EVOLUCIÓN PERSONAL
La evolución personal
no acaba nunca. Nuestras primeras verdades de creencias y comportamientos,
provienen de la educación, tanto en la familia como en las escuelas y colegios.
Estás verdades, -no me refiero a conocimientos técnicos-, tienen una fuerza inusitada,
porque se imbuyen en una edad muy temprana y están basadas, en el caso de la
familia, en la confianza y en una mezcla de cariño y autoridad. Las de las
escuelas y colegios, también tienen mucha fuerza, aunque en este caso dependerá
mucho de la credibilidad y valoración de la persona que las imparte. A partir
de la adolescencia puede aparecer ya el sentido crítico con todo lo imbuido.
Con los años, la
evolución saludable es que vayamos poniendo en tela de juicio las enseñanzas en
valores y verdades adquiridas pasivamente. En ocasiones no es fácil porque
están grabadas y aderezadas con cariño, autoridad, a veces culpa y,
frecuentemente, la necesidad por seguridad de asirse a postulados, aunque no
estén madurados y asumidos.
Después, vamos conformando la propia urdimbre
de verdades importantes espigadas en los combates de la evolución social, en
las lecturas, en las reflexiones, en la experiencia. Nos vamos quedando con el
poso y siempre debemos tener en cuenta a la hora de tomar posturas, “siempre”, el
ambiente social, porque, no todo vale ni en todos los momentos. El ambiente
social dominante creado por los diversos poderes interesados, va a pretender
unificarnos, más en este momento histórico que vivimos en el que la
comunicación está en manos de grupos de interesados en manejarnos. No les
interesa que seamos librepensadores.
En este mundo actual
tan complicado, con intereses espurios de grupos económicos supranacionales tan
importantes, con miras exclusivamente de rentabilidad, o de poder político para
el manejo social, con una desidia moral alarmante, los ciudadanos de a pie
somos meros peones cuando tenemos que votar, mediatizados y utilizados con
técnicas de marketing, incluso con sucesos provocados, para manejarnos en el
voto según sus intereses.
Intentan que seamos
ciudadanos amorales, y como mínimo frívolos, con pseudovalores que ellos proponen
con sus medios de comunicación; que seamos ciudadanos acríticos, adormilados
por el fútbol, por “Sálvame”, con las apuestas, con las drogas, etc. y con
temas parecidos, para que el manejo sea más fácil.
Muy importante no
dejarnos llevar, y tener sentido crítico, cada cual con sus valores.
Ángel Cornago Sánchez