lunes, 24 de diciembre de 2018

LA SONRISA


LA SONRISA


La palabra es el modo más habitual de comunicación entre los humanos, pero desde luego no el único. Su importancia como tal radica en que se puede utilizar a distancia sin necesidad de verse ni de tocarse que son los otros dos sentidos con los que intercambiamos información (con el olfato necesitamos proximidad). Aun así, el significado de la palabra se puede artefactar, fundamentalmente con el tono, y el sentido de la frase no ajustarse a lo que literalmente quiere decir. Por eso, en la relación con nuestros semejantes estamos diciendo muchas cosas no sólo con la palabra, sino con todo nuestro cuerpo: desde nuestra forma de vestir y acicalarnos, la expresión de nuestra cara, el tono de las frases, e incluso con los silencios, estamos trasmitiendo una serie de información que con frecuencia puede incluso estar en contradicción con lo que literalmente estamos hablando. En la escala de credibilidad es más verosímil lo que estamos diciendo con todos estos “accesorios” de la comunicación que lo que estamos comunicando con las palabras.
La sonrisa es un gesto sutil de comunicación que indica un estado de ánimo positivo hacia el oponente; si nuestra relación con otra persona va precedida de una sonrisa estamos trasmitiendo a nuestro interlocutor que estamos en actitud positiva para relacionarnos con él.
A veces la sonrisa se nos escapa e indica un estado de ánimo íntimo; cuando estamos escuchando algo que nos agrada, pensando o recordando algo que nos es grato, es frecuente que lo delatemos con la cara porque estamos, sin ser conscientes, esbozando una sonrisa.
Como es habitual en comunicación, no siempre el gesto se ajusta a lo que habitualmente quiere decir; ocurre también con la sonrisa. Cuando alguien recibe lo que estamos diciendo o nos mira con una sonrisa irónica, percibimos claramente el rechazo e incluso la agresividad que nos está trasmitiendo.
En la evolución de la especie la sonrisa ocupa un grado sofisticado de expresión. En esta cadena, el hombre primitivo debía de pasar de llorar a lágrima viva, a la carcajada a mandíbula batiente, siendo estados más depurados el sollozo y, sobre todo, la sonrisa, adquiridos mucho después. La carcajada es una explosión de júbilo primitiva, física, pero en la sonrisa el estado de júbilo o de bienestar está en la mente, es más intelectual y trasciende al exterior.
Tal vez esta es la razón por la que mi hijo cuando tenía cinco años, en sus interrogantes sobre la muerte, un día me preguntó si cuando morimos el cuerpo se queda aquí en la tierra, pero si la “pensadura” y la “sonrisa” se iban al cielo, percibiendo perfectamente que la sonrisa es un gesto que va unido a algo que trasciende lo meramente físico y en la misma categoría que el pensamiento.

Ángel Cornago Sánchez. De mi libro “Arraigos, melindres y acedías”


miércoles, 19 de diciembre de 2018


PRISION PERMANENTE REVISABLEprisión permanente revisable

La llamada “prisión permanente revisable” es un tema que está en candelero, reactivado por el gravísimo hecho del asesinato del niño Gabriel, que nos tuvo a todos sobrecogidos, y el reciente de Laura. Durante los últimos años ha habido varios asesinatos tan deleznables, tal vez no tan mediáticos.
Todos tenemos claro, que una sociedad que se precie, debe tener una estructura legal para castigar y defenderse de los delincuentes y sobre todo de los asesinos.
Por supuesto, descarto la pena de muerte como castigo.
Al juzgarlos, con todas las garantías, habría que plantearse la finalidad de las penas.
Como primer paso un castigo ejemplar: apartarlos de la sociedad encerrándolos en la cárcel durante un tiempo suficiente que les permita purgar su delito y disuadirle de volver a delinquir.
Y algo muy importante, intentar rehabilitarle para que no vuelva a cometer delitos. Sería lo ideal, en algún caso se conseguirá, es otros será imposible.
Entre los condenados por asesinato hay algunos que lo pudieron cometer en un momento negro de su vida, pero que durante el tiempo en la cárcel con los debidos tratamientos se han rehabilitado y pueden salir después de cumplida su condena y reintegrarse en la sociedad.
Hay otros, cuya estructura psicológica es patológica, y por mucho tiempo que esté encerrado y después de muchas entrevistas con psicólogos y psiquiatras, su estructura no es posible cambiarla y es muy probable que cuando queden en libertad puedan volver a repetir los actos por los que fueron condenados.
Considero que no hay que ensañarse en las penas. Sino valorar el riesgo de que puedan repetir actos tan execrables. Tengo muy claro que las leyes están fundamentalmente para proteger a la sociedad, mediante unas condenas justas, y si se puede, rehabilitar al delincuente, pero debe tomar medidas contra algunos cuyo riesgo de reincidir sea alto. Por eso me parece que, en contados delitos, es aplicable la “prisión permanente revisable”.
Es un tema importante de reflexión de los partidos, no de que se utilice como arma arrojadiza entre unos y otros, como nos tienen acostumbrados en un ejercicio de irresponsabilidad.

Ángel Cornago Sánchez  Derechos reservados

lunes, 3 de diciembre de 2018

LIBREPENSAMIENTO Y RIGOR INTELECTUAL


Librepensamiento y rigor intelectual.


En el momento histórico que estamos viviendo, tal vez más que nunca, es preciso que influyamos en el entorno social que nos toca vivir, cada uno en su ámbito, pero desde una actitud de honradez y rigor intelectual a la hora de enjuiciar las situaciones y expresar las opiniones. No podemos ser esclavos de ideas preconcebidas ni de consignas emanadas por asociaciones, religiones, o partidos políticos, aunque a la postre podamos coincidir con ellas después de reflexionar y valorar sus posturas
Hoy, el espectáculo bochornoso que habitualmente contemplamos, es la lucha entre partidos, utilizando como armas arrojadizas las propuestas del contrario, aunque puedan ser razonables, incluso adecuadas para la mayoría. Han pervertido sus fines. No es el bien de los ciudadanos origen de su investidura lo que persiguen, sino, unos conservar el poder, y los otros arrebatárselo. En definitiva, el poder por el poder. En esta lucha vale todo. Ni se sonrojan con sus zafios razonamientos. No valoran nuestra capacidad intelectual; piensan que nos engañan con sus actitudes y burdos argumentos. Están jugando con fuego.
 Mientras, los ciudadanos asistimos impasibles a ese perverso olvido por parte de las clases políticas que nos dominan. Pienso que el sistema está gastado. La “derecha”, “la izquierda”, tal como las utilizan los protagonistas, no sirven, aunque probablemente los que no sirven son dichos protagonistas. Sería preciso que la mayoría de esos dirigentes desaparecieran de la escena y fueran sustituidos por otros nuevos, honrados y con la idea clara de que su objetivo somos los ciudadanos, no conservar el poder.
Nosotros también somos responsables. Los dogmatismos del signo que sea nos esclavizan. De hecho, un tanto por ciento nada despreciable de los votos emitidos en las elecciones, son de personas que siempre votan al mismo partido, por ideas preconcebidas, aunque hayan hecho las mayores tropelías. Gracias a que hay otro tanto por ciento que es capaz de otorgar su voto dependiendo del juicio sobre sus actuaciones, los países progresan, por que, la alternancia es progreso.
El librepensamiento es la base de la vida intelectual. Es preciso no estar sujetos a dogmatismos en ningún ámbito. El discurso de los partidos de derechas y de izquierdas huele a naftalina, por caduco, por sesgado, por poco riguroso, por poco respetuoso con la inteligencia de los ciudadanos. Debemos ser capaces del análisis despojado de ideas preconcebidas, lo contrario es una rémora para el progreso y para llegar a posiciones más avanzadas.
El juicio es un ejercicio intelectual que debe ser libre de dogmas políticos y religiosos. La religión es respetable, incluso si se quiere, adecuada en el ámbito privado, pero no como doctrina en el análisis del quehacer político y social. La militancia política, la simpatía por un partido, también lo es, pero sin sometimiento a sus consignas y a sus líderes si no lo hacen bien y no permiten el debate; antes al contrario, los simpatizantes y militantes, tienen más responsabilidad que los demás para intentar reconducir su deriva y mantenerlos siempre vivos. Esta actitud, los dirigentes respectivos no lo van a consentir; no les interesa militantes con criterios propios, sino personas que acaten las consignas que emergen de la cúpula sin discutirlas: son los militantes que medran, los que van en las listas, pero el suicidio de los partidos, situación a la que ya hemos llegado.

"Sólo los peces muertos nadan con la corriente." [Malcolm Muggeridge]

            Ángel Cornago Sánchez      Derechos reservados