MISERIA MORAL
El momento político actual,
realmente produce desánimo y frustración. Para valorar a las personas, a los
grupos, no basta hacerlo en circunstancias ordinarias, que también, sino cuando
suceden o se enfrentan a momentos trascendentes en los que deben decidir sobre
hechos cruciales. Ya no se trata de ese juego político diario de bajo nivel al
que nos tienen acostumbrados. Ahora se trata de decisiones que tienen
trascendencia para el futuro del país.
En este momento, los ciudadanos,
estamos asistiendo atónitos, hastiados, y cabreados, a la catadura moral de
muchos líderes con responsabilidad de decidir sobre la gobernabilidad de
España. En vez de ajustarse al mandato de las urnas, de hacer un gobierno de
diversas tendencias, se decantan por sus propios intereses, disfrazándolos de
bien para la comunidad. Y no solo es grave su falta de escrúpulos, sino que
diariamente en los medios de comunicación nos dan muestras de su bajo, y a
veces ínfimo, nivel. Difícilmente estos indigentes intelectuales, pueden
dirigir un país. Pero lo que realmente preocupa es su miseria moral: todo vale para conseguir sus fines.
¡Ya está bien! de luchas partidistas
barriobajeras. Ya vale de navajeo. Hasta las puestas en escena son ridículas y
obscenas. Observen a los altos cargos y líderes, cuando comparecen ante los
medios de comunicación: se plantan ante la nube de periodistas con sus cámaras,
en un postureo que les hace sentirse protagonistas, en momentos que viven como
sublimes, casi orgiásticos, pero lo que en realidad trasmiten es estar en el
limbo de la idiocia. Parecen bandas organizadas para engañarnos.
Otro tema grave es la utilización de
la justicia, y el propio proceder de la justicia, así como la actitud de
determinados medios de comunicación, claramente partidistas para intentar manejar
el ciudadano. Eso también es corrupción.
Es preciso la regeneración de los
partidos con nuevas personas y nuevos estilos. Poder judicial
independiente. Mujeres y hombres preparados,
honrados, conscientes de que la política es un servicio y una responsabilidad
muy importante con la comunidad.
Esta sociedad necesita moralizar la
vida pública, y la privada, cada uno en su ámbito. No debemos permitir que los
grandes poderes económicos nos exploten; debemos defender una distribución
justa de los recursos, justicia social, defender derechos; pero, en la lucha
política o ideológica, tampoco vale todo. Hay que ser riguroso, buscar la
verdad, buscar soluciones ponderadas y justas, intentando construir país, no
desestabilizarlo.
Fundamental:
“rigor y honradez intelectual” en el ámbito individual a la hora de analizar
los hechos y enjuiciar las situaciones. Sobran los corruptos, los sectarios,
los embaucadores. Sobran los que sólo aportan odio y resentimiento. Sobran
salvadores interesados. Es preciso un rearme moral de la sociedad. La voz de la
mayoría silenciosa, honesta y ejerciendo su honradez, se debe hacer escuchar.
Y, desde luego, potenciar a los políticos honestos conscientes de que su
principal deber es servir el fin para el que están en política, que no es otro
que cumplir con su deber con los ciudadanos. El momento actual es, de miseria moral.
Ángel
Cornago Sánchez. Reservados derechos.
Fotografía: propia.
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