martes, 22 de febrero de 2022

LOS BENEFICIOS DE LA ENFERMEDAD


 

LOS BENEFICIOS DE LA ENFERMEDAD

 

La enfermedad, habitualmente produce dolor, sufrimiento, a veces amenaza la vida, e incluso lleva a la muerte tarde o temprano.  En general, produce preocupación y una serie de inconvenientes que suelen impedir llevar una vida plena y, la reacción habitual, es intentar curarse para poder reintegrarse a la vida habitual de salud.

Pero no siempre es así. Hay un número “reducido” de personas que alargan las bajas laborales e incluso simulan dolencias, para poder disfrutar del sueldo sin trabajar. Es un fraude. Defraudan a todos los cotizantes. Por otra parte, debo dejar claro, que aun con este pequeño inconveniente, la baja laboral debe ser un derecho social irrenunciable y de justicia..

Pero se dan otros beneficios más sibilinos que produce la “enfermedad”. Suele suceder con enfermedades reales, más o menos crónicas, y los utilizados suelen ser los propios familiares, los propios cuidadores. El paciente en cuestión, se acostumbra a una serie de prerrogativas y cuidados, que en muchos casos podría realizar sin ayuda, o podría contribuir a pequeñas tareas en la casa, pero adoptan el estatus de enfermo con todas sus consecuencias.

Esto es negativo para el propio paciente porque se aferra al beneficio que le produce la enfermedad, y le impide progresar en sus capacidades. Los cuidadores, en muchos casos no son conscientes de que están siendo utilizados y, a veces sometidos.

Casos llamativos son las llamadas “neurosis de renta”. Se trata de pacientes anclados en los síntomas de su teórica enfermedad que les producen beneficios importantes, y que, consciente o inconscientemente, no están dispuestos a mejorar, porque prefieren vivir los beneficios que les produce el estatus de enfermo. Pueden vivir así durante años, y algunos toda la vida.

Detrás de estos comportamientos hay personalidades patológicas, o simplemente "caraduras", pues para cualquier persona, poder llevar una vida plena con sus obligaciones y beneficios, es mucho más gratificante que llevarla limitada, aunque obtenga ciertas ventajas.

Ángel Cornago Sánchez

Fotografía propia


jueves, 17 de febrero de 2022

INFORMACIÓN Y PODER


 

INFORMACIÓN

 

Vivimos un momento histórico en el que la información está al alcance de todos, lo cual es muy positivo. Me refiero a noticias políticas, sociales, científicas y culturales que suceden en nuestro entorno próximo, en nuestro país, incluso lo que sucede en el mundo. Somos ciudadanos en un mundo globalizado y en consecuencia sujetos de opinión, mucho más informados que hace menos de cien años, cuando nuestros abuelos conocían su entorno próximo y, poco más. Hoy en día los sucesos y la difusión al resto del mundo casi son instantáneas, con algunas salvedades.

Debería traslucirse en un aumento de la cultura y de la formación como ciudadanos y, en consecuencia, de criterio a la hora de tener opiniones. Todos podemos saber un poco de todo, y más, de temas que nos interesen. En principio es positivo, porque todo lo que suponga que lo miembros de la sociedad seamos más cultos, entendiendo por cultura no solo conocimientos, sino más reflexivos, con capacidad para asumirlos o criticarlos, lo que debería traslucirse, en que, al estar mejor informados, deberíamos ser más difícilmente manipulables.

Así debería ser, pero no lo es. Estamos en una época de decadencia. Sabemos más, o al menos tenemos posibilidades de saber mucho más. Tenemos muchos conocimientos, pero poco asumidos, no digeridos, y muchos de ellos preparados para manejarnos, preparados y aderezados para ser interiorizados como los peces tragan el cebo artificial, preparado por los poderes políticos y medios de comunicación a su servicio. Mucho de lo que asumimos como información son cebos interesados para el manejo. Nunca como ahora, porque en el momento histórico que vivimos los medios de comunicación son más potentes y generalizados, principalmente emisoras de radio y televisiones. Pero estos medios que consumimos diariamente, no pocos, están en manos de poderes políticos y económicos interesados. Conocemos muchas noticias, pero preparadas para que asumamos el mensaje que desean.

Somos menos libres, aunque parezca lo contrario. Es un manejo sibilino; más eficaz que la fuerza para manipularnos. Vivimos en “democracias manipuladas”, con noticias en contenido y en la forma de pregonarlas motivadas por tacticismos.

Además, no todo lo que está en las redes es cierto. Por una parte, están las noticias falsas manejadas por grupos interesados; hay multitud de opciones sobre muy diversos temas, pero muchos de ellos no verificados; es fácil que tengamos acceso y podamos opinar sobre cualquier tema. Pero todo lo que hay no es de calidad, no tiene enjundia, no está demostrado, o está destinado a manipular. Entre tanta maraña de información es fácil desorientarse y beber conceptos falsos.

Por todo lo cual, debemos estar formados e informados siempre y, más en este momento, en la reflexión y en el análisis cuidadoso de lo que leemos y de lo que pretenden vendernos a veces como ideales. Eso se logra formando nuestra capacidad de juicio. No es cuestión de tener muchos conocimientos, sino ser rigurosos en el análisis, en la independencia, en la honradez intelectual, en beber en diversas fuentes y tener criterio propio. Hay que revisar lo que intentan vendernos, sobre todo los partidos políticos, asociaciones, grupos económicos, líderes, etc. No pocos seguramente no pretenden hacerlo justamente, sino que les “compremos” su interesada mercancía, e incluso que nos hagamos acólitos de sus grupos. En definitiva, utilizarnos para seguir gozando de sus privilegios.

 

Ángel Cornago Sánchez

Fotografía: propia. Frías





 

jueves, 3 de febrero de 2022

LA LECHE EN LOS AÑOS DEL HAMBRE

 

LA LECHE EN LOS AÑOS DEL HAMBRE

 

La leche lleva agua en su composición y, sobre todo, la llevaba allá en los años de mi infancia cuando todo escaseaba y algunos lecheros se hacían ricos a costa del hambre de los necesitados, multiplicando su producción a base de aguarla después de ordeñada.

    Las madres, que se habían quedado secas de teta, porque ya se habían exprimido por dietas precarias, y porque ya los niños con dientes les mordían los pezones hasta arrancárselos, empleaban las pocas monedas que podían reunir para comprar leche y preparar papillas de harina tostada, vasos de leche con cacao o sucedáneos, para que sus hijos crecieran, algo que no solían conseguir a pesar de sus sacrificios y esfuerzos, porque la composición de la leche estaba adulterada con agua del grifo.

    Mientras, algunos, la leche sin aguar la guardaban detrás del mostrador en un recipiente diferente para reservársela a los ricos, al mismo precio que a los que engañaban, en actitud de servilismo con el poderoso, que les pagaba con una sonrisa perversa de complicidad.

    Los niños no crecían ni desarrollaban como cabía esperar, había muchos raquíticos y la mayoría cortos de talla para la edad que tenían. Eran frecuentes los mocos colgando, alguna “pupa” en los labios, brazos y piernas como cañas que se movían, como contrapunto, con la asombrosa agilidad de un polichinela.

    La leche, alimento mater, el alimento mamado sin trampa ni cartón mientras se extraía a puro de chupar de las ubres de la madre, aderezada con cariño y protección. Una vez desasidas, se soltaban al mundo de la injusticia; parece que había ya alguien esperando para empezar a engañarnos, algo que sucederá ya durante toda la vida. Ahora, fundamentalmente con los medios de comunicación en manos de poderes políticos y económicos.

    La leche es un alimento noble, directo, maternal. También es leche el líquido donde van sumergidos los espermatozoides camino de su unión con el óvulo para crear un nuevo ser. La naturaleza es sabia y protege los elementos esenciales. Es la avaricia y el mundo externo de depredadores que intentan chupar la sangre de los otros, los que irremediablemente son los amos de la selva en que se convierte la vida cuando salimos de los regazos.

    La leche siempre fue y ha sido un alimento noble, que como todo lo noble los seres humanos lo denigramos para utilización y beneficio. Cuando dejábamos de beberla, era como salir al mundo

Había polos de leche de burra y pastillas, dándole este nombre para dignificar aquellas “cocas” que de niño consumíamos con fruición.

    
La leche siempre ha sido magnificada. Incluso, cuando queremos dar ostentación conceptual a algo, solemos decir: “¡Es la leche¡”.

 

Ángel Cornago Sánchez

Fotografía propia.


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