NUEVO ESTADO DE ALARMA
Vivimos momentos complicados. Por una
parte, nos afecta una pandemia muy grave desde hace casi ocho meses, en la que
han fallecido, probablemente, más de cincuenta mil compatriotas y que, no solo sigue
activa, sino creciendo en una segunda ola que está de nuevo empezando a
colapsar los servicios sanitarios, y sin signos de cuándo puede comenzar a
decrecer y a desaparecer. Realmente nadie lo sabe.
Los ciudadanos estamos muy afectados,
cada vez más, por el tipo de vida que llevamos desde hace meses por la
situación. Hay personas que, en el primer confinamiento, el estar encerrados
desencadenó o aceleró una demencia larvada, incluso algunas hubo que
ingresarlas contrajeron el virus y murieron. Lo mismo, las personas de edad y
las que padecen enfermedades crónicas, no pudieron hacer sus pequeños paseos
diarios y el estar enclaustradas les ha afectado psicológicamente y
físicamente, a algunas de forma severa. También por el duelo por los familiares
que hemos perdido. Además, muchos están viendo mermados sus ingresos, y sus
expectativas de futuro por la situación económica que se agrava por momentos.
Ante esta situación de tragedia
nacional, echo en falta empatía con los ciudadanos por parte de nuestros
gobernantes. Para ellos los muertos son números, no trasmiten pesadumbre ni
dolor, hablan de números sin ser conscientes de que detrás hay personas,
familias, y mucho sufrimiento, mucha tragedia. Sus puestas en escena, no son
propias de personas que trasmiten empatía y comprensión.
Por último, se permiten declarar un
nuevo “estado de alarma” durante seis meses más, sin tener datos objetivos para
ello, cuando la población estamos sumidos en un clima de graves preocupaciones
por la falta de expectativas de salud, económicas, y de calidad de vida. No
digo que no vaya a durar ese tiempo la pandemia, pero, después de lo que
llevamos pasado, es mucho más asumible ir renovando el estado de alarma si se
precisa, cada mes, previa comparecencia de los máximos dirigentes, explicando
al país de forma veraz la situación y las expectativas. Pienso que es una
irresponsabilidad, una falta de respeto, y desde luego de empatía declarar el
estado de alarma durante seis meses, sin tener datos seguros que lo justifiquen.
En todo caso, los gobernantes en una democracia, tienen la obligación en
situaciones de tragedia nacional como la actual, de comparecer periódicamente para explicarnos la situación y las medidas que se van tomando. La
oposición tampoco está a la altura.
Poner encima de la mesa en este momento,
la futura ley de eutanasia, cuando muchas personas han muerto por la propia
pandemia y por una deficiente asistencia por falta de medios; cuando la mayoría
de los que han fallecido son ancianos y enfermos crónicos, es, cuando menos
inoportuna, y desde luego demuestra la frivolidad y falta de sensibilidad de
las personas que nos gobiernan. Lo mismo que intentar colar de tapadillo, en
estos momentos en que el interés y la preocupación general está en sobrevivir,
otras leyes importantes.
Es un comportamiento, moralmente e
incluso estéticamente, inaceptable de nuestros gobernantes.
Ángel Cornago Sánchez
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