual del ser humano. Los estados deben ser laicos y
respetar las creencias de cada cual.
Ángel Cornago Sánchez
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