LA ERÓTICA DEL
PODER, MÁS PODER
Algunos de los grandes poderosos
económicos, grandes capitalistas del mundo, personas con nombres y apellidos,
tienen tanto poder financiero que, ya más, no les motiva, pueden comprar casi
todo, pero, ya no se sienten suficientemente omnipotentes, precisan buscar
escalones superiores para experimentar otros registros que alimenten el concepto
orgiástico de su supremacía.
Precisan dominar,
manejar parcelas importantes de la vida de los ciudadanos. Les motiva influir
sobre nuestra vida. Es un paso más allá en la erótica del poder. Buscan el
manejo, sentir que pueden cambiar gobiernos, regímenes, costumbres, o instaurar
su religión política particular disfrazada de lo que en cada momento les
interesa.
Han percibido que
pueden sentir todo su poderío dominando asociaciones, ideologías, otros grupos
de poder económico, medios de comunicación, partidos políticos, incluso países y
naciones. Los medios para conseguirlo no importan demasiado. Compran personas y
grupos, simulando altruismos, ideas, y otras patrañas en sus manos. Es una
omnipotencia especial que el dinero ya no les da. Compran a personajes
siniestros, mediocres y con ellos a ideologías que maquillan de lo que les
interesa.
Debemos ser conscientes
de que estamos en “democracias manipuladas”. El poder no emerge del pueblo,
como debería ser en una democracia no contaminada y que se precie, despende de
estrategas sentados en sus despachos que nos alimentan con ideas, noticias,
incluso espectáculos, que debemos consumir, para así manipularnos mejor, como
los domadores en el circo con los leones. Incluso los partidos que defienden
ideologías sociales progresistas son manejados por estos personajes disfrazados
de progres.
El individualismo, la
libertad está en serio peligro. Estamos siendo manipulados en costumbres, en consumos,
en ideas.
La evolución en la vida
de los ciudadanos en los últimos cincuenta años ha sido positiva. En los últimos
lustros los partidos se fueron corrompiendo y la situación se ha ido
degradando, con los medios de comunicación en manos de grupos interesados en
ideologizar. La libertad y la libertad de pensamiento están en serio peligro.
Consuela que, algo
tienen en común con todos nosotros estos poderosos y sus secuaces, que, a pesar
de todo su poderío, un día también morirán, no podrán comprar su vida, si así
fuera, solo moriríamos los ciudadanos de a pie.
¡Es un consuelo! Pero no suficiente. Debemos despertar.
Ángel Cornago Sánchez
Derechos reservados.
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