MÁS SOBRE LOS
GUAY
Alrededor de los
guay de entonces, también había “babosines” que se arrimaban a la gente
dirigente, no por convicción, pero si con convicción y conveniencia. Eran
pelotas y oportunistas, a ver si caían migajas o su resplandor les alumbraba y
les hacían parecer también gente guay; muchos renunciaban a sus orígenes, de
los que se avergonzaban; intentaban mimetizarse con las clases dirigentes.
Hoy también
sucede. Son otros los protagonistas, pero con la misma estructura psicológica.
Buscan estar a la moda. La moda, en este momento, es ser “progre”, pero esta es
una progresía desvirtuada. Hoy “progre” se identifica con personas de
izquierdas, pero bastante a la izquierda, no pocas, sin haber reflexionado en
profundidad sobre lo que defienden.
Hoy es guay, ser
“progre”, pero progre desvirtuado. Es una moda, aunque no se tenga criterio
propio y se sea solo manada, y sus comportamientos personales sean
reaccionarios. En mi opinión ser “progresista”, es perseguir la justicia
social, la igualdad de oportunidades, rechazar el capitalismo salvaje que se
vive en los ámbitos de altos poderes económicos, el que la riqueza esté
justamente distribuida, el no dejarse explotar por los poderosos, el que haya
prestaciones sociales “para los que no puedan trabajar”, el que la justicia sea
para todos igual, el no dejarse manipular por los medios de comunicación…Me
identifico con esas ideas; me identifico con aquella progresía de la
transición. No defiendo la violencia, ni los escraches, ni el “todo vale” para
llegar al poder y, desde luego, estoy absolutamente en contra de las dictaduras
de derechas, pero también de las de izquierdas que es lo que persiguen muchos
de los que hoy están mimetizados en nuestra democracia. La estructura
psicológica de los dictadores de izquierdas y los de derechas es muy similar.
En los extremos ambas ideologías han coaccionado, han ocasionado mucho dolor, y
muchas muertes, y no precisamente en el campo de batalla, sino en la población civil,
no lo olvidemos.
Hay muchos
acólitos y acólitas junto a esta gente de progresía caduca, que ha demostrado
suficientemente su ineficacia. Muchos son personas que se califican así porque
está de moda; son un grupo de advenedizos, de parásitos de los partidos.
Conozco a
progres guay, que dicen ser “rojos” o “rojas”, a los que nunca les he conocido
ninguna militancia, ni ninguna manifestación social, que su interés solo ha girado
en torno a su persona, a su posición social, a sus apariencias.
En este país son
muy precisas personas serias, reflexivas y honradas, con inquietudes e
intereses en lograr un país más justo, más humano, donde prime el intentar
conseguir para todos una vida buena, con todo lo que entraña este concepto de
humanidad y justicia.
Ángel Cornago
Sánchez
Reservados
derechos.