LOS BENEFICIOS DE LA ENFERMEDAD
La enfermedad, habitualmente
produce dolor, sufrimiento, a veces amenaza la vida, e incluso lleva a la
muerte tarde o temprano. En general, produce
preocupación y una serie de inconvenientes que suelen impedir llevar una vida
plena y, la reacción habitual, es intentar curarse para poder reintegrarse a la
vida habitual de salud.
Pero no siempre es así. Hay
un número “reducido” de personas que alargan las bajas laborales e incluso
simulan dolencias, para poder disfrutar del sueldo sin trabajar. Es un fraude.
Defraudan a todos los cotizantes. Por otra parte, debo dejar claro, que aun con
este pequeño inconveniente, la baja laboral debe ser un derecho
social irrenunciable y de justicia..
Pero se dan otros beneficios
más sibilinos que produce la “enfermedad”. Suele suceder con enfermedades
reales, más o menos crónicas, y los utilizados suelen ser los propios
familiares, los propios cuidadores. El paciente en cuestión, se acostumbra a
una serie de prerrogativas y cuidados, que en muchos casos podría realizar sin
ayuda, o podría contribuir a pequeñas tareas en la casa, pero adoptan el estatus
de enfermo con todas sus consecuencias.
Esto es negativo para el
propio paciente porque se aferra al beneficio que le produce la enfermedad, y
le impide progresar en sus capacidades. Los cuidadores, en muchos casos no son
conscientes de que están siendo utilizados y, a veces sometidos.
Casos llamativos son las
llamadas “neurosis de renta”. Se trata de pacientes anclados en los síntomas de
su teórica enfermedad que les producen beneficios importantes, y que,
consciente o inconscientemente, no están dispuestos a mejorar, porque prefieren
vivir los beneficios que les produce el estatus de enfermo. Pueden vivir así
durante años, y algunos toda la vida.
Detrás de estos comportamientos
hay personalidades patológicas, o simplemente "caraduras", pues para cualquier persona, poder llevar una
vida plena con sus obligaciones y beneficios, es mucho más gratificante que
llevarla limitada, aunque obtenga ciertas ventajas.
Ángel Cornago Sánchez
Fotografía propia