sábado, 24 de noviembre de 2018

ARTE Y CRISIS SOCIAL


ARTE Y CRISIS SOCIAL

Acabo de ver en el cultural de un periódico, la referencia a un autor del que aporta la fotografía de un cuadro. Lo podían haber hecho unos niños jugando. A mi juicio representa la banalidad del arte en este momento; por supuesto, no de todo el arte. Al que lo contempla, le provoca la sensación de que esa obra está en una dimensión a la que no consigue llegar. Hay personas que, un tanto avergonzadas tratan de disimularlo y llegan incluso hacen comentarios interpretativos favorables que, para los no acomplejados, suenan ridículos.
Estas obras dentro de doscientos años se pondrán como ejemplo de la decadencia y crisis social y cultural que padecemos.
Tal vez depende de la banalización que estamos viviendo en todos los ámbitos de la vida: cultural, de valores, de ideales; crisis política con líderes desnudos de ideales sólidos, que buscan intereses propios más que de la sociedad a la que representan; perversión de las instituciones garantistas de una democracia libre…
La historia ha sido cíclica. Los que tenemos años, sufrimos una dictadura, pero como reacción había movimientos políticos en la clandestinidad, con personas de alto nivel intelectual y moral. Hoy los dirigentes y los que intentan llegar al poder, tal vez por la deriva de la corrupción política, presentan, en general, muy bajo nivel moral e intelectual. Incluso florecen grupos totalitarios. Es otro signo de la decadencia actual.

Ángel Cornago Sánchez


jueves, 15 de noviembre de 2018

LIBERTAD Y ESCLAVITUD INTELECTUAL


LIBERTAD Y ESCLAVITUD INTELECTUAL

La esclavitud intelectual, es la antítesis de la honradez intelectual. La honradez intelectual, es llegar a conclusiones después de reflexionar, no mediatizadas por factores ajenos que tengan un sesgo de interés o de imposición. La esclavitud, es no poner en tela de juicio lo que cocina el líder carismático, o el grupo al que se pertenece.
Los grupos políticos, las religiones, y sus líderes, se valen de este tipo de personas fieles y en general poco inteligentes, para servir de plebe a su poder, y de militantes para expandir sus ideas; en realidad su poder. No deben tener criterios propios y, desde luego, no poner en tela de juicio lo que emerge de la cúpula de poder a la que pertenecen. Todo lo más, les permiten en pequeños conciliábulos, debates previamente cocinados en los que no se araña ni la cáscara de lo problemas, a los que ya tienen pensada la solución.
Entre los más fieles, entre los más tontos, o entre los más interesados que son los que esperan premio a sus servicios, están “las jaurías” que, organizadas, tratan de amedrentar a los discrepantes y en los casos extremos son los que hacen los escraches, y en general los trabajos sucios. Es propio de partidos totalitarios.
Observen alrededor, observen en las redes, algunos no son difíciles de identificar. Son capaces de despreciar o enaltecer a unos u otros porque pertenecen a uno u otro partido, o porque tienen o no creencias. Supongo que no han llegado, y algunos ni llegarán, a conclusiones tan elementales, como el respeto a las ideas y a las creencias, y que personas malvadas y oportunistas las hay en todos los grupos; justifican sus comportamientos, con su supuesta supremacía moral, y se guían por “el fin justifica los medios”. La historia es terca; este axioma utilizado de forma habitual por la extrema derecha y la extrema izquierda, ha ocasionado en la historia, mucho sufrimiento, cárceles y muertes.
En mi opinión no hay que ser esclavo de ninguna ideología, aunque no está reñido con pertenecer a un partido, pero siempre desde el sentido de autonomía y honradez intelectual. Debemos defender valores y colaborar en hacer este mundo más habitable.

Ángel Cornago Sánchez Fotografía: en Faro de Estaca de Bares
Derechos reservados.


viernes, 9 de noviembre de 2018

RISA Y FELICIDAD



La risa es una explosión de alegría, pero tiene un matiz distinto, aunque suele acompañar a la alegría. Es una emoción, a veces, incontrolable, como suelen ser las emociones, y va acompañada de sensación de cierta felicidad y de olvido, aunque sea durante unos minutos, de los problemas cotidianos.
 Cuando hemos pasado unas horas en que nos hemos reído, se puede decir que hemos sido felices, aunque no necesariamente de felicidad de alto rango. Ese tiempo puede ser una laguna, un receso en una fase de tristeza y preocupaciones, que vuelven a resurgir inmediatamente después de que desaparezcan las circunstancias que han provocado la risa. Por ejemplo: cuando se van los amigos que han venido a visitarme, con los que he pasado unas horas divertido, en realidad me ha hecho olvidar durante un tiempo mi realidad. De hecho, es conveniente fomentar las reuniones con personas con las que se pueda compartir confidencias y momentos lúdicos.
Los motivos que provocan la risa suelen ser fugaces, banales y de poca entidad, por eso la risa suele ser una emoción efímera. De hecho, se puede pasar de la risa al llanto con facilidad. La sonrisa es más sofisticada y, generalmente, provocada por sensaciones psicológicas más sutiles y profundas. Suele ser más prolongada.
La risa es contagiosa, lo hemos experimentado alguna vez. Personas risueñas, que ríen con frecuencia, que tienen buen humor, están expresando que se encuentran bien, que son más o menos felices en ese momento. Es un indicador: la risa frecuente no produce felicidad, pero puede ser indicativo de que se es, al menos, medianamente feliz.
Ángel Cornago Sánchez
De mi libro, "Salud y felicidad". Edt. SalTerrae

sábado, 3 de noviembre de 2018

UN DÍA CUALQUIERA

lo cotidiano
UN DÍA CUALQUIERA

Cuando nos levantamos de la cama por las mañanas, es difícil que lo primero que percibamos sea sensación de bienestar. Lo normal es que nos sintamos somnolientos, con el cuerpo entumecido y con cierta resistencia a comenzar el nuevo día, cuando no, de mal humor. La reconfortante ducha y el café del desayuno, nos ponen en la tensión suficiente para afrontar el nuevo día con sus retos. Es la vida cotidiana, la que se presenta ante nosotros una jornada tras otra. Esporádicamente, habrá hechos puntuales que otorgarán a ese día un significado especial y nos producirán vivencias singulares, pero lo habitual, serán vivencias más o menos universales y rutinarias llevadas de forma subjetiva.
Los ámbitos en que nos desenvolvemos cada día, son para la mayoría de las personas los mismos: la familia, el trabajo, las aficiones…también lo sugerentemente prohibido (no me refiero a lo ilegal). En esos marcos nos vamos a sentir: vulnerables ante muchas circunstancias, reforzados y fuertes ante otras, felices, desgraciados, enamorados, traicionados, sujetos a poderes, ostentando poder, aunque solo sea sobre nuestros hijos. Nos vamos a sentir con salud, enfermos, vamos a sentir admiración, envidia, amor, odio... Nos vamos a sentir tristes o vamos a reír a carcajadas. Vamos a no creer en el más allá o vamos a buscar nuestra trascendencia en momentos de crisis.
De este mar de sensaciones, vamos a sentir probablemente todas en algún momento de nuestra vida, muchas de forma frecuente, la mayoría de forma cotidiana. Van a dominar más unas u otras, dependiendo de nuestra estructura psicológica potenciada por la educación sobre todo en la infancia. Después van a influir de forma determinante las circunstancias, que parte van a ser debidas al azar, pero otras las habremos buscado mas o menos conscientemente, dependiendofelicidad en definitiva, también, de nuestra forma de ser.
Después, durante nuestra vida, la forma de enfrentarnos a todo lo que nos toca vivir, las vivencias y las enseñanzas, junto con la reflexión, va hacer que vayamos acumulando un bagaje que con los años nos permita ser expertos en “pragmática de la vida”, y que tal vez permita que nos sintamos cada vez, si no más felices, más equilibrados, si hemos sabido asimilar y aceptar las circunstancias vividas, el proceso de declive y envejecimiento.

Ángel Cornago Sánchez. Reservados derechos
Fotografía: canal de Castilla