viernes, 26 de julio de 2019

LA EDUCACIÓN Y SU PERVERSIÓN


LA EDUCACIÓN Y SU PERVERSIÓN


Estoy convencido, que educar, es una de las profesiones cuyo ejercicio lleva aparejada una gran carga responsabilidad; si no la mayor.
Educar no es enseñar conocimientos, que también; es, fundamentalmente, formar en valores de justicia, respeto, esfuerzo, solidaridad, tolerancia, humanismo. Ayudar a formar el entramado psicológico e intelectual, con el que los alumnos se van a manejar a lo largo de su vida, de lo que va a depender, sus comportamientos, decisiones, lo que ellos van a aportar a sus hijos y, también, al medio social en el que se desenvuelven.
Un profesor está impartiendo enseñanza desde que entra por la puerta de su clase, con su actitud, con su manejo de las situaciones individuales y colectivas, no siempre fáciles. Es un espejo en el que los alumnos se miran, sobre todo si el docente se ha prestigiado a los ojos de sus alumnos. Los educadores junto al medio familiar, tienen una importancia capital en el futuro de los seres humanos, incluso, yo diría que algunos educadores más que los propios padres, con los que suele haber frecuentemente artefactos que distorsionan la comunicación.
Conocedores de esta verdad, partidos políticos totalitarios, nacionalistas, grupos religiosos fundamentalistas, diversos poderes, tratan de sembrar en los educandos, desde el púlpito de autoridad moral y académica que se les presume y no se les discute, teorías y conocimientos, dirigidos a que en el futuro sean militantes de las ideas que ellos tratan de propagar. Muchos, incluso, tergiversan la historia y la acompañan de soflamas,  de emoción, para así aumentar su eficacia.
Me parece de una gravedad palmaria intentar manipular las mentes infantiles para provechos doctrinales políticos o religiosos. Es la perversión de lo que debe ser la educación. Tenemos ejemplos sobrados en el mundo; también próximos.
El momento que vivimos es de miseria humana: corrupción, obsesión por el poder como primer objetivo, y de líderes carismáticos muy peligrosos.
La mayoría silenciosa, cobardemente callada.

Ángel Cornago Sánchez. Derechos reservados.
Fotografía: propia. Burgos.


lunes, 1 de julio de 2019

MISERIA MORAL Y POLÍTICA


MISERIA MORAL

            El momento político actual, realmente produce desánimo y frustración. Para valorar a las personas, a los grupos, no basta hacerlo en circunstancias ordinarias, que también, sino cuando suceden o se enfrentan a momentos trascendentes en los que deben decidir sobre hechos cruciales. Ya no se trata de ese juego político diario de bajo nivel al que nos tienen acostumbrados. Ahora se trata de decisiones que tienen trascendencia para el futuro del país.
            En este momento, los ciudadanos, estamos asistiendo atónitos, hastiados, y cabreados, a la catadura moral de muchos líderes con responsabilidad de decidir sobre la gobernabilidad de España. En vez de ajustarse al mandato de las urnas, de hacer un gobierno de diversas tendencias, se decantan por sus propios intereses, disfrazándolos de bien para la comunidad. Y no solo es grave su falta de escrúpulos, sino que diariamente en los medios de comunicación nos dan muestras de su bajo, y a veces ínfimo, nivel. Difícilmente estos indigentes intelectuales, pueden dirigir un país. Pero lo que realmente preocupa es su miseria moral: todo vale para conseguir sus fines.
            ¡Ya está bien! de luchas partidistas barriobajeras. Ya vale de navajeo. Hasta las puestas en escena son ridículas y obscenas. Observen a los altos cargos y líderes, cuando comparecen ante los medios de comunicación: se plantan ante la nube de periodistas con sus cámaras, en un postureo que les hace sentirse protagonistas, en momentos que viven como sublimes, casi orgiásticos, pero lo que en realidad trasmiten es estar en el limbo de la idiocia. Parecen bandas organizadas para engañarnos.
            Otro tema grave es la utilización de la justicia, y el propio proceder de la justicia, así como la actitud de determinados medios de comunicación, claramente partidistas para intentar manejar el ciudadano. Eso también es corrupción.
            Es preciso la regeneración de los partidos con nuevas personas y nuevos estilos. Poder judicial independiente.  Mujeres y hombres preparados, honrados, conscientes de que la política es un servicio y una responsabilidad muy importante con la comunidad.
            Esta sociedad necesita moralizar la vida pública, y la privada, cada uno en su ámbito. No debemos permitir que los grandes poderes económicos nos exploten; debemos defender una distribución justa de los recursos, justicia social, defender derechos; pero, en la lucha política o ideológica, tampoco vale todo. Hay que ser riguroso, buscar la verdad, buscar soluciones ponderadas y justas, intentando construir país, no desestabilizarlo.
Fundamental: “rigor y honradez intelectual” en el ámbito individual a la hora de analizar los hechos y enjuiciar las situaciones. Sobran los corruptos, los sectarios, los embaucadores. Sobran los que sólo aportan odio y resentimiento. Sobran salvadores interesados. Es preciso un rearme moral de la sociedad. La voz de la mayoría silenciosa, honesta y ejerciendo su honradez, se debe hacer escuchar. Y, desde luego, potenciar a los políticos honestos conscientes de que su principal deber es servir el fin para el que están en política, que no es otro que cumplir con su deber con los ciudadanos. El momento actual es, de miseria moral.
Ángel Cornago Sánchez. Reservados derechos.
Fotografía: propia.