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viernes, 26 de junio de 2020
lunes, 1 de julio de 2019
MISERIA MORAL Y POLÍTICA
MISERIA MORAL
El momento político actual,
realmente produce desánimo y frustración. Para valorar a las personas, a los
grupos, no basta hacerlo en circunstancias ordinarias, que también, sino cuando
suceden o se enfrentan a momentos trascendentes en los que deben decidir sobre
hechos cruciales. Ya no se trata de ese juego político diario de bajo nivel al
que nos tienen acostumbrados. Ahora se trata de decisiones que tienen
trascendencia para el futuro del país.
En este momento, los ciudadanos,
estamos asistiendo atónitos, hastiados, y cabreados, a la catadura moral de
muchos líderes con responsabilidad de decidir sobre la gobernabilidad de
España. En vez de ajustarse al mandato de las urnas, de hacer un gobierno de
diversas tendencias, se decantan por sus propios intereses, disfrazándolos de
bien para la comunidad. Y no solo es grave su falta de escrúpulos, sino que
diariamente en los medios de comunicación nos dan muestras de su bajo, y a
veces ínfimo, nivel. Difícilmente estos indigentes intelectuales, pueden
dirigir un país. Pero lo que realmente preocupa es su miseria moral: todo vale para conseguir sus fines.
¡Ya está bien! de luchas partidistas
barriobajeras. Ya vale de navajeo. Hasta las puestas en escena son ridículas y
obscenas. Observen a los altos cargos y líderes, cuando comparecen ante los
medios de comunicación: se plantan ante la nube de periodistas con sus cámaras,
en un postureo que les hace sentirse protagonistas, en momentos que viven como
sublimes, casi orgiásticos, pero lo que en realidad trasmiten es estar en el
limbo de la idiocia. Parecen bandas organizadas para engañarnos.
Otro tema grave es la utilización de
la justicia, y el propio proceder de la justicia, así como la actitud de
determinados medios de comunicación, claramente partidistas para intentar manejar
el ciudadano. Eso también es corrupción.
Es preciso la regeneración de los
partidos con nuevas personas y nuevos estilos. Poder judicial
independiente. Mujeres y hombres preparados,
honrados, conscientes de que la política es un servicio y una responsabilidad
muy importante con la comunidad.
Esta sociedad necesita moralizar la
vida pública, y la privada, cada uno en su ámbito. No debemos permitir que los
grandes poderes económicos nos exploten; debemos defender una distribución
justa de los recursos, justicia social, defender derechos; pero, en la lucha
política o ideológica, tampoco vale todo. Hay que ser riguroso, buscar la
verdad, buscar soluciones ponderadas y justas, intentando construir país, no
desestabilizarlo.
Fundamental:
“rigor y honradez intelectual” en el ámbito individual a la hora de analizar
los hechos y enjuiciar las situaciones. Sobran los corruptos, los sectarios,
los embaucadores. Sobran los que sólo aportan odio y resentimiento. Sobran
salvadores interesados. Es preciso un rearme moral de la sociedad. La voz de la
mayoría silenciosa, honesta y ejerciendo su honradez, se debe hacer escuchar.
Y, desde luego, potenciar a los políticos honestos conscientes de que su
principal deber es servir el fin para el que están en política, que no es otro
que cumplir con su deber con los ciudadanos. El momento actual es, de miseria moral.
Ángel
Cornago Sánchez. Reservados derechos.
Fotografía: propia.
viernes, 14 de julio de 2017
MISERIA MORAL
MISERIA MORAL
Ángel
Cornago Sánchez
El momento político actual,
realmente produce desánimo y frustración. Para valorar a las personas, a los
grupos, no basta hacerlo en circunstancias ordinarias, que también, sino cuando
suceden o se enfrentan a momentos trascendentes en los que deben decidir sobre
hechos cruciales. Ya no se trata de ese juego político diario de bajo nivel al
que nos tienen acostumbrados. Un ejemplo es el reciente homenaje al asesinato de Miguel Ángel Blanco, que no por la persona, pero sí por el momento y porque supuso la rebelión de la sociedad civil, representó un hito. Tampoco muchos se pusieron de acuerdo por matices miserables.
En este momento, los ciudadanos,
estamos asistiendo atónitos, hastiados, y cabreados, a la catadura moral de muchos líderes con responsabilidad. Se decantan por sus propios intereses,
disfrazándolos de bien para la comunidad o de rigor. Y no solo es grave su falta de
escrúpulos, sino que diariamente en los medios de comunicación nos dan muestras
de su bajo, y a veces ínfimo nivel. Difícilmente estos indigentes
intelectuales pueden dirigir un país, cuando están demostrando que, seguramente,
no están capacitados, ni para dirigir una comunidad de vecinos. Pero lo que
realmente preocupa es su miseria moral: para ellos, todo vale para conseguir sus fines.
¡Ya está bien! de luchas partidistas
barriobajeras. Ya vale de navajeo. Hasta las puestas en escena son ridículas y
obscenas. Observen a los altos cargos y líderes, cuando comparecen ante los
medios de comunicación: se plantan ante la nube de periodistas con sus cámaras,
en un postureo que les hace sentirse protagonistas, en momentos que viven como
sublimes, casi orgiásticos, pero lo que en realidad trasmiten es estar en el
limbo de la idiocia. Parecen bandas organizadas para engañarnos.
Han asolado el país con la
corrupción. En este momento casi todos los partidos, tienen asuntos de
financiación ilegal, y muchos, con miembros imputados por enriquecimiento
personal. Otro tema grave es la utilización de la justicia, y el propio
proceder de la justicia, así como la actitud de determinados medios de
comunicación, sospechosos de partidismo. Eso también es corrupción, no solo lo
económico.
Esta sociedad necesita moralizar la
vida pública, y la privada, cada uno en su ámbito. No debemos permitir que los
grandes poderes económicos nos exploten; debemos defender una distribución
justa de los recursos, justicia social, defender derechos; pero, en la lucha
política o ideológica, tampoco vale todo. Hay que ser riguroso, buscar la
verdad, buscar soluciones ponderadas y justas, intentando construir país, no
desestabilizarlo.
Fundamental:
“rigor y honradez intelectual” en el ámbito individual a la hora de analizar
los hechos y enjuiciar las situaciones. Sobran los corruptos, los sectarios,
los embaucadores. Sobran los que sólo aportan odio y resentimiento. Sobran
salvadores interesados. Es preciso un rearme moral de la sociedad. La voz de la
mayoría silenciosa, honesta y ejerciendo su honradez, se debe hacer escuchar.
Y, desde luego, potenciar a los políticos honestos conscientes de que su
principal deber es servir el fin para el que están en política, que no es otro
que cumplir con su deber con los ciudadanos. El momento actual es, de miseria moral.
Ángel
Cornago Sánchez
viernes, 7 de abril de 2017
LA PERVERSIÓN DE LA EDUCACIÓN
LA EDUCACIÓN Y SU PERVERSIÓN
Ángel Cornago Sánchez
Estoy convencido, de que educar, es una
de las profesiones cuyo ejercicio lleva aparejada una gran carga
responsabilidad; si no la mayor.
Educar no es enseñar conocimientos, que
también; es, fundamentalmente, formar en valores de justicia, respeto,
esfuerzo, solidaridad, tolerancia, humanismo. Ayudar a formar el entramado
psicológico e intelectual, con el que los alumnos se van a manejar a lo largo
de su vida, de lo que va a depender, sus comportamientos, decisiones; lo que
ellos van a aportar a sus hijos y, también, al medio social en el que se
desenvuelven.
Un profesor está impartiendo enseñanza desde que entra
por la puerta de su clase, con su actitud, con su manejo de las situaciones
individuales y colectivas no siempre fáciles. Es un espejo en el que los
alumnos se miran, sobre todo si el docente se ha prestigiado a los ojos de sus
alumnos. Los educadores junto al medio familiar, tienen una importancia capital
en el futuro de los seres humanos, incluso, yo diría que algunos educadores más
que los propios padres, con los que suele haber frecuentemente artefactos que
distorsionan la comunicación.
Conocedores de esta verdad, partidos
políticos totalitarios, nacionalistas, grupos religiosos fundamentalistas,
diversos poderes, tratan de sembrar en los educandos, desde el púlpito de
autoridad moral y académica que se les presume y no se les discute, teorías y
conocimientos, dirigidos a que en el futuro sean militantes de las ideas que
ellos tratan de propagar. Muchos, incluso, tergiversan la historia y la
acompañan de soflamas, de emoción, para así aumentar su eficacia.
Me parece de una gravedad palmaria
intentar manipular las mentes infantiles para provechos doctrinales políticos o
religiosos. Es la perversión de lo que debe ser la educación. Tenemos ejemplos
sobrados en el mundo; también próximos.
El momento que vivimos es de miseria
humana: corrupción, obsesión por el poder como primer objetivo, y de líderes
carismáticos muy peligrosos.
La mayoría silenciosa, cobardemente callada.
Ángel Cornago Sánchez
sábado, 26 de noviembre de 2016
OTRAS FORMAS DE CORRUPCIÓN
OTRAS FORMAS DE CORRUPCIÓN
Ángel Cornago Sánchez
Ángel Cornago Sánchez
La corrupción
económica entre los políticos, lleva ocupando las portadas de los periódicos
desde hace unos años. Bienvenida sea la denuncia. Era un tema que la democracia
tenía pendiente y que había que atajar en una lucha sin cuartel para moralizar
la vida pública. Debe ser una actitud de “no retorno” y de continua vigilancia,
porque es fácil volver a las andadas.
Hay otras
corrupciones, tan graves como las económicas y que se dan a diario sin que
tengan eco en la opinión pública, adormecida por tanto dislate que con ella se
utiliza:
Los políticos
con frecuencia esgrimen medias verdades, y a veces incluso mentiras, para
denostar al adversario o para sacar rédito electoral. El “todo vale” para
manejar a la opinión, es habitual en el discurso de muchos. A veces, los
argumentos son tan simples y groseros que no se mantienen, y se vislumbra
claramente que son sesgados. Intentar engañarnos para utilizarnos; eso, también
es “corrupción”.
Algunos jueces,
dependiendo qué partido les ha votado para formar parte del Consejo del Poder
Judicial, o de sus preferencias ideológicas, deciden sus imputaciones e incluso
sentencias, llevados por su ideología dependiendo a quien juzguen. Es la perversión
de su trascendente función. Este proceder es “corrupción”, tal vez la más grave
porque socava los cimientos del derecho de los ciudadanos a una justicia
imparcial.
Algunos
periodistas, sesgan las noticias, cuando no, ponderan con entrevistas
preparadas a determinados políticos, intentando ridiculizar, y a veces hasta
envilecer, al adversario. En vez de hacer información para que el ciudadano decida,
utilizan informaciones sesgadas, incluso manipuladas, junto a frases o axiomas,
unidos a carga emocional para que sean más eficaces. Eso es “corrupción”.
En las redes
sociales están aflorando un número no despreciable de personas, cuyos juicios y
aportaciones a los debates rayan en la idiocia, en el mejor de los casos,
cuando no, en la maldad más pura y dura. Es un segmento de población
desconocido hasta ahora, que hace dudar de su nivel intelectual, cuando no de
su salud mental por las barbaridades que son capaces de publicar. Tratan de
intoxicar, de vomitar su odio.
Necesitamos moralizar la vida pública, y la privada cada cual en su
ámbito. No debemos permitir que los grandes poderes económicos nos exploten;
debemos defender una distribución justa de los recursos, justicia social,
derechos, pero, en la lucha política e ideológica no vale todo. Hay que ser
riguroso, buscar la verdad. Precisamos mujeres y hombres libres, no sectarios y
corruptos intelectualmente para manipular a los ciudadanos; fundados en valores.
sábado, 6 de agosto de 2016
MISERIA MORAL DE NUESTROS LIDERES POLÍTICOS
MISERIA MORAL DE NUESTROS LÍDERES POLÍTICOS.
Ángel
Cornago Sánchez
El momento político actual,
realmente produce desánimo y frustración. Para valorar a las personas, a los
grupos, no basta hacerlo en circunstancias ordinarias, que también, sino cuando
suceden o se enfrentan a momentos trascendentes en los que deben decidir sobre
hechos cruciales. Ya no se trata de ese juego político diario de bajo nivel al
que nos tienen acostumbrados. Ahora se trata de decisiones que tienen
trascendencia para el futuro del país.
En este momento, los ciudadanos,
estamos asistiendo atónitos, hastiados, y cabreados, a la catadura moral de la
mayoría, si no de todos, los líderes con responsabilidad de decidir sobre la
gobernabilidad de España. En vez de ajustarse al mandato de las urnas, de hacer
un gobierno de diversas tendencias, se decantan por sus propios intereses,
disfrazándolos de bien para la comunidad. Y no solo es grave su falta de
escrúpulos, sino que diariamente en los medios de comunicación nos dan muestras
de su bajo, y a veces ínfimo nivel. Difícilmente estos indigentes
intelectuales pueden dirigir un país, cuando están demostrando que, seguramente,
no están capacitados, ni para dirigir una comunidad de vecinos. Pero lo que
realmente preocupa es su miseria moral:
todo vale para conseguir sus fines.
¡Ya está bien! de luchas partidistas
barriobajeras. Ya vale de navajeo. Hasta las puestas en escena son ridículas y
obscenas. Observen a los altos cargos y líderes, cuando comparecen ante los
medios de comunicación: se plantan ante la nube de periodistas con sus cámaras,
en un postureo que les hace sentirse protagonistas, en momentos que viven como
sublimes, casi orgiásticos, pero lo que en realidad trasmiten es estar en el
limbo de la idiocia. Parecen bandas organizadas para engañarnos.
En este momento, es urgente ponerse
de acuerdo para formar gobierno. No se trata de dar un cheque en blanco al
adversario, sino poner cada cual su programa encima de la mesa y negociar un
acuerdo para llevar a cabo en esta legislatura. Si no lo hacen es por
personalismos, ambiciones personales, o muy dudosos beneficios partidistas. No estarán
legitimados para presentarse de nuevo, y deberán dejar paso a otros líderes.
Ángel Cornago Sánchez
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