INFORMACIÓN
Vivimos un momento
histórico en el que la información está al alcance de todos, lo cual es muy
positivo. Me refiero a noticias políticas, sociales, científicas y culturales
que suceden en nuestro entorno próximo, en nuestro país, incluso lo que sucede
en el mundo. Somos ciudadanos en un mundo globalizado y en consecuencia sujetos
de opinión, mucho más informados que hace menos de cien años, cuando nuestros
abuelos conocían su entorno próximo y, poco más. Hoy en día los sucesos y la
difusión al resto del mundo casi son instantáneas, con algunas salvedades.
Debería traslucirse en
un aumento de la cultura y de la formación como ciudadanos y, en consecuencia,
de criterio a la hora de tener opiniones. Todos podemos saber un poco de todo,
y más, de temas que nos interesen. En principio es positivo, porque todo lo que
suponga que lo miembros de la sociedad seamos más cultos, entendiendo por
cultura no solo conocimientos, sino más reflexivos, con capacidad para
asumirlos o criticarlos, lo que debería traslucirse, en que, al estar mejor
informados, deberíamos ser más difícilmente manipulables.
Así debería ser, pero
no lo es. Estamos en una época de decadencia. Sabemos
más, o al menos tenemos posibilidades de saber mucho más. Tenemos muchos conocimientos, pero poco asumidos, no
digeridos, y muchos de ellos preparados para manejarnos, preparados y
aderezados para ser interiorizados como los peces tragan el cebo artificial, preparado
por los poderes políticos y medios de comunicación a su servicio. Mucho de lo
que asumimos como información son cebos interesados para el manejo. Nunca como
ahora, porque en el momento histórico que vivimos los medios de comunicación
son más potentes y generalizados, principalmente emisoras de radio y televisiones.
Pero estos medios que consumimos diariamente, no pocos, están en manos de
poderes políticos y económicos interesados. Conocemos muchas noticias, pero
preparadas para que asumamos el mensaje que desean.
Somos menos libres,
aunque parezca lo contrario. Es un manejo sibilino; más eficaz que la fuerza
para manipularnos. Vivimos en “democracias manipuladas”, con noticias en
contenido y en la forma de pregonarlas motivadas por tacticismos.
Además, no todo lo que
está en las redes es cierto. Por una parte, están las noticias falsas manejadas
por grupos interesados; hay multitud de opciones sobre muy diversos temas, pero
muchos de ellos no verificados; es fácil que tengamos acceso y podamos opinar
sobre cualquier tema. Pero todo lo que hay no es de calidad, no tiene enjundia,
no está demostrado, o está destinado a manipular. Entre tanta maraña de
información es fácil desorientarse y beber conceptos falsos.
Por todo lo cual,
debemos estar formados e informados siempre y, más en este momento, en la
reflexión y en el análisis cuidadoso de lo que leemos y de lo que pretenden
vendernos a veces como ideales. Eso se logra formando nuestra capacidad de
juicio. No es cuestión de tener muchos conocimientos, sino ser rigurosos en el análisis, en la independencia, en la honradez intelectual, en beber en diversas
fuentes y tener criterio propio. Hay que revisar lo que intentan vendernos,
sobre todo los partidos políticos, asociaciones, grupos económicos, líderes,
etc. No pocos seguramente no pretenden hacerlo justamente, sino que les
“compremos” su interesada mercancía, e incluso que nos hagamos acólitos de sus
grupos. En definitiva, utilizarnos para seguir gozando de sus
privilegios.
Ángel Cornago Sánchez
Fotografía: propia. Frías
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