POTENCIALIDADES
En ocasiones, cuando voy por
la calle y me voy cruzando con personas desconocidas, se me ocurre pensar en
cómo será su vida, cómo será su mundo íntimo, cómo vivirán sus preocupaciones,
ansiedades y alegrías, cómo se comportarán en privado, cuál será su cara
oculta, cuales sus secretos inconfesables. Al verlos así, parece que todos
somos similares y que nuestra forma de vivir debe de ser asimismo parecida.
Pero no es así.
Aunque el grupo social al que
pertenecemos por medio de unos valores establecidos ha creado unas pautas de
comportamiento, existen una serie de factores imposibles de controlar que son
muy distintos de unas personas a otras: por una parte la estructura psicológica
grabada en nuestro código genético que, a su vez, va a ser modificada de forma
significativa por el ambiente familiar, social y la educación de los primeros
años, lo que va a dar lugar a nuestra estructura de adulto mas o menos estable.
Sobre esta, van a actuar a su vez las circunstancias de la vida, que para cada
persona van a ser distintas, todo lo cual dará lugar a que las vivencias y las
formas de actuar sean también distintas al estar manejando diversas variables.
Es similar, en general, la
forma de comportarnos como grupo social. Todos más o menos respetamos el ir por
las aceras, pasamos por los pasos de peatones, respetamos las reglas de
circulación, el horario de trabajo, las llamadas normas de educación, etc. Sin
embargo, al vernos así, a todos unificados, casi iguales, tengo que hacer un
esfuerzo de imaginación para pensar en lo diferentes que son nuestras
sensaciones, nuestras vivencias, nuestros comportamientos en privado, en
definitiva, nuestras vidas, y qué se encierra detrás de todos esos rostros
anónimos que me cruzo cada día. La mayoría son gente que pudiéramos considerar
más o menos normal, pero seguro que alguna vez detrás de esos rostros
corrientes y anónimos me he cruzado, con algún ladrón, algún violador y,
probablemente, con algún asesino.
Cada uno llevamos nuestro
mundo interior a cuestas, pero es etéreo, invisible, oculto, sólo enseñamos
nuestro lado bueno o neutro como máximo. Todos tenemos nuestros secretos más o
menos inconfesables que llevamos peor o mejor asumidos, unas veces superados y
en ocasiones vigentes.
Pero, además de violadores,
corruptos, ladrones y asesinos confirmados públicamente o no, el resto de las
personas que nos cruzamos ¿se puede decir que son distintos a los anteriores,
que son normales, que son incapaces de realizar dichas acciones?
Estoy convencido de que la
mayoría no son capaces de hechos inmorales o punibles, pero algunos sí. Las
personas que han cometido tales delitos ha sido porque han convergido al menos
dos factores: por una parte una estructura psicológica determinada capaz de
llevar a cabo tales acciones, y por otra unas circunstancias que les han
permitido realizarla. Por eso entre todas estas personas que nos cruzamos,
teóricamente sin tacha, hay algunas con estructuras psicológicas capaces de
acciones detestables. Habrá dictadores, ladrones, corruptos, incluso asesinos,
únicamente se diferencian de los anteriores en que no se han dado las
circunstancias que favorezcan el que den rienda suelta a sus instintos.
Esto es fácil de ver en la
vida diaria y en la reciente historia. Muchas personas que consideramos normales,
consiguen alguna cota de poder y se comportan como corruptos o como dictadores.
Nos es muy difícil entender cómo hay individuos que en situaciones de crisis
social o de guerra, matan a sangre fría incluso a mujeres y a niños, y sin
embargo esto sucede y no precisamente de forma aislada, sólo tenemos que volver
la vista a nuestro entorno, a la historia, y actualmente a muchos países en el
mundo. Existen muchos asesinos en potencia, muchos fanáticos que sólo necesitan
una motivación para justificar sus barbaridades, con la circunstancia agravante,
además, de que en su fuero interno pueden llegar incluso a sentirse héroes. No
existe ninguna diferencia entre los asesinos de uno u otro bando que en la
guerra civil eran capaces de sacar a personas de sus camas y fusilarlos en las
cunetas de las carreteras o en las tapias de los cementerios, simplemente por
su ideología; o los asesinos que matan de un tiro en la nuca; todos ellos
tenían y tienen la excusa de la lucha por un “pretendido ideal”. La gran
diferencia entre las estructuras psicológicas de las diferentes personas se
muestra, fundamentalmente, en situaciones límite, en situaciones de crisis
social o personal, o cuando la presión de las circunstancias es muy fuerte.
Lo mismo que hay muchos
asesinos en potencia, también hay personas que no han podido desarrollar sus
aptitudes positivas porque no se han dado las condiciones adecuadas. Se pierden
sabios, pensadores, artistas, etc. porque no han tenido las circunstancias
propicias para desarrollar sus aptitudes. También detrás de esas caras anónimas
existen muchos hombres y mujeres buenos y honrados, que constituyen la mayoría,
y algunos que son capaces de importantes acciones de solidaridad e incluso de
acciones heroicas.
Cuándo estamos en una plaza
llena de gente desconocida, estamos rodeados de potenciales héroes, potenciales
sabios, y también de potenciales asesinos; incluso nosotros ¿qué seríamos
capaces de hacer dependiendo de las circunstancias?
Ángel Cornago Sánchez
Ángel Cornago Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Libre