VEJEZ Y CRECER
Tengo la
sensación, de que sigo creciendo. En realidad, siempre he estado creciendo, con
los baches lógicos producidos por las crisis en las que te embarras y tienes
dificultad para salir del charco. Lo que nunca pueden faltar son las ganas de
luchar, de salir de la situación. Se consigue salir además con enseñanzas, que
servirán para el próximo tropiezo.
En la vejez se
sigue creciendo en el juicio ponderado de todo. Todo se relativiza, aunque no
quiere decir que se acomode en los problemas, sino que el enfoque es más
reposado, pero la conclusión no tiene por qué ser más conservadora.
Es una etapa
rica, reflexiva, sabia, si se ha pasado por la vida con los ojos abiertos, asumiendo
los fallos; si se tiene la sensación de que se sigue estando “vivo”, con todo
lo que implica: proyectos, responsabilidad como ciudadano, aceptación de lo que
el futuro depare de irremediable; con conformidad, serenidad, capacidad de
observar, de sintonizar con la naturaleza y con todos los seres vivos.
También nos
queda, a mí al menos, la sensación de mirar con indulgencia, a veces después
del cabreo que sentimos, a la serie de cretinos que pululan alrededor de los
poderes políticos de turno. Aunque a veces puede más el cabreo que la
indulgencia, porque su torpeza, prepotencia y avaricia, influyen en la vida de
mucha gente.
Ángel Cornago
Sánchez.Derechos reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Libre