miércoles, 30 de diciembre de 2020

UN LIBRO PARA LEER

 


Un libro para leer

El ser humano nace con una carga genética hereditaria que, con el tiempo y la maduración biológica, irá configurándose como su temperamento. Paralelamente, a lo largo de toda su vida y de manera preferencial en sus etapas iniciales, en sus interacciones con todo lo que le rodea (entorno físico, contacto con otras personas, cultura que le controla y le dirige, y otras muchas periferias) irá desarrollando un aprendizaje que conformará también otra parte de su personalidad, dotándole de lo que llamamos su carácter.

En esta doble vía de desarrollo y crecimiento, cada ser humano deviene a ser ella o él mismo, iniciando y continuando el núcleo de su realización: la posibilidad y la necesidad de lograr que lo que eran sus posibilidades o potencialidades innatas al nacer se conviertan en sus cualidades y sus recursos personales en el acontecer de su historia.

Para que este proceso de llegar a ser nosotros mismos y de podernos convertir en nosotros, en nuestra esencialidad, se ejecute, es muy importante que cada uno de nosotros tomemos una parte activa y orientadora en el despliegue de las facultades que poseemos. Así, nuestra vida no será un mero transcurso automático, dejándonos subsistir, sino un discurso dirigido y gobernado por nosotros. Somos todos, y debemos serlo, dueños y autores de nuestra vida. Sin este compromiso no existiría nuestra biografía y nuestra existencia carecería de sentido.

En el fondo, la mayoría de las personas aspiramos a tener un estado permanente de felicidad, de satisfacción con nuestro propio ser, y para ello debemos potenciar dos grandes disposiciones en nuestra espiritualidad: la alegría, apuesta deleitosa por la vida, y la esperanza, confianza de poder lograr lo que nos proponemos.

Desgraciadamente, a menudo resulta difícil alimentar con éxito nuestro propio proyecto vital. Se habla mucho, demasiado quizá, de la abundancia de posibles trastornos psiquiátricos como la ansiedad las depresiones y otros, y del alto consumo de “pastillas de nervios” (hasta casi un tercio de la población las toma), pero quizá no seamos totalmente conscientes del mayor problema existente en este contexto: la falta de salud mental. Abundan las personas cargadas de amargura, de desaliento, de vacío existencial, de soledad y de otras carencias anímicas y espirituales.

Son muchos los seres humanos que en su proceso de autocreación tienen que liberar batallas íntimas en torno a alguno de los ejes de su quehacer personal: sobre su autoestima, en torno a su fortaleza y energía, alrededor de sus vivencias de culpa o de sus sentimientos de culpabilidad,  acerca de su seguridad en sí mismo o de la confianza en sus propias capacidades, y en otras muchas dinámicas propias del proceso evolutivo individual.

Estas realidades expuestas son, a veces, difíciles de entender y de aplicar en el día a día de la existencia cotidiana, pero, afortunadamente, en muchas ocasiones nos topamos con circunstancias que nos ayudan a recapacitar sobre ellas y a descubrirlas en situaciones sencillas del proceder ordinario. Una de estas oportunidades es el libro “Encuentros en la Abadía”, publicado recientemente por el escritor tudelano Ángel Cornago Sánchez.  El autor, como es bien sabido, es un gran profesional médico, arraigado en el quehacer sanitario más profundo. Es un libro entretenido y didáctico que hasta ahora ha podido pasar desapercibido debido a la crisis de la pandemia, y que yo me atrevo a recomendar a todos los lectores prudentes e interesados en la antropología humana. Es un texto fácil y cómodo de leer, cargado de experiencia humana y de consejos sabios, muy correcto desde el punto de vista psicológico y psiquiátrico, que trasmite una visión profunda e intimista de la vida personal y que anima al cultivo de la espiritualidad laica, de la responsabilidad personal y de una actitud ética ante la vida. Un libro de ayuda personal novelado, divertido e intrigante a veces. Sin duda lo mejor es leerlo y saborearlo. Podrá ser un espejo en el que, algunas veces, lograremos vernos reflejados en algunas coyunturas del relato. Una forma de vivirlo para aprender y crecer.

 

                               VICENTE MADOZ

                               Psiquiatra. Director y fundador de la Fundación Argibide

 



viernes, 25 de diciembre de 2020

NAVIDAD 2020

 

NAVIDAD 2020

 

La Navidad de este año 2020, va a ser sombría por la grave pandemia que nos asola, que ha provocado cientos de miles de enfermos, decenas de miles de muertos, importantes estragos en la economía y, a toda la población, alteración grave de nuestra vida ordinaria, con encierro durante meses, limitación severa de las relaciones familiares, alteración de la vida social y lúdica, aparte de graves problemas económicos a muchas familias. Todo ello nos tiene traumados, adormecidos, con la atención puesta en los problemas referidos.

En este “clima”, en que deberíamos estar hermanados, los de siempre, los políticos, aprovechando la situación, están aprobando leyes de gran calado, ocasionando preocupación y desasosiego.

Pero todo pasará. Ya se ve la luz al final del túnel en forma de vacuna, que, si se cumplen las expectativas, en unos cuantos meses estaremos en camino de superar la pandemia e iniciando la recuperación de la vida ordinaria.

Mientras tanto, todos deberemos seguir siendo rigurosos y solidarios en la prevención de los contagios guardando estrictamente las normas. Nos jugamos el porvenir. 

Lo mejor que tiene este país son sus ciudadanos. Saldremos de esta situación con nuestro esfuerzo y sacrificio.

Feliz Navidad 2020. Que en la del 2021 el sol y brille para todos, y la podamos celebrar con normalidad junto a nuestros seres queridos.

Nuestra solidaridad con los familiares de los fallecidos.

 

Ángel Cornago Sánchez

Fotografía propia.

 

viernes, 18 de diciembre de 2020

DEMOCRACIAS MANIPULADAS

 DEMOCRACIAS MANIPULADAS

 
Las palabras “demócrata”, “democracia”, “progreso”, “progresista”, son aceptadas por todos. Presuponen que los actos y decisiones de los gobernantes van a ser justos, asentados en las opiniones de los ciudadanos libremente expresadas, con la mirada puesta en un futuro de progreso asentado en estos principios.  Son la antítesis de las dictaduras, en las que las decisiones las toma el dictador que a su vez decide qué es lo mejor para la ciudadanía, y lo impone por la fuerza.

Vivir en una “democracia” es una afirmación aceptada por la mayoría. Tal es así que, incluso los partidos y líderes claramente totalitarios, utilizan la palabra “democracia”, “progresista”, como costumbre y sin ningún pudor, para revestirse de legitimidad, aunque su praxis, sea exactamente la contraria, hasta el punto que defienden sistemas totalitarios que intentan aplicar.

En su fuero interno, se sienten “redentores”, y se arrogan una supremacía moral que les justifica imponer de forma subrepticia, frecuentemente con mentiras, y si no es posible a veces con la fuerza, su particular religión política para instaurar un sistema teóricamente igualitario, en cuya cúspide, como clase dominante y privilegiada, están ellos y ellas, rodeados de su aparato represor. Constituyen la “casta” con privilegios similares a las “castas” de siempre. El resto es masa unificada, manada, a la que hay que aleccionar y controlar, para lo cual se rodean de estrategas de ingeniería social, se compran medios de comunicación fundamentalmente cadenas de televisión y redes sociales, para que sean la propaganda que inunde la los gobernados.

Detrás, suele haber importantes podres económicos en la sombra, que son otra “casta” superior, el motor que alimenta a los “actores”, mediocres pero sibilinos, desnudos de ideales, que están en primera fila.

Desde hace años, el mundo vive de forma cada vez más manifiesta, en democracias manipuladas. Las democracias se han ido degradando contaminadas por los poderes económicos que están detrás de los partidos. También, por el bajo perfil intelectual y moral de la mayoría de los políticos que nos está tocando vivir, muchos de los cuales no han trabajado nunca en otra actividad que no sea la política, y su ascenso se debe fundamentalmente a la sumisión a los poderes establecidos, más que a sus propios méritos. Por esta razón pululan en la vida pública una pléyade de personajes mediocres, que están rigiendo ayuntamientos, comunidades, incluso el país entero. El tema es muy grave. Son personajes de muy poca capacidad técnica y ética, tal vez astutos, cuyo fin es mantenerse en el poder, no con afán de servicio, sino para acomodarse y disfrutar de él.

Hoy, es más fácil defenderse de la fuerza de las dictaduras, en las que se tiene claro el enemigo a derrocar, que de las democracias manipuladas, fundadas en el engaño sistemático asentado en estrategias y medios de comunicación a su servicio para manipular. Muchos ciudadanos no son conscientes del engaño.

Ángel Cornago Sánchez

 


 

sábado, 12 de diciembre de 2020

MONARQUÍA HOY


 

MONARQUÍA HOY

 

La monarquía, no es un sistema de gobierno “conceptualmente” lógico. No es racional que una de las mayores figuras representativas de un país sea hereditaria, es decir, se trasmita de padres a hijos, y así de forma indefinida. Parece algo anacrónico. Además, los reyes y reinas, pueden ser competentes, como parece ser el hoy Felipe VI, rey de España, pero por el sistema, bien podrían ser lo contrario.

Dicho esto, nuestra monarquía, ni ninguna de las existentes en los distintos gobiernos de Europa, tienen las atribuciones que en siglos pasados tenían las monarquías. No tienen ningún poder decisorio que dependa de su exclusiva voluntad. Son como un icono que intenta dar realce al país y a las instituciones nacionales jugando un papel representativo, y a veces mediador entre el “poder” y los partidos. En dichos países, el verdadero poder lo ostentan los partidos representados en el Parlamento y en el Congreso. De hecho, está a al alcance de estas instituciones abolir la monarquía si se ponen de acuerdo.

Sin embargo, dicho papel moderador y mediador es interesante, incluso necesario en la batalla política entre los diversos partidos, con frecuencia crispada y de bajo nivel, no solo estético, sino incluso ético; de hecho, esta figura mediadora, la han adoptado varios países no monárquicos, como figura con similares atribuciones, pero laica e independiente.

 Un sistema de gobierno lógico, es una república con un presidente elegido por los diversos partidos. Pero una república no es sinónimo de izquierdas ni de derechas, en ella están representados todos, y así lo asumen, tanto los partidos de derechas como de izquierdas, con el compromiso de respetar las normas del debate político y de los resultados. Las reglas democráticas las deben respetar todos. No todo vale.

En este momento convulso de la política española, la figura que representa Felipe VI, considero que, de forma competente y honrada, no se debería tocar, y probablemente tampoco la de su hija si los partidos llegan a un acuerdo porque en su momento la consideren competente. El día que se decida cambiar, tal vez habrá que crear la figura que hoy representa el Rey: una persona que sea elegida entre personajes honrados e ilustres con una trayectoria imparcial impecable, para realizar ese papel mediador y moderador. Pero habrá que cuidar mucho porque habrá partidos que intentaran corromperla, para utilizarla en su propio beneficio; es el manejo sucio de la política que con frecuencia nos toca vivir en este país, y que esta figura podría evitar si se le respeta y se dota dicho papel de prestigio.

Termino como he comenzado. El “reinado” en un país democrático es conceptualmente ilógico y está llamado a desaparecer tarde o temprano. En este momento convulso y, probablemente, mientras quienes representan dicho papel moderador lo hagan de forma rigurosa, no se debe cambiar, sería añadir innecesariamente otro asunto de división y odio entre ciudadanos, aunque a algunos les interese la confrontación.

Copio unas palabras de Felipe IV que tienen mucho sentido:

“La independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas, le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político, facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión entre los españoles”.

(S.M. el Rey Don Felipe VI Madrid, 19.6.2014)

Mientras la monarquía cumpla estas funciones de forma exquisita sin dejarse manipular por unos ni por otros, estará dando un gran servicio al país. Y, desde luego, no son los mejores garantes del cambio los que hoy intentan derogarla, motivo añadido para no tocarla.

Ángel Cornago Sánchez

 Fografía: propia. Alcázar de Segovia.

 

 

sábado, 5 de diciembre de 2020

APUNTE SOBRE EL ARTE HOY


 

APUNTE SOBRE EL ARTE HOY

 

En teoría, el arte, tanto si lo contemplamos como si lo creamos en alguna de sus manifestaciones, nos eleva a un nivel mental fuera de la vida ordinaria y de la razón. Nos idealiza la vida cotidiana ungiéndola de sentimiento y de emoción. La contemplación y la creación de arte, nos eleva. En “ese momento” somos nobles, en una contemplación o creación desinteresada. Es lo mejor que hay en nosotros. Pero solo dura el tiempo de crear, de contemplación o de encantamiento si se consigue; después, se puede volver a ser vulgar, aunque a la larga, nos puede hacer mejores porque potencia aptitudes nobles.

El arte no sirve para nada en un mundo práctico. Sirve para elevarnos a estados de conciencia especiales. Eso es lo destacable.

¿Por qué el ser humano que ha evolucionado para sobrevivir y reproducirse, en un momento dado utiliza el lenguaje simbólico creando arte, en forma de pinturas, danza, música, palabras, relatos…? Probablemente para trascender de lo cotidiano.

El arte es algo subjetivo. Hay que mirarlo con ojos determinados para admirarlo. En sí, es solo materia que carece de cualquier utilidad. El salto de la utilidad al arte, se produce en el hombre primitivo cuando en un hueso de animal, utensilio con el que cortar o perforar, talla el mango; es cuando le adorna la empuñadora lejos de la utilidad, cuando comienza a hacer arte dejándose llevar por su imaginación, por la emoción, por su inspiración probablemente en la observación en la naturaleza, o en un hecho que ha vivido y le ha impresionado. Las escenas de caza pintadas con pigmentos en las paredes de las cuevas y las escenas familiares se crearon con intención de rememorar hechos, o afectos a personas o animales domésticos.

Hoy, el arte, que en esencia no sirve para nada práctico, en este mundo vertiginoso dominado por la tecnología y por el principio de utilidad, y decadente en valores, está desnaturalizado, incluso mucho del arte que se titula como tal, con un lenguaje en muchas ocasiones imposible de entender, se sitúa en vanguardias catapultadas por intereses. Por supuesto que hay corrientes artísticas excelentes buscando nuevos caminos de expresión.

Considero es importante cultivar y potenciar todas las expresiones artísticas, así como la espiritualidad laica. La espiritualidad religiosa, se basa en creencias, y pertenece al ámbito de lo privado; si no es fundamentalista, no tiene porqué interferir.

Ángel Cornago Sánchez

 Fotografía propia. Ribera Sacra del Sil

 

 


sábado, 28 de noviembre de 2020

INFORMACIÓN ?

             INFORMACIÓN ?

Vivimos un momento histórico en el que la información está al alcance de todos. No me refiero solo a noticias, sino a datos científicos, culturales, etc. Debería traslucirse en un aumento de la cultura y de la formación como ciudadanos. Todos podemos saber un poco de todo, y más de temas que nos interesen. En principio es positivo, porque todo lo que suponga que lo miembros de la sociedad seamos más cultos, debería traslucirse en que somos más formados, más informados y más difícilmente manipulables.

Así debería ser, pero no lo es. Estamos en una época de decadencia. Sabemos más, o al menos tenemos posibilidades de saber mucho más, casi de todo. Hay muchas publicaciones en papel, en las redes, medios de comunicación, televisiones, medios digitales, etc., que están al alcance de cualquier ciudadano, pero que no se trasluce en aumento del nivel cultural de la población. Sabemos muchas cosas, tenemos muchos conocimientos, pero no los tenemos introyectados. Son conocimientos superficiales, sin enjundia. Sabemos más, pero reflexionamos menos.

Pero insisto, a mi juicio, estamos en una época de decadencia. Nunca como ahora ha existido la posibilidad de manipular a la sociedad, incluso llegando a la intoxicación. Los medios de comunicación, la mayoría, están en manos de poderes económicos y políticos que los emplean, no para formarnos más, no para hacer una sociedad más sabia, más justa, más concienciada, sino para manipularnos, en pro de sus intereses partidistas políticos, de grupo, o económicos. Este es el gran problema en este momento: la manipulación del ciudadano.

Además, no todo lo que está en las redes es cierto. Por una parte, están las noticias falsas manejadas por grupos interesados; hay multitud de opciones sobre muy diversos temas, pero muchos de ellos no verificados; es fácil que tengamos acceso y podamos opinar sobre cualquier tema. Pero todo lo que hay no es de calidad, no tiene enjundia, no está demostrado, o está destinado a manipular. Entre tanta maraña de información es fácil desorientarse y beber conceptos falsos.

Por último, lo más importante. Debemos estar formados, siempre, y más en este momento, en la reflexión y en el análisis cuidadoso de lo que leemos y de lo que pretenden vendernos a veces como ideales. Eso se logra formando nuestra capacidad de juicio. No es cuestión de tener muchos conocimientos, sino primordialmente de formarnos en la independencia, en la honradez intelectual y tener criterio propio. Hay que revisar lo que intentan vendernos, sobre todo los partidos políticos, asociaciones, grupos económicos, líderes, etc. Seguramente no pretenden informamos justamente, sino que les “compremos” su mercancía, e incluso que nos hagamos acólitos de sus grupos; en definitiva, utilizarnos.

 

Ángel Cornago Sánchez

Fotografía: propia.


martes, 17 de noviembre de 2020

DERIVA PELIGROSA

 

DERIVA PELIGROSA

 

Realmente, como ciudadano ya entrado en años, pero conectado al entorno en que vivo, estoy muy preocupado por la deriva de la situación política en nuestro país. Más incluso que por la pandemia que nos asola; la pandemia pasará en unos cuantos meses; lo que sobreviene puede dejar al país sometido tal vez para décadas.

El gobierno actual, ganó las elecciones legítimamente, pero “sin enseñar”, el proyecto que pretendía para el país. Considero que dicho proyecto empezó con Zapatero apoyado por poderes en la sombra, y retomado en el momento actual. El hoy presidente llegó al poder, no solo “sin enseñar” sus intenciones, sino afirmando exactamente lo contrario de lo que está haciendo, con objeto de instaurar un régimen social-comunista. Regímenes suficientemente experimentados en el mundo, que han ocasionado bienestar para sus élites, y pobreza para la mayoría, cuando no represión y violencia.

Están pactando con partidos separatistas, como catalanes y vascos, que pretenden el desmembramiento de España como país. Lo van a hacer con sus votos, proporcionalmente mínimos en número respecto a los habitantes del país.

Por otra parte, separatistas vascos a los que precisan y han precisado para aprobar los presupuestos y otras leyes, no han condenado la violencia. Hoy, los que mataron a más de ochocientas personas además de ocasionar miles de heridos, y sus cómplices, pensaran que sus asesinatos han dado su fruto; en realidad, la violencia ha sido justificada como método para alcanzar sus objetivos. Gravísimo: el todo vale es una deriva muy peligrosa.

Pretenden una escuela mediocre, con una formación aleccionadora, que prime la adhesión a los principios de su “movimiento”, que no valore el esfuerzo y la excelencia como primer objetivo. Tener en el futuro ciudadanos aleccionados en su religión política, poco formados, es positivo para su estrategia, porque saben que van a ser más fácilmente manipulables. La afirmación de la ministra. “los niños no son de los padres”, es cuando menos, inquietante.

Relegar el castellano como lengua vehicular es otra de los desaguisados que están perpetrando. Nuestro idioma es el segundo del mundo en número de hablantes.

Además, han metido sus manos en la justicia, con una fiscal General del Estado, antes ministra de este gobierno, y tratan de hacerlo en el Consejo General del Poder Judicial.

Todo esto, y más, en un momento en que nos asola una pandemia que está provocando miles de muertos, miles de enfermos, y una vida acotada para todos. No tienen empatía ni respeto a que los ciudadanos estamos adormecidos por la situación sanitaria y económica que nos asola. No es de recibo aprobar en este momento leyes importantes, sin el debido debate social. Es simple y llanamente, aprovecharse de las circunstancias de la pandemia para que pasen lo más desapercibidas posible. Me parece inmoral y miserable.

Para más “inri”, su forma habitual de comunicarnos está basada en utilizar hasta la saciedad de forma perversa las palabras “democracia”, “progreso”, “democrático”, etc., que significan exactamente lo contrario de lo que hacen. Su manera de informar es el postureo y la estrategia, elaborada cuidadosamente en su particular laboratorio, no para que entendamos, sino para disimular sus engaños y verdaderas intenciones.

Ángel Cornago Sánchez

Fotografía: propia. Flor de la hiedra invasora. Semeja al coronavirus.

 

 

sábado, 7 de noviembre de 2020

PENSAR CON RIGOR


 

PENSAR CON RIGOR  

 

Esencial en la educación, es enseñar y capacitarnos, para sacar conclusiones de los innumerables datos a los que hoy tenemos acceso para poder manejarlos con equilibrio y eficacia en las situaciones concretas. Dichos datos, no necesariamente debemos tenerlos memorizados, pero es importante que estemos formados y preparados para saber qué debemos buscar y donde, para resolver un tema concreto que nos interese. Y, fundamental, educarnos sobre la importancia de reflexionar sobre diversas opciones, manejar con equilibrio los factores que influyen, y decantarse por la que se considere más adecuada.

Además de trasmitir conocimientos, los educadores, deben tener introyectado, que el otro, y tan importante componente de la educación, es formar para ser buenos ciudadanos, respetando diversidades, sea de raza, creencias, opinión. El objetivo de la educación, debe estar mediatizado por dar contenido a la propia vida, con su parte lúdica, afectiva, y con su componente de responsabilidad en un mundo que debemos intentar sea más habitable, más humano, más justo; en definitiva, responsabilidad como ciudadanos, insistiendo en no dejarse arrastrar por fundamentalismos políticos o religiosos, que exigen seguir las directrices de los mandamases, sin permitir discrepancias.

Debemos ser libres, para lo cual debemos saber discernir en la maraña de intereses que tratan de intoxicarnos los diversos poderes. Su objetivo es alcanzar el poder para dominarnos; generalmente el poder político, detrás de los cuales hay poderes económicos en la sombra que los sustentan, generalmente disfrazados o camuflados. En ocasiones, es difícil discernir los buenos de los perversos, para lo cual hay que tener la mente libre y distanciarse de los acólitos, y de los intoxicadores. Es fundamental tener conceptos claros, ser críticos con la propaganda, y saber relacionar los datos necesarios para sacar nuevas conclusiones, en definitiva, conceptos propios.

Para eso hay que ser rigurosos en el raciocinio, evitando las contaminaciones interesadas o dependientes de las propagandas poco fiables, incluso, pasando por el tamiz nuestras propias ideas y opiniones para actualizarlas. En definitiva, ser librepensadores. Debemos tener en cuenta que los poderes, frecuentemente, tratan de utilizarnos y de engañarnos, sin ningún reparo para auparse en la cima, solapando sus intenciones con redimirnos y conducirnos a sus paraísos políticos, en algunos de los cuales, curiosamente, solo tienen libertad de decidir y de pensamiento los jerarcas correspondientes, quedándole al pueblo llano solo la posibilidad de obedecer. Son los dictadores de derechas y de izquierdas, que se sienten redentores; la historia nos ha enseñado repetidamente que son capaces de las mayores tropelías. También los partidos teóricamente aceptados como democráticos, frecuentemente recurren a estrategias y métodos oscuros para alcanzar el poder, cuando no incurren en corruptelas, incluso en grandes corrupciones, 

Cada cual con sus valores, puede, y debe discrepar si lo considera, pero es fundamental que el objetivo sea el progreso como sociedad, no alcanzar el poder por el poder.

Por eso debemos valorar, además de qué se dice, quien lo dice, porque hemos llegado a un punto en que la mentira y las poses son la estrategia, y forman parte fundamental de los mensajes cocinados que nos lanzan para manejarnos.

Ángel Cornago Sánchez

  

 



viernes, 30 de octubre de 2020

NUEVO ESTADO DE ALARMA

 

NUEVO ESTADO DE ALARMA

 


Vivimos momentos complicados. Por una parte, nos afecta una pandemia muy grave desde hace casi ocho meses, en la que han fallecido, probablemente, más de cincuenta mil compatriotas y que, no solo sigue activa, sino creciendo en una segunda ola que está de nuevo empezando a colapsar los servicios sanitarios, y sin signos de cuándo puede comenzar a decrecer y a desaparecer. Realmente nadie lo sabe.

Los ciudadanos estamos muy afectados, cada vez más, por el tipo de vida que llevamos desde hace meses por la situación. Hay personas que, en el primer confinamiento, el estar encerrados desencadenó o aceleró una demencia larvada, incluso algunas hubo que ingresarlas contrajeron el virus y murieron. Lo mismo, las personas de edad y las que padecen enfermedades crónicas, no pudieron hacer sus pequeños paseos diarios y el estar enclaustradas les ha afectado psicológicamente y físicamente, a algunas de forma severa. También por el duelo por los familiares que hemos perdido. Además, muchos están viendo mermados sus ingresos, y sus expectativas de futuro por la situación económica que se agrava por momentos.

Ante esta situación de tragedia nacional, echo en falta empatía con los ciudadanos por parte de nuestros gobernantes. Para ellos los muertos son números, no trasmiten pesadumbre ni dolor, hablan de números sin ser conscientes de que detrás hay personas, familias, y mucho sufrimiento, mucha tragedia. Sus puestas en escena, no son propias de personas que trasmiten empatía y comprensión.

Por último, se permiten declarar un nuevo “estado de alarma” durante seis meses más, sin tener datos objetivos para ello, cuando la población estamos sumidos en un clima de graves preocupaciones por la falta de expectativas de salud, económicas, y de calidad de vida. No digo que no vaya a durar ese tiempo la pandemia, pero, después de lo que llevamos pasado, es mucho más asumible ir renovando el estado de alarma si se precisa, cada mes, previa comparecencia de los máximos dirigentes, explicando al país de forma veraz la situación y las expectativas. Pienso que es una irresponsabilidad, una falta de respeto, y desde luego de empatía declarar el estado de alarma durante seis meses, sin tener datos seguros que lo justifiquen. En todo caso, los gobernantes en una democracia, tienen la obligación en situaciones de tragedia nacional como la actual, de comparecer periódicamente para explicarnos la situación y las medidas que se van tomando. La oposición tampoco está a la altura.

Poner encima de la mesa en este momento, la futura ley de eutanasia, cuando muchas personas han muerto por la propia pandemia y por una deficiente asistencia por falta de medios; cuando la mayoría de los que han fallecido son ancianos y enfermos crónicos, es, cuando menos inoportuna, y desde luego demuestra la frivolidad y falta de sensibilidad de las personas que nos gobiernan. Lo mismo que intentar colar de tapadillo, en estos momentos en que el interés y la preocupación general está en sobrevivir, otras leyes importantes.

Es un comportamiento, moralmente e incluso estéticamente, inaceptable de nuestros gobernantes.

Ángel Cornago Sánchez

 


viernes, 23 de octubre de 2020

LA POLÍTICA Y LOS APLAUDIDORES

 

LA POLÍTICA Y LOS APLAUDIDORES

 

Produce sonrojo la actuación de los líderes políticos y “su séquito”, cuando actúan ante las cámaras televisivas, ya sea en el Congreso o en entrevistas con la prensa.

Son escenas perfectamente planificadas, donde el gran líder, actúa, representa, explica una serie de mensajes que parecen ensayados en el espejo, con los gestos, la vestimenta y las faramallas que sus asesores consideran convenientes para vender bien su mercancía. El decorado de aplaudidores detrás de su amado líder, palmean con entusiasmo, muchas veces poco convincente y, otras, con aburrimiento mal disimulado. Hasta los tiempos en que prorrumpen en aplausos están preparados. A los que observamos la escena, al menos a mí, me producen vergüenza ajena. Pienso que tienen poca autoestima, o que la mayoría no saben o no quieren saber que solo están ahí para eso, para aplaudir: ¡Vaya destino!

Es en lo que ha caído la política, en representaciones vacuas, sin contenido, cuya finalidad es vendernos su mercancía sin explicarnos claramente la molla, a veces, obviando verdades y otras veces mintiéndonos descaradamente. Es pura estrategia faltándonos al respeto.

Los partidos y sobre todo sus líderes, tienen gran responsabilidad en la degradación de la vida política. Mienten, nos engañan, y cada vez lo hacen con más descaro e impunidad, para lo cual basan sus mensajes e incluso sus puestas en escena, fundamentalmente en estrategias, donde el coro de aplaudidores en el Congreso y en las presentaciones ante la prensa, son el decorado visual y sonoro habitual. Los del “coro” son simple manada, marionetas sin nada que aportar, solo ser el adorno del líder de turno para empezar a batir palmas a la orden prefijada; solo aplaudir y votar lo que les mandan.  Es el espectáculo degradante en que se ha convertido la política.


Ángel Cornago Sánchez

Fotografía: Zamora

 

 

 

 

 

viernes, 9 de octubre de 2020

DESLEIDO

 

DESLEIDO

 

A veces la visión de la realidad es desleída; no sé si desleída, desteñida, o más bien desenfocada. El estar demasiado orientado no es bueno. El ser cabal, correcto, seguir por el surco, con la manada y, además, voluntariamente, sin que te azoten, no tiene nada de saludable, es el último paso, ya no tienes solución, o al menos tienes mala solución.

            Solo te queda ser gregario, con ojos de mirada bovina, humilde, inocente, bueno. Más que inocente y bueno, idiota y resignado, aunque no sabes cuál va a ser tu suerte; no sabes nada, solo vives una vida tan superficial que, casi vuelas, pero en un vuelo ridículo, arrastrando las pezuñas por el suelo, y además, sonriendo con sonrisa de lelo. ¡Vaya papelón!

            No hay que desteñirse. Continuamente nos rocían con lejías para desteñirnos y que todos seamos uniformes, gregarios, que es lo que pretenden los poderes. Nunca hemos sido tan manipulados como en el momento histórico que vivimos. Vivimos en democracias manipuladas por los diversos y distintos poderes. Nos manejan para el consumo. También para ser dominados y ellos sentirse grandes mirándose en nosotros. Lo podemos asumir, pero siendo conscientes de que así es. No importa demasiado el partido político. Todos lo intentan.

            Los poderes políticos no durarían si no tuvieran detrás poderes económicos que los sustentan y los empujan según sus intereses disfrazándolos de ideologías.

            Su pedagogía se basa en la “estrategia”. Estrategia para intentar que seamos manada dócil con el poder político correspondiente. Para conseguirlo utilizan una sofisticada maquinaria social, en la que las figuras principales son los gurús, es decir, los expertos en la manipulación de los ciudadanos. No se trata de expertos para que entendamos mejor sus propuestas, sino todo lo contrario, expertos para ocultar sus verdaderas intenciones y vendernos lo que queremos oír, aunque no se parezca en nada a sus intenciones verdaderas.

            Por supuesto, para trasmitir esa estrategia es preciso contar con medios de comunicación “comprados”, literalmente, para extenderla adecuadamente y que los ciudadanos engullamos lo que pretenden. Se sienten tan impunes que no ocultan los óbolos a dichos medios de comunicación.

            Los ciudadanos, estamos cada vez más desleídos, más uniformes, más desteñidos, y, también “desleídos”, pero en la acepción de “poco leídos”, algo imprescindible para la fácil manipulación y para darnos gato por liebre. De hecho, desde la antigüedad, siempre, e incluso en el siglo pasado, los dictadores quemaban las bibliotecas, e incluso prohibían determinadas lecturas. No les interesan las personas formadas e informadas, con criterio propio.

            Luchar contra un rey feudal, contra una dictadura, era fácil en el sentido de reconocer al enemigo y motivarse en la lucha; se reconocía fácilmente al opresor, y era una motivación de justicia defender la libertad y la justicia. Actualmente los opresores van disfrazados, están rodeados de una guardia pretoriana, de acólitos cortitos pero miserables, y de una red de informadores que es muy difícil desbancar.

            Los ciudadanos, seguiremos siendo manada, con nuestra libertad secuestrada, viviendo del pan y del circo de nuestros tiempos, como “sálvame”, futbol, apuestas, porno duro… para no pensar demasiado y darle una emoción similar a las drogas duras, y poder sobrellevar nuestra vulgar cotidianidad.

 

Ángel Cornago Sánchez

 

domingo, 27 de septiembre de 2020

"UN LIBRO PARA LEER" artículo del DR. VICENTE MADOZ, reconocido psiquiatra. Director y fundador de la Fundación Argibide.

 

Un libro para leer

El ser humano nace con una carga genética hereditaria que, con el tiempo y la maduración biológica, irá configurándose como su temperamento. Paralelamente, a lo largo de toda su vida y de manera preferencial en sus etapas iniciales, en sus interacciones con todo lo que le rodea (entorno físico, contacto con otras personas, cultura que le controla y le dirige, y otras muchas periferias) irá desarrollando un aprendizaje que conformará también otra parte de su personalidad, dotándole de lo que llamamos su carácter.

En esta doble vía de desarrollo y crecimiento, cada ser humano deviene a ser ella o él mismo, iniciando y continuando el núcleo de su realización: la posibilidad y la necesidad de lograr que lo que eran sus posibilidades o potencialidades innatas al nacer se conviertan en sus cualidades y sus recursos personales en el acontecer de su historia.

Para que este proceso de llegar a ser nosotros mismos y de podernos convertir en nosotros, en nuestra esencialidad, se ejecute, es muy importante que cada uno de nosotros tomemos una parte activa y orientadora en el despliegue de las facultades que poseemos. Así, nuestra vida no será un mero transcurso automático, dejándonos subsistir, sino un discurso dirigido y gobernado por nosotros. Somos todos, y debemos serlo, dueños y autores de nuestra vida. Sin este compromiso no existiría nuestra biografía y nuestra existencia carecería de sentido.

En el fondo, la mayoría de las personas aspiramos a tener un estado permanente de felicidad, de satisfacción con nuestro propio ser, y para ello debemos potenciar dos grandes disposiciones en nuestra espiritualidad: la alegría, apuesta deleitosa por la vida, y la esperanza, confianza de poder lograr lo que nos proponemos.

Desgraciadamente, a menudo resulta difícil alimentar con éxito nuestro propio proyecto vital. Se habla mucho, demasiado quizá, de la abundancia de posibles trastornos psiquiátricos como la ansiedad las depresiones y otros, y del alto consumo de “pastillas de nervios” (hasta casi un tercio de la población las toma), pero quizá no seamos totalmente conscientes del mayor problema existente en este contexto: la falta de salud mental. Abundan las personas cargadas de amargura, de desaliento, de vacío existencial, de soledad y de otras carencias anímicas y espirituales.

Son muchos los seres humanos que en su proceso de autocreación tienen que liberar batallas íntimas en torno a alguno de los ejes de su quehacer personal: sobre su autoestima, en torno a su fortaleza y energía, alrededor de sus vivencias de culpa o de sus sentimientos de culpabilidad,  acerca de su seguridad en sí mismo o de la confianza en sus propias capacidades, y en otras muchas dinámicas propias del proceso evolutivo individual.

Estas realidades expuestas son, a veces, difíciles de entender y de aplicar en el día a día de la existencia cotidiana, pero, afortunadamente, en muchas ocasiones nos topamos con circunstancias que nos ayudan a recapacitar sobre ellas y a descubrirlas en situaciones sencillas del proceder ordinario. Una de estas oportunidades es el libro “Encuentros en la Abadía”, publicado recientemente por el escritor tudelano Ángel Cornago Sánchez.  El autor, como es bien sabido, es un gran profesional médico, arraigado en el quehacer sanitario más profundo. Es un libro entretenido y didáctico que hasta ahora ha podido pasar desapercibido debido a la crisis de la pandemia, y que yo me atrevo a recomendar a todos los lectores prudentes e interesados en la antropología humana. Es un texto fácil y cómodo de leer, cargado de experiencia humana y de consejos sabios, muy correcto desde el punto de vista psicológico y psiquiátrico, que trasmite una visión profunda e intimista de la vida personal y que anima al cultivo de la espiritualidad laica, de la responsabilidad personal y de una actitud ética ante la vida. Un libro de ayuda personal novelado, divertido e intrigante a veces. Sin duda lo mejor es leerlo y saborearlo. Podrá ser un espejo en el que, algunas veces, lograremos vernos reflejados en algunas coyunturas del relato. Una forma de vivirlo para aprender y crecer.

VICENTE MADOZ

Fotografía:  Monasterio Santa María de Huerta

                      Ángel Cornago

 



 

viernes, 18 de septiembre de 2020

LIBROS. Reflexión personal

 

LIBROS. Breve reflexión personal.  

 

Estoy rodeado de libros. ¿Para qué? Es como si en este decorado me sintiera elevado al altar de la sabiduría ¿O tal vez es solo pose? Aunque, creo que no es pose porque no lo enseño a nadie. Estoy en mi rincón. Tal vez es una aspiración, un ideal. Me gustaría ser “sabio”, pero yo en la penumbra. Para mí esta acepción la identifico con lo que me gustaría ser: una persona sabia en pragmática de la vida con un enfoque profundamente humano, empático, cercano, social, justo…, pero no solo para mí, sino para trascender humildemente, con mi grano de arena a personas que me lean, si les puedo ayudar a gozar su intimidad, y a intentar vivir un mundo fuera de la pura razón; más humano.

            ¿O tal vez es una meta? Pero yo ya no tengo meta externa, a no ser que mis escritos, si son aprovechables, lleguen a quienes les puedan transmitir sensaciones que los aparten de lo ordinario. La medicina a la que he dedicado toda mi vida, me ha permitido conocer registros de la vida que otros solo pueden imaginar. Estoy satisfecho; no me arrepiento; no se puede tener todo, aunque mi profesión no ha hecho desaparecer mi vocación de plasmar en escritos ideas, relatos y poemas. He intentado, como hago ahora humildemente, influir en la sociedad en la que vivo para hacer un mundo más humano.

            Estoy rodeado de libros para que me sirvan de cebo, porque en el fondo, sé que en ellos y en la reflexión de lo que leo, está la sabiduría personal, en definitiva, parte de mi felicidad. Porque leo para mí, para aumentar mi “bagaje”. No son conocimientos que se puedan conseguir en cualquier lugar. Es contenido sobre nosotros como seres humanos, sobre nuestra relación; sobre nuestro papel en el mundo. Es, contrastar con mis esquemas intelectuales continuamente en evolución y ávidos de aprender ideas, opiniones y saberes de autores que intento elegir y que pienso que me pueden aportar.

            Ese cultivo, la reflexión, bebiendo de autores que han sido o son ciudadanos del mundo con los ojos abiertos a temas fundamentales o creativos. Abierto al mundo, a nuestro universo infinito, a los seres vivos, sobre todo a los seres humanos con sus virtudes, con nuestras miserias. Con los afectos, con la capacidad de contemplar la belleza, las artes, ese inmenso derrame creativo de nuestra espiritualidad, donde está lo mejor que hay en nosotros y nos provoca momentos sublimes de felicidad.

            Eso me interesa. No para quedármelo y regocijarme, sino para compartirlo con otra gente y hacerle partícipe de mi goce y de mis reflexiones, en una actitud de compromiso.

            Soy muy viejo para todo esto. Pero me permite estar vivo.

 

            Ángel Cornago Sánchez

 Fotografía: El saber se cuece a fuego lento

 

 

martes, 1 de septiembre de 2020

UTILITARISMO

 

UTILITARISMO

 

En el extremo opuesto a los idealistas, están los que guían su vida exclusivamente por el principio de utilidad. Es el principio que persigue el propio beneficio, para lo cual, si se emplea en su máxima expresión, quiere decir que, prácticamente el resto de las motivaciones no existen. Se pasa por encima de valores, afectos, derechos, etc. El principal obstáculo que tienen los que así proceden, es que, en ocasiones, dicho proceder tiene sus consecuencias, a veces legales, a veces de pérdida de credibilidad en las relaciones personales, comerciales, sociales. Los más astutos miden dichas consecuencias, antes de seguir el principio de utilidad. Son los utilitaristas inteligentes, que son capaces de valorar sus actos, y, también es utilidad, esquivar lo que les va a ocasionar más problemas que beneficios, aunque en un primer momento brille lo positivo como un cebo perverso.

Son personas que aportan poco a la sociedad en la que se desenvuelven. Suelen ser malos amigos, malos compañeros de trabajo, de cualquier fin que se proponga en grupo, aunque con frecuencia lo disimulan. Intentaran copar los puestos que les interesa, traicionando a los demás, utilizando métodos poco edificantes si así lo precisan para sus fines. Suelen ser astutos, o al menos lo pretenden. Son frecuentes en los líderes políticos, en empresas grandes y pequeñas, y en cualquier órgano de poder. En la vida política son muy frecuentes como demuestran diversos estudios que refieren que en el poder y alrededor de los diversos poderes, hay auténticos psicópatas, con el agravante de que disfrazan de ideales y de bien para la comunidad sus propios intereses. Son los tiburones que no se detienen ante nada con su nadar pausado y calculador.

Sin embargo, el utilitarista tiene algún área de sus valores en la que puede ser leal, como sus afectos más cercanos, e incluso algún símbolo que tal vez objetivamente no sea valorable, pero que convierten en fetiche.

El utilitarismo se justifica, si es para conseguir fines basados en ideales para la mayoría, aunque es un terreno resbaladizo porque hay que ponderar consecuencias negativas; no todo vale. Es otro tema para analizar con más profundidad. Además, en estos casos también hay no pocos protagonistas entre los políticos que identifican el bien de la mayoría con sus propios intereses.

La historia es terca.


Ángel Cornago Sánchez

 

domingo, 23 de agosto de 2020

EVOLUCIÓN PERSONAL

 

EVOLUCIÓN PERSONAL

 

La evolución personal no acaba nunca. Nuestras primeras verdades de creencias y comportamientos, provienen de la educación, tanto en la familia como en las escuelas y colegios. Estás verdades, -no me refiero a conocimientos técnicos-, tienen una fuerza inusitada, porque se imbuyen en una edad muy temprana y están basadas, en el caso de la familia, en la confianza y en una mezcla de cariño y autoridad. Las de las escuelas y colegios, también tienen mucha fuerza, aunque en este caso dependerá mucho de la credibilidad y valoración de la persona que las imparte. A partir de la adolescencia puede aparecer ya el sentido crítico con todo lo imbuido.

Con los años, la evolución saludable es que vayamos poniendo en tela de juicio las enseñanzas en valores y verdades adquiridas pasivamente. En ocasiones no es fácil porque están grabadas y aderezadas con cariño, autoridad, a veces culpa y, frecuentemente, la necesidad por seguridad de asirse a postulados, aunque no estén madurados y asumidos.

 Después, vamos conformando la propia urdimbre de verdades importantes espigadas en los combates de la evolución social, en las lecturas, en las reflexiones, en la experiencia. Nos vamos quedando con el poso y siempre debemos tener en cuenta a la hora de tomar posturas, “siempre”, el ambiente social, porque, no todo vale ni en todos los momentos. El ambiente social dominante creado por los diversos poderes interesados, va a pretender unificarnos, más en este momento histórico que vivimos en el que la comunicación está en manos de grupos de interesados en manejarnos. No les interesa que seamos librepensadores.

En este mundo actual tan complicado, con intereses espurios de grupos económicos supranacionales tan importantes, con miras exclusivamente de rentabilidad, o de poder político para el manejo social, con una desidia moral alarmante, los ciudadanos de a pie somos meros peones cuando tenemos que votar, mediatizados y utilizados con técnicas de marketing, incluso con sucesos provocados, para manejarnos en el voto según sus intereses.

Intentan que seamos ciudadanos amorales, y como mínimo frívolos, con pseudovalores que ellos proponen con sus medios de comunicación; que seamos ciudadanos acríticos, adormilados por el fútbol, por “Sálvame”, con las apuestas, con las drogas, etc. y con temas parecidos, para que el manejo sea más fácil.

Muy importante no dejarnos llevar, y tener sentido crítico, cada cual con sus valores.


Ángel Cornago Sánchez

 

 

lunes, 10 de agosto de 2020

LA MODA DE LOS MINDUNGUIS

 

LA MODA DE LOS MINDUNGUIS

 

Hace tiempo, leí el calificativo que dedicaba una persona, un tanto “guay”, soberbia y petulante, se supone que culta e instruida, a intelectuales no conocidos, o a personas que cultivan y trabajan el pensamiento, aunque no están en los podios de la fama. Los etiquetaba de “mindunguis”, en general, para denostar sus opiniones. Mindungui, quiere decir “don nadie”, persona sin importancia, sin influencia.

Por supuesto, no estoy de acuerdo. Creo que casi nadie es “mindungui”, excepto los faroleros, los frívolos, los petulantes, que piensan que por su posición o por su título tiene ganada la acreditación de sus opiniones. También, somos testigos con frecuencia, de ídolos de cartón piedra, de papel couché, de tertulianos de muy dudoso nivel, de deportistas, etc., que se permiten, fundamentalmente en las televisiones, opinar sobre los más diversos temas, desde los púlpitos que le proporcionan los medios de comunicación, en un enfoque generalmente frívolo y decadente. Estos medios de comunicación promocionan en sus televisiones este tipo de tertulias y personajes que, poco pueden aportar a la sociedad, antes, al contrario, decadencia disfrazada de entretenimiento.

En mi ya larga vida, he escuchado opiniones agudas, certeras y análisis inteligentes de situaciones, a personas apenas sin formación, y he sido testigo de opiniones vacuas a personas con títulos académicos.

Por otra parte, todas las personas podemos opinar, tenemos derecho a ello, pero el respeto en el sentido de acreditación, de las opiniones de cada cual hay que ganárselo, no depende de los títulos. De hecho, estamos siendo testigos desde hace años y también en el momento histórico en que vivimos, de personas de nivel intelectual y moral muy bajo ostentando puestos de responsabilidad, que piensan que están ahí para sacarnos de la ignorancia y regir nuestros destinos.             Creo que nunca ha habido tanto “mindungui” en este país ostentando puestos de responsabilidad. Y lo grave es que, no se saben ignorantes y se creen con derecho a dirigir nuestras vidas, simplemente por el puesto que ocupan. Suelen tener un tufo totalitario, escasitos en valores, y escasitos de inteligencia. Para mí, estos son los verdaderos “mindunguis” que tenemos que soportar.

 

Ángel Cornago Sánchez